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Una exposición permite una mirada con perspectiva, pausa y conciencia sobre el fenómeno de la migración en Tenerife

Muestra sobre migración en la Universidad de La Laguna

Álvaro Morales

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Seguirá el uso político bochornoso que se está haciendo y de poco servirán, para muchas personas y algún que otro partido, palabras como conciencia, humanismo, solidaridad, reparación histórica o simplemente hambre, miseria, cambio climático, guerra, persecución y hasta esa tan gastada por los que quizás menos la entienden o profesan: libertad. Lo cierto es que, al igual que todo esto seguirá respecto al fenómeno migratorio (con contrarios y derivadas tan dolorosas como racismo, xenofobia, mezquindad, miseria humana, uso de términos como “invasión” o “crisis migratoria” y, por desgracia, un sinfín), siempre vendrá genial que los que realmente saben de esto, los que lo están estudiando desde hace un cuarto de siglo en Canarias (tierra de migrantes per se), aporten de vez en cuando sus luces para pausar, concienciar y echarle perspectiva a algo consustancial con la historia humana: moverse. Es lo que ha hecho, desde el pasado día 11 de este diciembre y hasta el 30, así como del 7 al 29 de enero, el Observatorio de la Inmigración de Tenerife (OBITen) con una exposición en profundidad sobre la evolución de la llegada de migrantes, su salida más o menos rápida o su integración en la Isla desde hace 25 años. 

Bajo la dirección académica y técnica del doctor Vicente Manuel Zapata (que ejerce de comisario) y de Julio Ramallo Rodríguez, la muestra se exhibe en la planta baja de la Biblioteca General y de Humanidades de la Universidad de La Laguna (Campus de Guajara). La propicia también el Cabildo de Tenerife, que impulsó desde el año 2000 la creación del OBIten (que se constituye poco después, en 2001), y permite conocer las características de un fenómeno que se ha intensificado desde finales del siglo XX y que ha hecho que la población foránea en la Isla haya pasado de 66.767 a 246.712 personas entre 2001 y 2025, lo que representa una cuarta parte de sus registros censales en el presente y dos tercios del crecimiento total de sus habitantes entre ambas fechas. Por cierto, con una ínfima procedencia de África, ya que la mayoría procede de Europa y Centroamérica o Sudamérica.

Como reconocen sus propios promotores, “esto ha supuesto un auténtico desafío para la Isla en múltiples esferas, sobre todo a partir de la diversificación de su población y la necesidad, cada vez más evidente, de favorecer las estrategias orientadas a la interacción social ante el reto de la convivencia”. 

Por supuesto, la exposición se detiene a fondo en lo hecho hasta ahora por el Observatorio, “contextualizando y visibilizando sus distintas iniciativas y los variados resultados obtenidos: informes, publicaciones, folletos informativos, videos...”. Además, incluye una parte denominada “el arte de la convivencia”, obra del artista tinerfeño Alfonso Delgado, y contempla, en paralelo, el desarrollo de visitas guiadas, conferencias, diálogos, seminarios y presentaciones.

Los migrantes suponen sólo el 3,7% de la población mundial

La muestra sirve también para aportar perspectiva de tiempo y proyecciones de qué puede pasar en un planeta en alarma por el cambio climático, con un panorama desolador y empeorando de conflictos bélicos y amenazas, con discursos cada vez más racistas que, encima, crecen y tienen refrendo en muchas urnas, con guerras en continentes tan experimentados como Europa y con una población que superó los 8.000 millones de habitantes desde el año 2022 y que, según los cálculos de la ONU, puede alcanzar los 10.000 en 2080. Así y todo, y aunque se sabe de sobra que los flujos migratorios se acentuarán en el futuro (en el fondo, es la historia de la humanidad desde la evolución y expansión del homo sapiens desde África hasta colonizar casi toda la Tierra), la población migrante alcanzaba los 304 millones en 2024, lo que supone el 3,7%. 

Eso es lo que se busca también: aportarle perspectiva a un dato así, que se puede llevar también al hecho de que, por ejemplo, los migrantes en España procedentes de África no llegan al 2%, aunque algunos empleen términos como “invasión”. Eso sí, ese 3,7 supone el doble que el porcentaje de 1990 y, por tanto, irá a más, especialmente con destinos como Europa, América del Norte y Asia Occidental. En especial, y según recalca el OBITen en esta exposición, a países como Estados Unidos, Alemania, Arabia Saudí, Reino Unido, Francia o España, si bien subraya también que “la mitad de las personas que se desplazan por el mundo, lo hacen dentro de sus marcos regionales de referencia”.

La ruta canaria analizada desde la ciencia, no desde las entrañas xenófobas

Evidentemente, la exposición se detiene a fondo en la llamada ruta canaria o atlántica y cómo se ha colado el fenómeno en la agenda pública y con diversas consecuencias en todo el país, pero sobre todo en “ámbitos de pujanza económica y atractivo residencial”, lo que ha hecho que se intente profundizar en el conocimiento de la movilidad exterior en el contexto insular y regional con organismos como el propio OBITen, “uno de los primeros observatorios creados en el país y de los pocos que han permanecido desde su constitución”, que pronto alcanzó un acuerdo de colaboración con la Fundación General de la Universidad de La Laguna.

En este tiempo, se ha centrado en la “promoción y transferencia de la investigación, la realización de estudios especializados, la capacitación con acento técnico, el impulso de espacios de encuentro, reflexión y debate, la difusión de información y documentación relacionada con las migraciones y sus repercusiones, la atención a los medios de comunicación y a todas aquellas personas interesadas en profundizar en las cuestiones que se abordan, el apoyo y la participación en actos y estructuras relacionadas con la migración, así como la cooperación con otros centros de similar naturaleza y objetivos, entre otras”.

Entre otros muchos, ha estado presente, participado y organizado múltiples jornadas, como el I Encuentro de Observatorios de las Migraciones Internacionales de España y Portugal, celebrado en La Laguna en 2007, su Jornada Técnica, que se desarrolla cada final de año desde 2001, o cursos como Claves para comprender las migraciones en Tenerife, que lleva ya cinco ediciones. Asimismo, destacan iniciativas como Juntas En la misma dirección que, a partir del año 2009, intentan “favorecer la gestión de la diversidad cultural y promover los procesos de convivencia social con enfoque intercultural en la Isla” y que deriva, en 2019, en Tenerife vive Diversidad, “el marco estratégico insular de convivencia intercultural”. Por supuesto, ha impulsado numerosos estudio sobre el fenómeno, sobre la transnacionalidad entre Canarias y las regiones meridionales de Marruecos, así como proyectos europeos, como Antirrumores, INVOLVE, ROMED, Puzzled by Police, Snapshots from the Borders, SCORE, NET, entre otros. 

Todo esto y mucho más es lo se exhibe hasta este 30 de diciembre y del 7 al 28 de enero en la ULL, en la biblioteca general y de Humanidades, y conviene no solo visitarlo y aprehenderlo, sino tratar de que lo que se explica se pueda difundir bien para que, al menos, algunos que siguen hablando de “invasión” y simplemente son racistas se les ablande un poco el corazón y la sesera, aunque sólo sea por caridad cristiana en plena Navidad. 

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