El centro de visitantes y la regulación del acceso al barranco de Masca cuestan 704.163 euros más de lo previsto al Cabildo tinerfeño en 2025
El gobierno del Cabildo de Tenerife, conformado por CC y PP, acordó el pasado 3 de diciembre abonar a la compañía pública Tragsa (Empresa de Transformación Agraria) las facturas pendientes de “la continuación de las fases iniciales de la gestión del centro de visitantes de Masca y del sistema de regulación de accesos al camino del barranco de Masca, en el Parque Rural de Teno” (en Buenavista, en el oeste de Tenerife), mediante un reconocimiento extrajudicial de crédito de 856.109 euros, respaldado durante el último pleno insular. Descontado lo ingresado por la compañía desde julio de 2024, esa cifra supone un desfase o sobrecoste de 704.163 euros que todo apunta a que se repetirán o aumentarán en los próximos 18 meses, toda vez que se ha renovado esta prestación y la de guaguas de Titsa.
Todo parte del acuerdo del consejo de gobierno del 3 de julio de 2024, cuando se aprueba un presupuesto de 3,152 millones de euros para estas prestaciones, con un plazo de 17 meses. Hubo un primer pago de 122.661 euros, con una modificación posterior de 151.946. Se había calculado unos ingresos para Tragsa de 3,029 millones de euros y de ahí ese desfase a compensar de 122.661 euros por la diferencia no cubierta.
Al poco, justamente el10 de julio de 2024, la empresa hace un reajuste en el precio de las entradas porque el servicio se confirma como deficitario en 151.946 euros “debido a que, en 2024, sólo se abriría tres días a la semana”. El 12 de julio se autorizaron otros 29.285 euros. Ya en este 2025, se constató la existencia de un desfase presupuestario por importe de 704.163 euros y la necesidad de abonar 856.109 por todas las facturas. El gasto certificado ascendió a 1,81 millones, “financiado parcialmente mediante ingresos recaudados por ventas de entradas por un total de 954.750 euros, y facturándose la diferencia por la cantidad de 856.109 euros”, según consta en el informe oficial. Por tanto, y “una vez deducida la aportación anticipada por el Cabildo, el desfase presupuestario neto se sitúa en 704.163”, por lo que, “en consecuencia, la previsión inicial establecida en el estudio de viabilidad económica no se ha cumplido, resultando necesario autorizar y disponer créditos adicionales por importe de 704.163 euros con el fin de atender el pago de las certificaciones pendientes en la actualidad”.
El pasado 14 de noviembre de 2025, la Intervención del Cabildo sostiene en un informe que “la continuación en la prestación del encargo se ha realizado sin la debida cobertura presupuestaria y sin que se hayan seguido el resto de los trámites previstos en la normativa reguladora de los encargos a medios propios, así como la preceptiva y previa fiscalización del gasto, la cual se entiende omitida”, por lo que no reconoce la obligación, ni tramita el pago ni puede “intervenir favorablemente estas actuaciones hasta que se conozca y resuelva esta omisión en los términos previstos en este procedimiento”, lo que se hace el 21 de noviembre y se ratifica por el gobierno y el pleno en este diciembre.
Un modelo “fracasado” por un déficit estructural y consabido
Para la oposición socialista, se trata de la confirmación del fracaso del modelo elegido por la presidenta del Cabildo, Rosa Dávila (CC), para gestionar el centro de visitantes y las visitas al barranco y playa (con embarcadero para la vuelta, aunque aún a la espera), dado un déficit que ahora sale del bolsillo de todos los residentes en la Isla.
En este mandato, el nuevo gobierno de nacionalistas y conservadores apostaron por controlar las visitas al barranco y la célebre playa de Masca, sobre todo en aras de la seguridad y la conservación de uno de los parajes más bellos de Tenerife, pero que soporta una carga de visitantes muy elevada desde la perspectiva de la sostenibilidad, lo que generaba muchas veces colapsos por la falta de aparcamientos y la gran afluencia de vehículos. Esto hizo, a su vez, que se introdujeran guaguas de Titsa para regular las visitas al emblemático caserío, aunque lo de Tragsa se centró en el centro de visitantes y el barranco, con servicio de guías y pronto auxilio. Sin embargo, el déficit ha sido considerable, de unos 704.000 euros, por lo que podrá repetirse en próximos años.
De hecho, el Cabildo ya le ha hecho un nuevo encargo a Tragsa y a Titsa para la prestación de este mismo servicio durante los próximos 18 meses, desde el 1 de diciembre de 2025 hasta el 31 de mayo de 2027 (final del mandato), lo que, según los cálculos del PSOE, puede suponer otros casi 900.000 euros de sobrecoste. Por eso, los socialistas consideran que “lo que Rosa Dávila denomina ecotasa, en realidad, no lo es, sino unos precios privados que pagan todos los tinerfeños con sus impuestos, frente al modelo que planteamos de cobrar a los turistas una ecotasa por pasar noche en los establecimientos alojativos”.
El PSOE comparte los problemas con la capacidad de carga de Masca, pero no el modelo elegido por Dávila y su rechazo, junto al gobierno regional, a cualquier tipo de ecotasa. En el caso de los residentes de Tenerife, todos tienen que pagar para bajar el barranco, con la excepción de los montañeros, si bien luego se les devuelve el dinero. Los socialistas, sin embargo, consideran mucho más justo, efectivo y lógico que se implante una ecotasa a todos los visitantes que se queden en hoteles, apartamentos u otras alternativas de alojamiento de la Isla para costear estos servicios, que no sean deficitarios y, por tanto, que no lo paguen los tinerfeños y tinerfeñas.
A secretaria insular socialista, Tamara Raya, indica a Canarias Ahora que vienen denunciando esta situación “desde hace tiempo y no entendemos por qué el Cabildo de Tenerife se ha empeñado, una y otra vez, en castigar a la ciudadanía de esta Isla con una doble imposición para lo mismo: por un lado, ya estamos pagando el céntimo del impuesto de Dávila al gasoil o gasolina y, por otro lado, ellos dicen que cobran una tasa a los no residentes por visitar espacios naturales como el barranco de Masca, pero, en realidad, lo pagamos también los residentes, aunque luego lo devuelvan, aunque, al ser deficitario porque no llega con lo recaudado, el dinero lo pone el Cabildo y, por tanto, los tinerfeños y tinerfeñas. Y todo porque se niegan a imponer una tasa o impuesto turístico para sufragar este tipo de gastos con carácter fin alista, para que no lo tengamos que pagarlo los residentes”.
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