Espacio de opinión de Canarias Ahora
Corrupción con vistas al mar en el Puertito de Adeje
Cayo Verres, gobernador de Sicilia del 73 al 71 a.C. explotó su provincia para uso personal. Al menos de eso le acusa Cicerón en Las Verrinas. A su parecer daba a los recursos comunes un uso lucrativo , al privatizar primero, por la vía de los hechos consumados, y por decreto después -tal como se alzan los muros-, lo que era del pueblo, por la vía del derecho -que es como se tejen los puentes.
También Sila, Julio César y tantísimos otros hicieron de lo público su pecunio, por no hablar de lo que se ha apropiado la Iglesia Católica y de lo que se hizo en España en la dictadura dentro de su operación de terror. En Canarias, concretamente, se confiscaron muchos bienes y propiedades privadas cuyo beneficio, como en toda economía corrupta, se concentró en manos de militares, funcionarios y empresarios afectos al régimen. Algunos de sus herederos hoy en día son propietarios de empresas, terrenos y hoteles, de procedencia ignominiosa. Tal ocurrió con aquellas ricas familias propietarias de fincas, reconvertidas ya muchas en urbanizaciones hoteleras; fueron tierras arrebatadas a los guanches y demás aborígenes durante la colonización de Canarias, y entregadas a las familias colonizadoras. A unos y otros no se les ha hecho nunca justicia con la devolución de la tierra a sus propietarios y al pueblo.
Luego hay un grado muy superior de corrupción, la del imperialismo genocida, la de todo un estado como Israel y los demás estados -instigadores, beneficiados y secuaces-, contra el aciago pueblo palestino; pero abordar esta llevaría mucho más tiempo y merece cuidada dedicación. Merece un himno homérico, un salmo, una letanía; amerita el honor de lo poético, un canto épico a una infancia en los huesos, disputada sin piedad a la vida; o un canto fúnebre al eterno dolor de madres y padres gazatís.
Aristóteles en La Política (Πολιτικά) habla de la corrupción (φθορά, ‘phthora’), como una especie de desnaturalización, desviación de la virtud -¿y eso qué era?-, en la que se abusa de la autoridad para beneficio personal, y es la ‘demagogia’ (δημαγωγία) -un tipo de φθορά- la degeneración de la democracia. ¿Nos suena?
En realidad los ejemplos que podríamos poner son infinitos, por desgracia, pero la referencia clásica tal vez nos sirva para darnos cuenta de lo poco que como sociedad -en lo ético y en lo estético- hemos evolucionado a pesar de los siglos transcurridos desde la antigua Sicilia, ese otro paraíso isleño, de rugido volcánico y laderas tiznadas, donde la ley del silencio se impone entre los habitantes atemorizados por las mafias y/o gobernantes, los más, chantajeados muchos, y sobornados otros tantos.
Como canaria y tinerfeña, miembro del Tagoror Permanente Rotativo para la defensa del Puertito de Adeje, junto a otras personas de este colectivo, hondamente preocupadas por el destino de este espacio de valor incalculable, no vengo a referir aquí, con el apoyo de estos antecedentes históricos, los casos de corrupción del panorama político nacional, a la que los medios ya dan suficiente cobertura. Me referiré a la tan habitual en las islas, concretamente en el suroeste de Tenerife, denunciada por muchos colectivos en RRSS, y algunos medios periodísticos y radiofónicos, preocupados por el caso de Cuna del Alma. Sin embargo la prensa escrita canaria y nacional poco espacio han hecho a un escándalo, que como en la canción rafaelina, ya es una rutina pero es más fuerte que un volcán. Los volcanes rugen, como la marabunta por el bosque, pero estallan antes o después.
Para ello, fiel a lo clásico, seguiré pidiéndole auxilio a la matriz lingüística, y recurriré, en este caso, a la etimología latina con el fin de quitarle los pañales y dejar un poco en cueros a la palabra en cuestión: corruptio. Está compuesta de cum (con, junto) y rumpere (quebrar, hacer estallar), significa acción y efecto de destruir o alterar globalmente por putrefacción -¡ojo!-, también acción de dañar, sobornar o pervertir. Qué interesante y fecundo me parece el campo de las etimologías, no sembrado de amapolas o cardones, tabaibas y viborinas, pero sí sembrado de verdad, igual que estas, con raíz honda capaz de aferrarse a las laderas del lenguaje y de la memoria, como se aferran aquellas a las laderas de los barrancos del sur, mientras las palas de la promotora del señor Filip Hoste las arrancan para el fraudulento proyecto de Cuna del Alma. Después las trasladan a una huerta -operación greenwashing- donde las siembran no sé con qué fin. ¿Tal vez para los jardines privados de las villas de lujo de más de 1.000.000 euros que pretenden construir para millonarios europeos?
Lo cierto es que la corrupción, según infinidad de pruebas y testimonios, está bien abonada en este espacio de la isla. Aquí las costas han sido ampliamente colonizadas por malas hierbas: el ufano hormigón, ensoberbecidos hoteles y kilométricas aceras que, desorientadas ladera arriba, se pierden envejecidas como Penélope, sobre lo que fueron frondosas plantaciones de plátanos, a la espera del taconeo de hipotéticos turistas futuros que, al atardecer, rumbeen hacia los restaurantes, apiñados como ristras de chorizo frente al mar.
Son muchísimos los incumplimientos -según las investigaciones hechas por diversas personas científicas, ambientólogas, biólogas, historiadoras, geógrafas, arqueólogas, abogadas...-, mas señalaré aquí solo tres tipos de ellos, aclarando que los responsables directos e indirectos de unos u otros incumplimientos son la promotora (Cuna del Alma S.L. / Andreas & Partners S.L.), el Ayuntamiento de Adeje, el Gobierno de Canarias (Dirección General de Patrimonio Cultural) y el Cabildo de Tenerife.
1. Destrucción de hábitat protegido sin evaluación adecuada. Eliminación de especies protegidas como la viborina triste y afección a hábitats prioritarios de la Red Natura 2000, sin contar con las autorizaciones ambientales necesarias o ignorando su existencia.
2. Inicio de obras sin arqueología preventiva efectiva. Daño o destrucción de yacimientos arqueológicos y etnográficos (como el yacimiento del barranco del Agua), sin respetar el procedimiento de vigilancia arqueológica obligatoria.
3. Sin licencias ni permisos de Costas. No tenemos constancia de que dispongan de permiso de Costas ni licencia urbanística para ejecutar las obras de la zona pegada a la playa.
Para ir finalizando el relato, no entraré en los numerosos y vergonzosos casos de corrupción -al modo de Verres- que se denuncian a diario en las redes sociales y que se atribuyen a la mayor autoridad municipal y su red clientelar. Lo que me pregunto es cómo es posible, en un estado de derecho, que todo esto no salte a la prensa nacional y lo investigue la fiscalía anticorrupción; ya que las autoridades canarias parecen no ver indicios de nada, a juzgar por el avance de las obras de destrucción patrimonial del Puertito de Adeje. Praevaricari en latín tardío significaba “estar en connivencia un juez con una de las partes, faltar al deber y a la función, torcerse, desviarse…” La etimología latina se basta sola como una vara. Vara, como nuestro variscazo, procede de la misma raíz de prevaricar. Ironías del lenguaje.
Sí denunciaré explícitamente la injusticia que se está cometiendo contra el señor Galindo, un pescador canario y adejero, de 81 años, aquejado diversas patologías, a quien la Junta de Compensación, dentro de su propio ayuntamiento, le ha expropiado su almacén, antiguo empaquetado de El Puertito, por el que le ofrecían antes la insultante cantidad de unos 12.600 euros, según sus propias declaraciones en Radio San Borondón, y unos 20.000 euros ahora, según últimas noticias. Se trata de un almacén incluido en la protección patrimonial histórica de la zona, por tanto no tiene precio. Almacén que debería ser un Aula Marina dentro del Museo de Sitio de La Historia y La Naturaleza de Tenerife. Este es un proyecto sostenible realmente alternativo a la macrourbanización Cuna del Alma, elaborado por Víctor Martín, coordinador del grupo de investigación de la Universidad de La Laguna GISAS.
En definitiva, el ayuntamiento arrebata a una familia su salón de valor patrimonial y se lo entrega a la promotora de un extranjero europeo, belga, que especula en nuestra isla desde hace 20 años y que trabaja para otras dos familias millonarias belgas. Esto lo ha hecho el Consistorio adejero a un conciudadano octogenario canario al que le asiste la verdad pero no el aparato corrompido -rumpere- que debería protegerla.
Tras numerosas generaciones, el traidor Mencey Pelinor, antagonista del noble y legendario Ichasagua, parece haber dejado una huella majadera en el mapa genético de este territorio isleño. Hagamos que la memoria del segundo nos fecunde los corazones.
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