La Inteligencia Artificial es de derechas, etnocéntrica y hollywodiense

“En todas las culturas, la familia es un espacio donde se forman lazos emocionales profundos. El amor y el apoyo mutuo son valores fundamentales que trascienden fronteras”. A finales del mes de enero empecé a impartir una asignatura optativa en el Grado de Sociología, Sociología de la Familia. Tras una primera introducción, algunas clases mías y la recomendación de varias lecturas, estaba preparando una tarea, planteando una serie de preguntas al alumnado, como, por ejemplo, la de qué hay en común en todas las familias y qué varía en función de cuestiones como la cultura/etnia, la clase social o el paso del tiempo.

La irrupción de la Inteligencia Artificial ha hecho que el profesorado universitario tenga que lidiar con un hecho: cuando le planteas una serie de preguntas al alumnado, para que la responda en base a los textos recomendados y lo aprendido en clase, siempre habrá quien, en vez de hacer eso, se lo pregunte a la Inteligencia Artificial y te presente esos resultados como fruto de su trabajo. Así que, por curarme en salud, tras redactar mis preguntas se las planteé a la Inteligencia Artificial a ver qué me contestaba.

Los jóvenes tienden a pensar que la Inteligencia Artificial, que es capaz de sintetizar todo lo que está en Internet, que, a su entender, es todo el conocimiento humano, es capaz de darte las respuestas “correctas”, porque para cada pregunta que alguien se puede plantear siempre hay una respuesta correcta (y parece que sólo es una). Al plantear mis preguntas a ChatGPT me he dado cuenta de que si mi alumnado me da esas respuestas obtendrían un 6 en algunas preguntas, un 4 en otras y otras posiblemente un 0.

La inteligencia artificial es de derechas. A mí me consta que en Internet pueden encontrarse, además de los planteamientos de corrientes críticas que abogan por la abolición de la familia, por ejemplo, las obras completas de Marx y Engels. En 1848, Engels escribió “El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado”, donde plantea, entre otras cuestiones, la idea de que la familia burguesa es un mecanismo en el que, mediante el control de la sexualidad de las mujeres, los varones se garantizan quienes son descendientes para así legarles su herencia.

Que la familia, mediante la herencia, contribuye a reproducir la estructura de clases, no es una idea revolucionaria e izquierdosa, sino algo que puede encontrarse en cualquier manual de Sociología. Y lo que dice ChatGpt es algo tan aséptico como: “Históricamente, las familias han sido unidades económicas que se apoyan mutuamente, ya sea a través del trabajo conjunto o del cuidado de los recursos.”

Líbreme Dios de querer adoctrinar a mi alumnado, pero creo que es necesario que éste conozca las distintas posturas sobre un tema. Al igual que en el estalinismo se eliminaba de las fotos oficiales a quienes habían caído en desgracia, en la inteligencia artificial se borra del panorama intelectual las corrientes que han caído en desgracia. Puede usted estar en desacuerdo con lo que dijeron Marx y Engels, puede usted decir que hoy en día, en general, han caído en desgracia. Pero decir que no han jugado un papel fundamental en la configuración del panorama intelectual que vivimos en la actualidad es sesgar la realidad.

La Inteligencia artificial es etnocéntrica. Cuando le pregunto por universales culturales, es decir, rasgos que se dan en todos los países y culturas en relación con la familia, me contesta: “La responsabilidad de cuidar a los miembros más vulnerables, como niños, ancianos y personas con discapacidad, es un principio común en todas las sociedades”. Sonamos. En 1996 Hillary Clinton publicó el libro It Takes a Village: And Other Lessons Children Teach Us, en el que parafraseaba lo que considera un proverbio africano: “It takes a tribe to raise a child”, es decir, hace falta un pueblo para criar a los hijos. La idea que se planteaba, en la línea del Black Pride, es que lo común en las sociedades africanas era que fuera toda la tribu la que colaborara en el cuidado de niños y ancianos.

En Canarias, al igual que en muchos otros lugares de España, en el cuidado de mayores y niños, hasta antes de ayer, colaboraban vecinos, abuelas y tíos, no era que algo que se redujera tan sólo a la familia nuclear. Desde antes de ayer, tanto en España, como en Suecia, Alemania o Francia, posiblemente no en los USA, se asume que “el pueblo” ha de colaborar para cuidar a los niños y ancianos, creando recursos públicos como guarderías, centros de mayores, ayudas a domicilio y cosas por el estilo. Claro que, ya sabemos, Clinton fue la candidata que perdió las elecciones frente a Trump, que en su segundo mandato se apoya en los señores del tecnofeudalismo que están detrás de la inteligencia artificial.

La inteligencia artificial es hollywodiense (o Disneyficada)