El Aguere Cultural ya sopla cuatro velas
2.200 metros cuadrados de cultura. Con un claro corte underground, pero en los que tienen cabida casi todas las propuestas que respondan a un mínimo de calidad y soporte promocional. El Espacio Cultural Aguere, situado en una de las arterias principales de la ciudad de La Laguna (Calle Herradores) celebra el 17 de octubre su cuarto aniversario, y lo hace además integrado en el desarrollo del encuentro anual Aguere Music Festival, uno de los marcos de sonidos urbanos destacados de la escena canaria. Cuatro años, 1.465 días en los que han sucedido casi de todo en sus instalaciones. Música, cine, teatro, danza, monólogos, presentaciones de libros, encuentro de asociaciones y de colectivos artísticos, charlas... y fiesta, mucha fiesta. El Aguere Cultural se prepara para soplar sus primeras cuatro velas, y lo hace subiendo en el escenario a El Veneno Crew, Dadda Wanche Feat Dj Arrocín y Material de Contrabando.
En este tiempo, desde que abriera sus puertas de manera oficial en la celebración de la edición de 2011 de la Noche en Blanco de La Laguna, el espacio regentado por Fernando Jiménez se ha convertido en un marco vital para la cultura alternativa no sólo de Tenerife, sino del resto del territorio regional. En la isla del Teide, el Espacio Cultural Aguere funciona actualmente como el epicentro de lo que se entiende como movimiento artístico independiente; decenas, cientos de proyectos musicales y teatrales (entre otros) han encontrado en este espacio de la Ciudad de Los Adelantados el escenario perfecto para mostrar unas propuestas artísticas que en muchas ocasiones encuentran difícil acomodo.
Pero hasta esta sala multiusos lagunera llegan también numerosas propuestas desde otras Islas. Al igual que ocurre en Gran Canaria con locales como el Papper Club o el Mojo Club, que funcionan como el punto de encuentro para propuestas sobre todo musicales que llegan desde distintos puntos del Archipiélago, sobre el Aguere Cultural tienden sus esperanzas la amplia mayoría de proyectos de otras Islas que quieren llegar hasta Tenerife para hacerse oír y dejarse ver.
El Aguere Cultural es, hoy por hoy, un elemento vertebrador de vital importancia para la ciudad de La Laguna. Sus instalaciones, de las más voluminosas de estas características en todo el territorio nacional, también sirven como centro logístico para los ensayos de esas mismas propuestas que luego son llevadas a cabo ante el público. Además, con el paso del tiempo y merced a una decisión clara desde sus inicios, ha sabido mimetizarse con el entorno y entablar alianzas con las instituciones culturales y públicas de La Laguna, en una sinergia en la que la suma del todo, los apoyos puntuales y la disponibilidad por el bien común han posibilitado que durante los últimos cuatro años, coincidiendo también por una apuesta decidida por la Cultura desde el Ayuntamiento lagunero, se haya vivido uno de los periodos más hermosos y de mayor efervescencia en cuanto al movimiento artístico se refiere. Y todo cuando las artes, quizás más que en cualquier otro sector, han sufrido de manera notable las consecuencias de la crisis económica.
Situado en el número 47 de la céntrica Calle Herradores, esta caja escénica ocupa ahora el mismo espacio en el que durante muchos años funcionaron los Multicines Aguere. De las cuatro salas de proyección de entonces, dos se han reconvertido en salas de conciertos y las otras dos en espacios multifuncionales. La más utilizada es la sala 1, con capacidad para algo más de 300 personas de pie por la que durante estos cuatro años han pasado casi la totalidad de formaciones musicales de Tenerife y un amplio margen del resto de Canarias. Como contrapunto está la sala 4, que puede dar asiento a algo más de 450 personas y que durante este tiempo ha sido utilizada principalmente para monólogos o actuaciones musicales de gran formato como la de Los Sabadeños.
Según Fernando Jiménez, “era necesario para el municipio, que es Ciudad Patrimonio, tener un espacio cultural consolidado”. Después un inicio en el que sólo el empuje privado y apoyos puntuales del Ayuntamiento lagunero fueron el sostén para mantener las puertas abiertas, las instituciones públicas se han dado cuenta poco a poco del enorme valor y la insustituible aportación que ofrece el Aguere Cultural y, de esa manera, la implicación de las entidades como el Cabildo insular en la supervivencia del espacio ha ganado cuerpo.
La filosofía de este negocio ligado a las artes ha sido desde el principio la de crear el marco necesario para toda esa cultura de base que suelen tener poco margen de maniobra, tanto por la escasez real de otros escenarios independientes como por la imposibilidad generalizada de actuar en otros grades teatros. “Cubrimos un segmento de la cultura quizás más complicado que el convencional, pero muy necesario”, afirma Jiménez.
Durante estos cuatro años se han llevado a cabo más de 400 conciertos y más de 100 representaciones teatrales, además de convertirse también en un espacio común para las proyecciones cinematográficas. La Filmoteca Canaria lo ha tomado como base para parte de sus proyecciones en Tenerife.
Dentro de un proceso natural de expansión, este enclave lagunero se ha convertido también en un punto de referencia para los grupos que llegan desde la Península. Artistas como Mucho Muchacho, Javier Vargas, Tokyo Sex Destruction, Pedro Guerra y tantos otros han pasado por el Aguere Cultural y completado noches intensas e históricas, con llenos absolutos y recuerdos impagables tanto para los seguidores como para los propios artistas.
En este largo e intenso recorrido destacan noches como las vividas en el mes de febrero de 2014, cuando los legendarios Ataúd Vacante celebraron sus primeros 30 años de vida con dos jornadas de conciertos inolvidables. Lo que estaba programado para una sola presencia sobre el escenario se tradujo innegablemente en dos sesiones ante la avalancha de seguidores que querían ver otra vez en directo al combo de punk-rock formado por Fafe, Silver, Manuel y Pistol. Ellos a la largo de su intermitente carrera artística han creado algunas de las canciones más celebradas dentro del rock canario. Aquellos dos días, 14 y 15 de febrero, quedaron para la memoria colectiva como sendas jornadas de encuentro de generaciones (sus veteranos seguidores y los más jóvenes) y un resurgir de emociones a ritmo de rock and roll en el que cada estribillo rememoraba alguno de los pasajes más grandes de la cultura alternativa en Canarias. Esa reaparición intensa y certera de Ataúd Vacante funciona en este caso sólo como un ejemplo de las tantas noches de pura vida escénica que se han vivido en el Espacio Cultural Aguere.
Uno de los grandes logros de sus regentes es dar a los visitantes, tanto la parte activa como la pasiva (músicos y público) un trato familiar que hace que muchos se sientan como en casa. Los grupos, por norma, no dudan en repetir presencia si fuera necesario y la afluencia humana ha ganado en presencia de manera notable con el paso de los años, de tal manera que ya no sólo se trata de un espacio para los conciertos y las representaciones en directo, sino, además, de una plataforma de encuentro social donde todas las partes se fusionan en un clima en el que diversión y la proyección y creación de nuevas ideas artísticas van casi de la mano. Desde este punto de vista, el Aguere Cultural es también un nido de experimentación en el que encuentra sustento buena parte de la cultura alternativa de Tenerife.