La tumba redescubierta por españoles en Luxor pertenecía al nubio Nisemro

Tumba de Nisemro en Luxor

Efe

La Laguna —

La tumba que expertos españoles redescubrieron el pasado año en la ciudad arqueológica egipcia de Luxor data de la dinastía XXV, de aproximadamente el año 710 antes de Cristo y fue construida para el alto funcionario nubio Nisemro, dijo este martes el egiptólogo Miguel Ángel Molinero.

Durante la presentación de los últimos hallazgos en la tumba TT209, en Luxor, Miguel Ángel Molinero, profesor titular de egiptología de la Universidad de La Laguna que dirige la campaña, explicó que Nisemro era de la primera generación de nubios que conquistaron Egipto, del que formaban parte como región y que hacia el año 730 conquistaron.

Molinero recordó que su interés por esta tumba comenzó en 2006 y la información era escasísima, ya que hasta los habitantes de la zona conocían en lugar como la puerta de Mond, por el químico británico Robert Mond, quien financiaba excavaciones en Egipto a comienzos del siglo XX.

La tumba está en un wadi o barranco seco, un emplazamiento muy raro, reconoció Molinero, quien añadió que la documentación más importante que se tenía la había realizado el arquitecto Dietheln Eigner en la década de los años 70 del siglo pasado, y que se realizaron reptando y no excavando.

La construcción es verdaderamente “monumental” y la parte más llamativa desde el punto de vista histórico tal vez sea el descubrimiento de la verdadera cronología y la atribución del propietario de la tumba, dijo el arqueólogo.

“El que entra primero”

Hasta fechas recientes de decía que el propietario era Seremhatrekhyt, pero se trata de la denominación de un cargo administrativo, no del nombre de quien ocupa la tumba, afirmó Miguel Ángel Molinero.

Las inscripciones de la puerta dicen que la tumba la ocupa “El que entra primero” o “El que entra de frente”, algo que sólo está documentado en otra tumba, y por debajo figura el nombre de Nisemro, que es un término egipcio.

El arqueólogo señaló que al descubrimiento anterior se une otro relieve en el que el propietario de la tumba aparece con la cabeza cubierta con un casto que era utilizado solo por los nubios, de modo que por el emplazamiento, el nombre y las citadas características los investigadores no tienen duda alguna de que se trata de un nubio de la primera generación de conquistadores de Egipto.

Miguel Ángel Molinero indicó que en torno al 730 la antigua provincia egipcia conquista la metrópoli y comentó que si bien se creía que entre los años 650 y 550 los egipcios habían mirado hacia su pasado para usar el arte antiguo como modelo, al igual que sucedió en el Renacimiento europeo con el arte romano, lo que se ve ahora es que fueron los nubios quienes iniciaron ese movimiento, conocido como renacimiento saíta.

Con motivo de las excavaciones que desde 2012 el equipo dirigido por Miguel Ángel Molinero realiza a unos 700 kilómetros al sur de El Cairo, se han localizado construcciones que forman parte de la tumba en el exterior, en lo que representa un complejo mucho mayor y que en gran parte está en superficie.

La tumba TT209 no es de las construcciones más grandes porque fue una de las primeras en construirse en ese periodo, y si bien cuando comenzaron las excavaciones se creía que no tendría más de cien metros cuadrados, ahora se ha comprobado que sólo en superficie tiene más de 400, mientras que en el subterráneo supera los 125 metros cuadrados.

La campaña de este año ha finalizado frente a una puerta que está en la pared oeste, cuya existencia se desconocía, y tras ella continuarán los trabajos a partir de abril para saber a qué da acceso, declaró Miguel Ángel Molinero.

El periodo en el que se construyó esta tumba se conoce como de decadencia, algo que no era en realidad así, señaló el arqueólogo, quien opinó que tal vez recibió ese nombre porque fue la época en la que Egipto, en lugar de conquistar era conquistado e incluso invadido y por ello no despertaba mucho el interés de los egiptólogos.

La TT209 tiene enfrente una tumba de más de 2.500 metros cuadrados, con lo que no era exactamente un periodo de decadencia, concluyó Molinero.

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