Calaf reivindica el papel del periodista comprometido en un panorama donde reina la superficialidad
La excorresponsal de TVE Rosa María Calaf y la reportera freelance aficanda en Costa de Marfil Gemma Parellada reivindicaron en Casa África el papel del periodismo como herramienta comprometida con la realidad para que la ciudadanía conozca lo que ocurre en el mundo, una pretensión que contrasta con la situación actual del panorama informativo. Bajo el título Periodismo y compromiso, ambas periodistas compartieron su visión del mundo y de los medios en un encuentro que se enmarca en el ciclo de conferencias África es noticia.
Calaf puso en valor la función de los periodistas, quienes deben convertirse en intermediarios entre la realidad y la ciudadanía para que esta conozca la verdad y pueda construirse una opinión con todos los elementos sobre la mesa. Unas pistas que deben guiar a los receptores para que se hagan preguntas y no se resignen a lo que ofrecen los medios de comunicación. “Hay que ser escépticos, tanto en la guerra como en la paz”. Ejemplificó esta premisa con un tema candente, el de los refugiados procedentes de Siria: “¿Por qué sucede esto? ¿ Por qué están llegado ahora a Europa después de dos años hacinados en Turquía y Jordania? ¿A quién beneficia todo esto?”. Y prosiguió con la extensa cobertura de la gozaron los últimos atentados de París: “¿Por qué no se habló de los 102 muertos de Ankara o de los atentados en Kenia? ¿Qué ha pasado con las niñas secuestradas por Boko Haram?”
“¿Cómo se puede contar lo que pasa en el mundo en un minuto?”
Para la exreportera algunos obstáculos a la capacidad crítica son la aceleración e inmediatez de las noticias, características que unidas al bombardeo emocional impiden al ciudadano digerir tantos datos. “El culto a la inmediatez, al impacto, a la superficialidad van en la misma dirección: a hacernos creer que estamos informados porque le damos al clic y nos aparece un tema detrás de otro”. Sin embargo, tras estos temas no hay análisis ni capacidad de reflexión. “¿Pero cómo se puede contar lo que pasa en el mundo en un minuto?”, inquiere Calaf y agrega que los sucesivos recortes que han sufridos los reportajes televisivos han obligado al destinatario a conformarse con pinceladas de la realidad.
Por ello, destaca la importancia de la celebración de este tipo de encuentros que suponen una manera de “desengancharse” de la pantalla y de estar “en alerta”. De este modo, las personas pueden reaccionar y “no tragarse lo que escupen las pantallas”. Unas pantallas que en muchos casos invaden indiscriminadamente de noticias y que, según Calaf, “no hacen una criba de lo que es tóxico y lo que no”.
Ante este panorama, estar bien informado se ha convertido en una tarea complicada y que requiere un alto grado de esfuerzo. La periodista de TVE considera que hay millones de personas que no lo hacen y que, posiblemente, no sepan que deben hacerlo. Detrás de esta desinformación se encuentran aquellas empresas con voluntad mercantil que aspiran a que las personas solo consuman y, aquellas que pretenden que la sociedad desconozca e ignore. De esta manera se anula la capacidad de reacción de las personas y así no complican “el enriquecimiento de algunas empresas y grupos”. En este punto, es donde debería entrar en juego la labor los medios de comunicación para contar la realidad con todas sus aristas.
Rosa María Calaf subraya que los medios pueden hacer un mal uso de su responsabilidad a través de la manipulación de las palabras o silenciando determinados temas. “Hay grandes crisis olvidadas, como el de las personas a las que les violan los derechos humanos o los que viven en la pobreza”. Y enfatiza que los periodistas deben “hacer visibles aquellos temas invisibles”.
Una de las grandes olvidadas en los medios de comunicación es África. Un continente con 55 países y múltiples étnias, que se percibe desde Occidente como un todo y que solo llega a las páginas de los diarios cuando ocurre una gran catástrofe. Sin embargo, Gemma Parellada hace hincapié en que África está presente en nuestra vida cotidiana, en casi todos nuestros gestos, “tenemos diferentes trozitos de África en nuestras vidas”. Y enumera los diamantes, el cacao, la madera o el petróleo.
Uno de las crisis más cruentas y, al mismo tiempo, silenciadas en los grandes medios es la guerra del Congo, que hasta la actualidad ha acabado con la vida de cinco millones de personas. Un conflicto en un país olvidado, y que paralelamente, surte, gracias a sus rebosantes minas, a la tecnología que usamos a diario. Parellada especifica que uno de los minerales, el coltán, se encuentra en los móviles, ordenadores y hasta en armamento militar y equipos médicos. Sin él, esta sociedad tecnológica no funcionaria: “Sin Congo no habría WhatsApp”, subraya. Es por ello, que se ha convertido en un mineral estratégico al que se le acusa de estar detrás de la guerra que asola el país. Parellada apunta que la Unión Europea ya ha puesto sobre la mesa una regularización de la entrada de coltán en Europa y que en las próximas semanas cada estado miembro deberá decidir su posición. La reportera añade que en nuestro continente hay 880.000 empresas compradoras de coltán.
En esas aproximadamente tres mil minas, que forman agujeros profundos en medio de la selva, comienza el largo trayecto que recorrerán unas diminutas piedras negras hasta llegar a nuestras manos en forma de un móvil inteligente. “El mercado global comienza aquí, con Kambale (un minero) midiendo la calidad del coltán con botes de tomates”.
Al igual que Calaf, Gemma Parellada defiende un periodismo alejado del espectáculo y tiene que preguntarse qué está pasando y por qué, ya que esa es la “esencia del periodismo”. “Hay que conocer a todas las partes porque detrás cada banda y víctimas hay una realidad compleja”. Asimismo, arremete contra las campañas de solidaridad protagonizadas por famosos que acuden a países africanos a prestar su imagen y resalta que una de las maneras de ayudar es informarse.