Canarias, la sexta comunidad en número de adopciones en China

La Comunidad Canaria, con 124, fue en 2006 la sexta en toda España en número de adopciones en China. Nuevos requisitos exigidos por el gigante asiático para la adopción internacional desde el 1 de mayo dan prioridad a los matrimonios heterosexuales jóvenes con alto nivel de estudios e ingresos y perjudican a solteros, homosexuales, obesos y mayores de 50 años, entre otros colectivos.

En España, Cataluña, con 354, (y Barcelona, la primera de sus provincias) encabezó en 2006 la lista de Comunidades Autónomas por número de adopciones en China, seguida por Madrid (272), Andalucía (245), Comunidad Valenciana (195), Galicia (154), Canarias (124), Castilla y León (112) y País Vasco (83).

Entre las que menos menores adoptaron en China están Extremadura (23), La Rioja (13), Asturias (11), Ceuta (1) y Melilla (3).

Aunque la Ley General de Adopción (1992) no cambió, según destacó el Ministerio de Asuntos Civiles, el Centro Chino de Adopciones (CCA), encargado de su aplicación, impuso nuevos criterios para la idoneidad, que se filtraron en 2006 durante su examen por la Asamblea Nacional Popular (ANP, Legislativo).

El director del CCA, Xing Kaimin, explicó para defender las nuevas exigencias que con menos niños para adoptar, se buscan las mejores familias posibles, proteger los intereses de los huérfanos y acortar el tiempo de espera a los solicitantes más cualificados.

La representante en China de la Entidad Colaboradora en Adopción Internacional (ECAE) “Piao”, Cristina Escudero, explicó que “los nuevos requisitos marginan a las personas con problemas de salud y a las familias sin estudios, ya que como mínimo ambos cónyuges habrán de tener bachillerato o formación profesional”.

Entre los impedimentos de salud destacan enfermedades como el alcoholismo y la depresión y aunque no se establecen grados, “sí se exige un límite de masa corporal”, afirmó Escudero.

Patrimonio superior a 80.000 dólares

Las familias solicitantes deberán contar con un patrimonio superior a 80.000 dólares (unos 58.600 euros) y presentar ingresos que permitan cubrir con al menos 10.000 dólares anuales (unos 7.300 euros) a cada miembro de la familia, incluido el niño a adoptar.

A juicio de la ECAE “Piao”, los nuevos criterios son “muy materialistas” y “no garantizan que vayan a ser las mejores familias las que adopten”.

Otras fuentes destacan que será más fácil que cumplan los criterios económicos las parejas, por ejemplo, de EEUU, el otro país que encabeza, junto con España y Canadá, las adopciones de chinos.

La nueva criba rebaja las posibilidades de adopción para las personas solteras, aunque no las descarta, y corta el único cauce por el que hasta ahora los homosexuales adoptaban niños chinos.

El CCA no permite adoptar a homosexuales, a los que considera en su página web “personas con desorden mental”, mientras que la ley china sólo reconoce el matrimonio entre un hombre y una mujer, con lo que el matrimonio homosexual está descartado para la adopción.

Para alcanzar la “idoneidad” que España concede y que China exige, los solteros aspirantes a padres de un menor chino están obligados a añadir a la documentación una declaración ante notario en la que afirman su “heterosexualidad”, paso suficiente para superar el “filtro” chino al respecto.

Esa vía, utilizada por homosexuales solteros para adoptar en China, queda ahora cortocircuitada con los nuevos requisitos que dificultan la adopción a personas célibes, o a casadas menos de un lustro tras un divorcio.

España, donde está permitida la adopción por solteros y está legalizado el matrimonio homosexual, es el segundo país que más menores adopta (tras EEUU), más del 95% niñas, con las peticiones de adopción en China en aumento.

Muchas niñas huérfanas “adoptables” (en China hay muchos menores marginados que no lo son) fueron abandonadas en zonas rurales donde aún se considera más “beneficioso” un varón, pero la permisividad de Pekín ante un segundo hijo en el campo, si el primero es niña, redujo los abandonos.

Además, la adopción nacional aumenta con el cambio de la sociedad y la desaparición de las reticencias de integrar en la familia a alguien que no es de la misma sangre.

La política de un solo hijo y el desarrollo económico también influyen en el descenso de “menores adoptables” que deben proceder de los orfanatos de la red del CCA, excluidos a los que acogen niños enfermos o incluso hijos de padres ajusticiados.

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