Más de cien alegaciones contra la canalización del barranco de La Ballena y un nuevo rascacielos en Guanarteme

Tractores y obreros trabajan retirando escombros y, al fondo, bajo la casa amarilla, se aprecia el Barranco de La Ballena.

Toni Ferrera

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La actuación urbanística que prevé seguir canalizando el Barranco de La Ballena, crear un espacio libre y levantar dos edificios de once y cinco plantas, respectivamente, en Guanarteme (Las Palmas de Gran Canaria) ha recibido un aluvión de alegaciones alertando de más gentrificación, especulación y colapso de los servicios públicos en un barrio en claro peligro de extinción.

El expediente de la intervención (AD-08) salió a consulta pública a principios del año pasado y está cada vez más cerca de recibir la aprobación definitiva. Hace unos días, el Ayuntamiento de la capital grancanaria resolvió la totalidad de las alegaciones presentadas durante el proceso, adjudicó la actuación a la empresas Almacenes Guanarteme SL y estableció el sistema de concierto para la ejecución de la misma (propietarios privados asumiendo el rol de urbanizador y gestor del suelo).

El Consistorio capitalino recibió 119 alegaciones al respecto. De ese total, extrajo 94 solicitudes-tipo, de las cuales solo estimó once, desestimó cincuenta y declaró improcedentes 33.

Las alegaciones estimadas fueron las relativas a las peticiones de copia del expediente, nada más. Luego hay un buen puñado de solicitudes desestimadas que tenían que ver, entre otras cosas, con la identificación incorrecta del barranco (la Corporación reconoce que hace mal al catalogarlo como Barranco de Guanarteme en lugar de La Ballena, pero que prefiere dejarlo así para no generar confusión con el PGO del municipio, donde está nombrado de la misma manera), la legalidad de la actuación, para la que no cabe ninguna duda en el Ayuntamiento, o algunos aspectos formales del procedimiento, siempre defendidos por el Consistorio.

Y, por último, un total de 33 solicitudes-tipo que fueron declaradas improcedentes porque no se referían, según la Corporación de Las Palmas de Gran Canaria, a las “determinaciones, ámbitos o preceptos” del acuerdo de la Junta de Gobierno del pasado 14 de diciembre de 2013 que dio luz verde a la iniciativa urbanística.

Esas alegaciones son las más duras contra el mencionado expediente al mostrar una oposición frontal de los vecinos de Guanarteme contra la canalización del Barranco de La Ballena y la construcción de grandes edificios por todo lo que ellos creen que conlleva: renovación urbana, especulación y expulsión del barrio en el que han estado toda su vida.

José Antonio Moreno, vecino de la localidad, indica en su escrito: “Las modificaciones del cauce y canalizaciones del Barranco de La Ballena para permitir el esponjamiento urbano, esto es, construir más alturas en los edificios con un supuesto objetivo de aumentar el parque inmobiliario de la ciudad, se contradice con los propios usos y dotaciones que están teniendo esos edificios, destinados en gran parte a la vivienda vacacional, a locales comerciales y a la venta de pisos por cantidades que difícilmente pueden ser asumidas por la población local”.

Sara Lía Suárez, también residente en Guanarteme, agrega: “Esta situación está llevando al colapso del barrio, que ya a día de hoy cuenta con una densidad de población de, aproximadamente, 35.000 habitantes por kilómetro cuadrado, con la consiguiente afectación de los servicios públicos vecinales, de la masificación de los espacios públicos y de los impactos negativos que está teniendo en el medioambiente”.

Esta es una constante entre las alegaciones declaradas improcedentes por parte del Ayuntamiento de la capital grancanaria. Vecinos quejándose de los impactos que esta iniciativa tendrá y el Ayuntamiento respondiendo que se trata de un proyecto recogido en el planeamiento urbanístico del municipio desde el año 2000, incluido dentro de la ordenación de todo el ámbito que abarca desde Plaza América hasta el Paseo de Las Canteras, y que “así se ha mantenido a lo largo de más de veinte años”.

La citada actuación forma parte de un conjunto de intervenciones (AD-07, AD-08, AD-09, AD-12, AD-13, AD-14, AD-15, AD-16, AD-17 y AD-25), algunas ejecutadas y otras en vías de hacerlo, que busca una “importante liberación de suelo para dotaciones y viales” en el barrio de Guanarteme, reduciendo drásticamente la ocupación horizontal (a base, en parte, de expropiaciones), pero elevando la altura de los edificios con el objetivo de lograr una “evidente recualificación” del área.

Entre las obras proyectadas hay un edificio, el Residencial Las Américas, de 468 viviendas, que difícilmente serán accesibles para los locales. Sus pisos ya han comenzado a salir al mercado en el portal inmobiliario Idealista con precios que alcanzan los 632.000 euros para inmuebles de cuatro dormitorios y 128 metros cuadrados, o 419.600 euros para casas de dos habitaciones y 76 metros cuadrados. Un estudio de 36 metros cuadrados está valorado en 187.000 euros.

La AD-08, en particular, consta de la canalización del Barranco de La Ballena en dos fases (la primera ya se llevó a cabo), la construcción de dos edificios, uno de cinco plantas y otro de once, y un espacio libre de 1.280 metros cuadrados que pretende vincular la Avenida de Mesa y López con el Paseo de Las Canteras.

La adjudicataria de la actuación, Almacenes Guanarteme SL, ya ha presentado el aval correspondiente al 15% del coste previsto para las obras, unos 40.000 euros. El Consistorio debe solicitar al Consejo Insular de Aguas de Gran Canaria (CIAGC) una nueva autorización para modificar el cauce del barranco porque el anterior permiso caducó.

Todas estas intervenciones están soliviantando a la población residente de Guanarteme por lo que estaría por venir, pero también por lo que está sucediendo ya.

El notorio incremento en la edificabilidad, unido a la llegada cada vez más frecuente de turistas y nómadas digitales, está haciendo explotar las entrañas de la localidad. La red de saneamiento se encuentra “desfasada”, critican los vecinos. Las tuberías son de hace setenta años y no se han renovado. Hasta la propia Empresa Mixta de Aguas de Las Palmas (EMALSA) lo reconoce.

“Esta red no solo no soporta añadir más construcciones (…), sino que tampoco soporta las ya existentes, filtrándose al terreno del barrio las aguas fecales y contaminadas provenientes de la sobresaturación” del sistema, apunta el escrito de alegaciones de Lía Suárez. El Consistorio se limita a responder que “está trabajando” con EMALSA “para mejorar y aumentar la capacidad de carga de las redes”.

Por otra parte, los rascacielos ya levantados, y los que están por levantarse, alteran la imagen de un barrio donde históricamente han predominado las viviendas terreras de una altura. Los megaedificios de ahora actúan como “pantallas arquitectónicas”, denuncia la vecindad, privando de “luz solar” al resto de edificaciones, paralizando también “la circulación natural de los vientos alisios en la zona” y, por tanto, “redundando en una peor calidad atmosférica”.

Incluso el centro de salud de Guanarteme, que acaba de ser remodelado, es visto como insuficiente ante el crecimiento “brutal” de la población en el lugar, han reconocido recientemente el Servicio Canario de Salud (SCS) y el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria. Aunque está por ver si ese crecimiento esperado es de la población actual o de la de mayor poder adquisitivo que coloniza el barrio desde hace años.

“La sobrepoblación está provocando numerosos problemas (…) por los usos turísticos y comerciales que están siendo incentivados por el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria en un barrio eminentemente residencial”, concluye el escrito de José Antonio Moreno.

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