Los expertos reconocen que es imposible erradicar la culebra de California
El programa Life de la UE que trabaja en el control de la culebra real de California en Gran Canaria reconoce que, a día de hoy, ya resulta “inviable” erradicar de la isla a un reptil que llegó a ella hace solo 16 años, pero representa toda una amenaza para especies autóctonas endémicas.
Aunque la culebra de California (Lampropeltis getula califoniae) resulta inofensiva para el hombre, toparse con ella sigue provocando sustos importantes a los vecinos de las zonas rurales, debido al miedo secular a las serpientes, que en Canarias es aún más acendrado, ya que en las Islas Afortunadas nunca hubo culebras.
Esta serpiente, originaria del Oeste de EEUU, se encontró por primera vez en libertad en Gran Canaria en 1998, pero no fue hasta 2007 cuando se descubrió hasta qué punto se había adaptado a un territorio donde no tiene enemigos naturales y donde ha encontrado, y en abundancia, su comida preferida: los lagartos y otros reptiles.
Ese año, fueron tan frecuentes los encuentros de personas con serpientes en zonas rurales de Telde y Valsequillo, que se reveló la dimensión del problema: la culebra había prosperado en su nuevo hábitat, había formado dos poblaciones importantes y representaba toda una amenaza para dos reptiles endémicos, la lisa (Chalcides sexlineatus) y el lagarto de Gran Canaria (Gallotia stehlini).
“Es un problema importante al que hay que intentar poner freno. Por lo menos, intentar que no siga la expansión, porque la erradicación no forma parte del proyecto. En este momento es inviable y no sabemos si en un futuro lejano lo será”, ha reconocido hoy el director del proyecto Life Lampropeltis, Ramón Gallo.
En este momento, ni siquiera se conoce cuál es el tamaño de su población. Solo se sabe que el territorio de su principal núcleo se extiende ya por 60 kilómetros cuadrados y que cada año se capturan 500 ejemplares, así que “puede haber diez veces más”, apunta Gallo.
El Gobierno canario y el Cabildo de Gran Canaria reúnen esta semana a biólogos de varios países expertos en el control de reptiles en lugares donde se han enfrentado a desafíos parecidos, cuando una serpiente se suelta en un nuevo hábitat y se convierte en una amenaza (como la boiga en Guam o la pitón en Florida).
Parte de esos expertos han asistido sobre el terreno a las batidas que se hacen en el barranco del barrio de San Roque, en Valsequillo, donde se halla uno de los principales núcleos de población de la culebra de California, que en estos meses de primavera tiene su mayor actividad en superficie.
¿Cómo llegó una culebra de EEUU a Canarias? Los biólogos aseguran que, probablemente, por un capricho de coleccionista, porque se trata de un animal dócil y muy popular entre los aficionados a la terrariofilia. Y alguno de ellos cometió la negligencia de soltarlas o, simplemente, se le escapó y la naturaleza hizo el resto.
En Gran Canaria, se han probado todo tipo de métodos para frenar su expansión: distintos modelos de trampas, batidas constantes con perros adiestrados, cetreros que han entrenado águilas de Harris para que se acostumbren a matarlas... pero, por ahora, ninguno de ellos parece ofrecer una solución definitiva para erradicarla.
“Mire el campo, la cantidad de refugios que hay... Es muy difícil controlarla. Y, a partir de julio, la culebra desaparece de la superficie”, explica Gallo, cuyo equipo acaba de conseguir implantar radiotransmisores a tres serpientes, para devolverlas a la naturaleza y averiguar dónde están y qué hacen en cada momento.
El director del proyecto Life que se ocupa de este problema admite que, por ahora solo, pueden aspirar a probar métodos que “en el futuro” permitan ser optimistas respecto a su control.
Y a punta uno por el que apostará este programa en los próximos meses: el voluntariado y colaboración ciudadana. Si la culebra no tiene depredadores en la isla, que el hombre sea su amenaza.
“Nosotros sí podemos convertirnos en el principal depredador de este animal. Lo mismo que hemos sido capaces en épocas pasada de extinguir especies, pues somos el principal agente de extinción de especies, podemos intentarlo con la culebra”, apunta Gallo.
Y todo ello, para proteger a otro reptil, a uno de los iconos de la fauna canaria: el lagarto gigante de Gran Canaria.
Este lagarto endémico, el mayor lacérido vivo del mundo, puede llegar a medir cerca de un metro, pero su tamaño no es obstáculo para que se convierta en comida de la culebra californiana.
Además, el lagarto no reconoce a esta serpiente como un depredador, así que suele ser presa fácil para la Lampropeltis.