La Cueva del Viento, en Tenerife, triplica el número de visitantes tras seis meses desde su reapertura
La Cueva del Viento, el tubo volcánico más largo de Europa y situada en Icod de los Vinos, ha recibido la visita de más de 4.000 personas desde su reapertura el pasado 20 de febrero, lo que implica que ha triplicado el número de visitantes en su segundo trimestre de actividad. La consejera de Museos del Cabildo de Tenerife, Concepción Rivero, explica en un comunicado que los datos de visitantes confirman el interés que despierta la cueva entre los turistas que visitan la isla.
“Hemos aumentado la oferta de plazas en un 250% en el último trimestre, con 320 rutas en cuatro idiomas para grupos reducidos que han seguido un estricto protocolo sanitario”, añade.
De estas rutas 194 se han realizado en español, con un total de 1.926 visitantes nacionales; 67, en inglés, con el registro de 632 británicos; 41, en alemán, en las que han participado 377 alemanes; y 18, en francés, que han contado con la presencia de 163 visitantes. “Nos hemos adaptado a las circunstancias para que nuestros visitantes puedan conocer la cueva de una forma segura para todos, con aforo limitado y mascarilla obligatoria durante el recorrido”, destaca la consejera insular, quien señala que la oferta sigue aumentando y en este mes de agosto se ofrecen ya hasta 50 rutas semanales.
Tubo volcánico más largo de Europa
La Cueva del Viento es el tubo volcánico más largo de Europa y sexto del mundo. Originado por las coladas del Pico Viejo, situado junto al Teide, se formó hace 27.000 años y su nombre se debe a las importantes corrientes de aire que se producen en su interior.
Se trata de un lugar único porque sus galerías se extienden en tres niveles superpuestos, cuenta con numerosas ramificaciones aún sin explorar y presenta una gran variedad de estructuras de origen primario como estalactitas de lava, cascadas lávicas, terrazas laterales o lagos de lava.
A su belleza física se une un alto valor ecológico, científico y arqueológico, por tratarse del hogar de especies únicas como la cucaracha sin ojos loboptera subterránea, y albergar restos de enterramientos guanches y fósiles de vertebrados ya extinguidos en la isla como la hubara o la rata y el lagarto gigantes.
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