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Resurrección

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Román Delgado

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De todo lo que está pasando y de lo fea que se ha puesto la cosa (… y perdón por ser tan pesado y reiterativo), lo peor, lo más dramático, no es la secuencia de malas noticias ni el número inmenso de los que día tras día caen en el hoyo de la pobreza y la desesperación. ¡No…! Lo peor y más dramático es hoy, y casi seguro que más mañana, la falta de soluciones, de respuestas, de orden y de impulso para salir de toda esta bazofia que mata y hiere. Y luego está la sensación, que tampoco resta calvario, de que no pasa nada para los muchos que todavía acuden a la mesa de cristal grueso y blindado con platos llenos, repletos de género variado y con denominación de origen.

El patio está que no da una infinitesimal alegría. No hay ceibas ni bancos bajo su sombra; ni relaciones de dulce amorío atrapadas en ellos. El patio es hoy puro desierto, y las soluciones (el riego que aterrice con la vida en el huerto) ni están ni se esperan: ni ahora ni más adelante. Desierto, advertí.

Queridos amigos, como hace algún tiempo dijo el pensador de izquierdas Ignacio Ramonet, nos queda la política, que no es poco. Sí, pero… cómo, dónde el botón de arranque, Ramonet. Ya esto fue más difícil de explicar y de articular por el mismo ideólogo, que, sin embargo (y creo que no era nada complejo alcanzar esa cumbre), dio con la solución al acertijo de la pobreza que nació en época de máxima abundancia: la redicha política.

Eso es, pero tiene que ser otra política: una que nazca a partir de otro germen, una que parta del derribo del actual sistema de partidos -casi siempre antidemocráticos-, una que sea participativa, una que abandone el sello de ladrona, una que apueste por revolucionar las instituciones públicas para ponerlas al servicio de los ciudadanos, una que traiga la fe y la confianza, y la ética, y la necesidad de ser leal a lo público y a las mayorías, al bienestar de la gente, sin anillos ni oro ni plata ni joyas… Una política que escape de la tontería y del discurso pregrabado para agarrarse con convicción a evidencias y sentido común, una política que entienda que se acabaron los contratos trampa, una política que con la política pura permita recuperar la confianza en que la reconstrucción es posible.

Política, amigos, no fantasmadas y robos a mano armada. La resurrección de la política. Esto es lo que hace falta…

Artículo publicado en el libro de cuentos y otros textos llamado Policromía.

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