Cada día se encuentra más extendida una teoría según la cual en todos los oficios de la política que requieren tensión o competicion, a los ocho años se produce el declive. Está tan arraigada esa teoría que hasta parece que la comparte nada más y nada menos que José María Aznar. Soria no, entendemos, y Soria es un paradigma de ese cansancio plurianual. Ya nos hemos hecho el firme propósito de trabajar el próximo año en la línea de hacer lo imposible para que nadie diga que la tenemos cogida con él. Pero es que tiene cada salida cuyo comentario se nos hace inaplazable. Por ejemplo, ¿cómo se le ocurre decir a nuestro hombre que el reciente auto de archivo de la querella de La Caja demuestra que en Canarias se amenaza a los periodistas?¿Necesita un auto para conocerse a sí mismo? Quizá es que no le tenemos cogido el tranquillo a sus sutilezas y lo que ha querido decir es que “todos lo hacemos, todos utilizamos el poder para callar al que discrepa, pero el público se entera por las resoluciones judiciales”. Pues no, ni todos los que mandan lo hacen, ni el público tiene que esperar a las sentencias para saberlo. Nosotros se lo contamos.