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Tras los pasos de Gollum por la Tierra Media del 'Burren' irlandés

Más de un millón de personas visitan cada año los Acantilados de Moher, en la costa oeste de Irlanda. VIAJAR AHORA

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El eco que rebota en el interior de la tierra más que repetir las palabras las sisea en susurros que se van deslizando hasta desaparecer muy abajo; aunque el agujero es modesto, estamos ante la cueva más larga de Irlanda (con casi 10 kilómetros) y la tercera más profunda. Dicen que este lugar era uno de los preferidos del escritor inglés John Ronald Reuel Tolkien, que a principios de los años 50, mientras daba los últimos retoques de ese mundo alucinante de El Señor de los Anillos, oficiaba como profesor visitante de la universidad de la vecina ciudad de Galway. El boquete, desde tiempos inmemoriales, como Pol na Gollum, ‘el agujero de las palomas’. No es difícil establecer los vínculos. Tampoco es demasiado complicado conducir con parsimonia por las carreteras del norte de Condado de Clare e introducirse en los paisajes irreales de ‘The Burren’ (del gaélico bhoireanh, esto es ‘lugar pedregoso’) para transportarse a los paisajes de la Tierra Media y dejar volar la imaginación.

Acantilados de leyenda, antiguas tumbas prehistóricas, paisajes atormentados, cuevas, fortificaciones que hunden sus cimientos en los primeros siglos de nuestra era, pueblecitos pequeños y apretados, castillos… El Burren es una meseta calcárea de 300 kilómetros cuadrados que se sitúa a apenas 35 kilómetros del centro de la ciudad de Galway (a través de la panorámica N-67). Un lugar que, pese a su apariencia desolada, guarda secretos de la talla de Pol na Gollum y que, también es la puerta de entrada de uno de los atractivos naturales más importantes de la isla: los impresionantes Acantilados de Moher. La mayoría de los que llegan hasta la costa oeste irlandesa visitan los ‘cliffs’ (acantilados) y se vuelven a Dublín (a 250 kilómetros) o a Galway. Pero este rincón de la ‘isla’ bien merece una jornada de exploración.

La carretera N-67 sale de Galway y se acerca al mar en apenas un par de puntos antes de iniciar la escalada hacia los altos de Moher. Lugares mágicos como el brazo de agua que se interna en la tierra convirtiendo a Kinvarra en uno de los pueblos más bonitos de la zona. Pasamos junto al Castillo de Dunguaire (Dirección: N-67; Tel: (+353) 61 360 788; Horario: LD 10.00 – 16.00), construcción del siglo XVI que formó parte del sistema de fortificaciones que guardaban la bahía de Galway. La parada merece la pena. Un par de kilómetros más adelante, la ruta se interna en ‘El Burren’ y asciende de manera rápida hacia las planicies pedregosas. Junto a la costa, aún ganan los prados verdes sobre el gris del karst. Una pequeña carretera (la R-478) conduce al pie del abismo.

Los Acantilados de Moher (Dirección: R-478; Tel: (+353) 65 708 6141;Ver Horario; E-mail: info@cliffsofmoher.ie), o ‘Cliffs of Moher’ son un sistema de cantiles de más de ocho kilómetros de longitud y alturas medias por encima de los 200 metros que, cada año, atraen a más de un millón de visitantes y que forman parte del Geoparque de El Burren. Un moderno centro de interpretación, en el que se explican los detalles geológicos que dieron origen a esta parte de la isla, da la bienvenida a los acantilados. Miradores y senderos permiten asomarse al mar desde diferentes puntos y, en días claros, ver gran parte de la costa oeste irlandesa y las cercanas Islas de Arán las cercanas Islas de Arán . Como el Castillo O’Brien, una torre levantada a mediadas del XIX para servir de atalaya a los viajeros y viajeras que ya se acercaban al lugar hace casi 200 años. Estamos ante una de las infraestructuras turísticas más antiguas del mundo.

En la meseta de piedra

El Burren es una llanura de piedra caliza de más de 300 kilómetros cuadrados surcada de grietas y pozos en los que la vida resiste a base de adaptación y casi cabezonería. Hasta aquí llegaron naturalistas de todo el mundo buscando rarezas vegetales como el Geranio de sangre o la Driada de ocho pétalos; exponentes de un ecosistema en el que no faltan los ‘animales de dos patas’. Más de 90 tumbas megalíticas se diseminan por esta llanura de tonos grises en la que los prados quedan reducidos a pequeñas manchas que, como islas, salpican el panorama. La más famosa de estas tumbas es el Dolmen de Poulnabrone (Acceso desde R-480), o ‘agujero de las penas’. La sencilla ‘mesa de piedra’ nos contempla desde sus más de 5.500 años de historia y nos habla de otros tiempos. Bajo la estructura se descubrieron 33 enterramientos y ajuares funerarios que incluían armas, instrumentos de piedra, restos de cerámica y adornos personales.

Pero no todo es muerte. A apenas un par de centenares de metros de esta tumba de tiempos delNeolítico, se encuentra elFuerte de Caherconnell (Acceso desde R-480; Tel: (+353) 65 7089 999; Ver Horarios; E-mail: info@caherconnell.com), una impresionante estructura circular de piedra que fue la residencia de un poderoso clan familiar de ganaderos desde el siglo IV al XVI. Las invasiones vikingas y normandas obligaron a los residentes de esta parte de la isla a volver a construir plazas fuertes fácilmente defendibles. En el área se han localizado hasta 500 de estas estructuras, pero el de Caherconnell es el que se encuentra en mejor estado de conservación y es, también, el más espectacular.

El karst se caracteriza por la acción constante del agua sobre la roca caliza. El hielo, durante las glaciaciones, creó esta enorme mesa de piedra y el agua, desde que se retiraron los fríos glaciares, sigue trabajando bajo la superficie de la roca creando un complejo sistema de cuevas de la que ‘el agujero de Gollum’ no es más que un ejemplo más. LaCueva de Aillwee (Acceso: R-480; Tel: (+353) 65 707 7036; Ver Horario) es uno de los mejores ejemplos de cavidad kárstica de Irlanda. En el interior, habilitado para la visita, las estalactitas y estalagmitas forman una impresionante catedral natural. Otro lugar interesante para bajar hasta las profundidades de El Burren es la Cueva de Doolin (Acceso: R-479; Tel: (+353) 65 707 5761; Horario: LD 11.00 – 16.00; E-mail : tours@doolincave.ie) que presume de tener la estalactita más grande de Irlanda. Y no es mala idea llegar hasta aquí al final de la visita y dejarse caer por el pintoresco pueblo de Doolin y pasar una velada de pub con la mejor música tradicional irlandesa. Las mejores sesiones de folklore se celebran en el Gus O’Connors Pub, un local de mediados del siglo XIX que se jacta de ser uno de los mejores pubs de música de toda la costa oeste de Irlanda.

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