Un gran regalo

Aún recuerdo los nervios y expectativas que rondaban mi cabeza aquella mañana. Es una sensación rara, como cuando tienes muchas ganas de hacer algo pero te da miedo meter la pata y fracasar. Pero aún no era consciente de todo lo bueno que estaba por llegar en aquel viaje a Navahermosa.

En un inicio, todo se basaba en la organización: tareas, habitaciones, deshacer la maleta, aprender los nuevos nombres de todos los chicos y chicas... en resumen, todo era un pequeño caos.

Pero en cuanto nos “centramos”, todo fue sobre ruedas. Es cierto que no es tarea fácil, debes estar atento ante cualquier imprevisto o situación que se presente. Pero todos los momentos buenos que se viven allí, lo compensan con creces. Es como estar de casa rural con amigos, preparando comidas, recogiendo, jugando en la piscina, bailando, cantando... es decir, disfrutando de cada minuto.

La conexión que se crea con los y las participantes es único, y muy diferente a lo que puedas vivir en el día a día de CECAP. Conoces sus gustos, sus alegrías y miedos, y es una experiencia que no se olvida fácilmente. Ayudas a trabajar sus debilidades, y desarrollas sus fortalezas para que en un futuro consigan su ansiada independencia. Si aún estás dudando si hacer un viaje así, resuelvo tus dudas: ¡no lo pienses y hazlo!

Bajo mi punto de vista, veo imprescindible este tipo de iniciativas. Tienes la oportunidad de observar a las personas en diferentes situaciones, ya sea cocinando o simplemente teniendo una conversación con los demás. Es muy enriquecedor, tanto para los participantes como para las personas profesionales y voluntarias.

En el título mencionaba un regalo, y os voy a decir cuál es. En este viaje conoces a personas, realizas tareas, programas actividades, haces infinidad de cosas. Al terminar, te das cuenta que el tiempo ha pasado volando, y que los chicos y chicas se llevan un muy buen recuerdo. Pero no hay nada comparable a la satisfacción y el enriquecimiento personal que obtienes. Eso sí que es un regalo. Gracias a todos/as los que me acompañasteis en aquel viaje.

Y algo importante, es que nunca dejes de ser altruista. Si te apetece, hazlo. Si te nace, hazlo igualmente. No busques la recompensa, porque a veces ésta llega de la manera más inesperada.

En mi corta aunque intensa trayectoria en CECAP, sólo tengo palabras de agradecimiento hacia todas las personas que me han enseñado esta gran labor, y que hasta de los pequeños detalles, se puede sacar algo positivo. Gracias por recibirme como alguien más de la familia.

Aún recuerdo los nervios y expectativas que rondaban mi cabeza aquella mañana. Es una sensación rara, como cuando tienes muchas ganas de hacer algo pero te da miedo meter la pata y fracasar. Pero aún no era consciente de todo lo bueno que estaba por llegar en aquel viaje a Navahermosa.

En un inicio, todo se basaba en la organización: tareas, habitaciones, deshacer la maleta, aprender los nuevos nombres de todos los chicos y chicas... en resumen, todo era un pequeño caos.