Linces que 'co-crían': el caso de un pajar en el que hasta tres generaciones han compartido el cuidado de sus cachorros

¿Es algo usual ver a dos hembras de lince territoriales criando juntas? En absoluto, aunque tampoco son casos de los que no se tenga constancia. Sin embargo, la 'co-crianza' de las ejemplares Odrina y Queen es una muestra más del éxito que está teniendo en Castilla-La Mancha el programa de reintroducción de la especie, según coinciden expertos de la Junta de Comunidades y de WWF. Todo ocurre en la finca Peñalajo, en Ciudad Real, donde gracias al sistema de Wildwatching se ha podido observar a ambas hembras y a sus 6 cachorros.

La primera hembra que crio en la zona fue Mesta, un ejemplar que llegó ahí alrededor del año 2015 y fue identificada gracias a su collar. Cuando llegó un macho diferente al suyo, la lince se movió a otra zona de la finca para evitar que matasen a sus cachorros y entonces se queda Odrina con el pajar, donde cría varios años. Uno de esos años nace Queen, la que fue observada saliendo durante varios días con sus cachorros. “En Andújar vimos algún caso en los que se ha visto a la madre y la hija criando juntas, y ahí sí que nos volvimos locos la primera vez que nos salió”, explica Ramón Pérez de Ayala, experto en lince de WWF España.

“Vimos una foto de Odrina entrando con un conejo en el pajar y ya pensamos en la co-crianza. Y efectivamente, al rato vemos un vídeo de la madre y de la hija. Vimos que salen los cachorros jugando y que salen las madres a separarlos”, explica Ayala. Como si fueran niños, pero en este caso con un poco más de dificultad, porque los cachorros de lince pueden llegar a matarse entre ellos si no miden sus fuerzas. “Las madres sí saben cómo separarlos y ahí están criando todos juntos. Es una alegría porque hay dos territorios y tres hembras criando en la finca, con la que llevamos colaborando desde 2014”, asegura el experto.

Casos escasos, pero que existen

Es un caso “escaso” insiste Pérez, pero que ha pasado más veces, que de hecho han llegado a ser hasta cinco en los últimos quince años. “Pero para que ocurra el territorio tiene que tener muy buenas condiciones o estar muy saturado y que no quede hueco, pero no es ése el caso, el caso es que está todo lleno de conejo”, explica. Víctor Díez, jefe de la sección de Vida Silvestre de la Delegación de Desarrollo Sostenible en Ciudad Real, recalca que hubo un momento en el que también la abuela, Mesta, estuvo criando ahí también. “Se debe a la excepcional cantidad de conejos que hay en la zona”, resalta.

“Esto también hace que el comportamiento de los animales mejore, porque están más tranquilos y sus vínculos se refuerzan y les ayuda a convivir”, afirma. “Desde luego los cachorros son de ambas ejemplares, es algo que tenemos claro, que han compartido este territorio del pajar porque les resulta cómodo”, reflexiona.

Pérez de Ayala señala que también más comida ayuda a tener mayor sobrevivencia a los cachorros. “Cuando los echen a cazar, saben que tienen más fácil para sobrevivir”, resalta. De hecho, cita también un año, 2012, cuando en la localidad de Andújar el conejo “prácticamente” llegó a desaparecer, lo que provocó que se pasase de tener 60 cachorros a apenas 15 con sólo un año de diferencia.

Reintroducciones “disparadas” en Castilla-La Mancha

Desde WWF valoran que las reintroducciones del lince van “disparadas” en la región, especialmente en la zona de los Montes de Toledo, donde la situación ha sido “excepcional” con más de cien cachorros nacidos durante 2021. “Estamos en unas tasas de incremento de población altísimas y empezarán a llegar más ejemplares a otras comunidades con este nivel”, afirma Pérez de Ayala. Incluso en el caso de Albacete, donde la población todavía es pequeña y se ha asentado en un lugar “no muy grande”.

“Pero con el caso de Albacete lo que queremos es trabajar la conectividad entre poblaciones y creemos que podría ser una población puente para unir la región con Murcia y también con Valencia, en un futuro”, reflexiona Pérez de Ayala. “Existen zonas potencialmente muy buenas y sería importante seguir con lo que ya se ha empezado, aunque fuese una circunstancia experimental al haber llegado la hembra”, señala.

Otros elementos genéticos

“El programa ha ido de manera fabulosa, incluso a pesar de los accidentes de carretera, que ya son menos que los animales que nacen. Tenemos que tener en cuenta que han nacido 208 cachorros y hay 39 individuos muertos, nacen muchos más de los que mueren”, explica Víctor Díez. Desde la Junta de Comunidades vaticinan con estos datos que de seguir así, la especie llegará a una densidad óptima“ en pocos años. ”Se han elegido muy bien las zonas de suelta y estamos muy contentos“, asegura Díez Urbano.

A partir de ahora el proceso de suelta va a ser “más a cuenta gota”, sobre todo para influir en la genética de los individuos y aportar así “la mayor diversidad posible”. “Ya no se trata de soltar para colonizar, sino que son sueltas puntuales para introducir elementos con genética diferenciada y así aumentar su riqueza genética, porque son individuos muy próximos y ya hay alguno que ha nacido con algún problema”, concluye.