Tengo una pregunta para usted: ¿se exigirán responsabilidades por colgar los tapices del Corpus cuando llovía?

Planteábamos un análisis preelectoral de la acción del gobierno de España en materia de patrimonio cultural en nuestra región. Ya saben, aplicación del 1 % cultural, inversiones directas, gestión de museos estatales… Estábamos preocupados por el futuro de la Delegación de Hacienda en Toledo, antiguo colegio de Jesuitas que, actualmente, y desde hace unos años, está cerrado por “termitas”, esperando una rehabilitación que no llega ni se ha anunciado.

Y, caemos en la cuenta de que en esta región no hay una masa crítica -salvo manifestaciones puntuales ante hechos puntuales- que se pregunte sobre los problemas en la gestión del patrimonio cultural. ¿Ha habido alguna pregunta parlamentaria en Madrid o en Toledo sobre estos temas? ¿En ruedas de prensa y mesas informativas, se ha preguntado o se abordan estos temas?

Y nos damos cuenta de que hay muchos temas pendientes, muchos momentos para exclamar “tengo una pregunta para Usted”. Como, por ejemplo, la exposición a la lluvia de los tapices catedralicios el día del Corpus. Salvo críticas a través de las redes, nadie se pregunta si la Consejería de Educación, Cultura y Deporte exigirá responsabilidades al cabildo de la Santa Iglesia Catedral Primada por el tremendo error de colgarlos en un día que amenazaba lluvia, por los efectos que ésta tendría sobre las venerables historias sagradas tejidas por siglos con tinturas singulares. A ello hay que añadir que procesionaban otros muchos elementos singulares y declarados bienes patrimoniales como la custodia, las capas pluviales, la manga procesional y otros ornamentos litúrgicos de gran valor expuestos, como los tapices, a la acción de la lluvia. Prueba de que no era la única alternativa es la decisión de reservar a los gigantones del s. XVIII que, habitualmente, se exhiben en el andito del ayuntamiento capitalino.

Otro tanto nos preguntamos por otro grave atentado que la propia administración regional ha realizado sobre el inmueble del Nuncio Nuevo de Toledo, hoy Consejería de Economía y Hacienda de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha. Vemos cómo se han aserrado vigas labradas centenarias que ornaban el edificio neoclásico y cuya estructura se verá alterada al introducir nuevos materiales y diseños. ¿Cuenta la licencia de obras con el preceptivo beneplácito de la Consejería de Educación, Cultura y Deporte?

No sabemos si los que han gobernado hasta el momento en la Diputación y en el ayuntamiento capitalino, a partir de ahora en la oposición, preguntarán a los nuevos gobernantes por el destino de inmuebles como el que fuera Hospital de San Juan de Dios, el cementerio de monjas y la ermita de San Ildefonso o la Residencia Femenina de la plaza de Abdón de Paz, inmuebles sin uso y abandonados a un lento deterioro. Si el nuevo ayuntamiento toledano abordará definitivamente el destino de la casa de las Cadenas, el edificio de la Alhóndiga o la rehabilitación integral de toda la muralla árabe.

Sabemos que, proyectos unos, se ven frustrados por los nuevos planes de otros. Y, el anuncio que nos informa de un cambio para la ubicación del nuevo cuartel de la Guardia Civil nos permite cierto optimismo al vislumbrar otro destino para la Peraleda que, ahora sí, respete los posibles restos arqueológicos y un paisaje que hoy por hoy es patrimonio de la humanidad.