Organismos opacos: la Confederación Hidrográfica del Tajo

Hay un organismo, la Confederación Hidrográfica del Tajo, que ha demostrado su opacidad a lo largo de los años. Y, ojalá solo fuera eso, ya que su gestión peca también de estar de parte, no de los intereses generales de la ciudadanía o lo que es peor, de la conservación adecuada de los cauces fluviales que dice defender. Claro está, que lo mismo podríamos decir de las Confederaciones Hidrográficas del Guadiana, del Júcar o del Segura, organismos, que junto a la homónima del Guadalquivir, son los que entienden de las aguas superficiales de Castilla-La Mancha.

Su gestión técnica y económica de la explotación de la infraestructura hidráulica de trasvase Tajo-Segura en la parte correspondiente al tramo de conducción desde la toma en el río Tajo hasta el desagüe en el embalse de Talave no ha sido acertada en la necesidad del caudal mínimo, depuración de aguas y estado de los cauces, riberas y ecosistemas que genera el río, confirmando en la ciudadanía la creencia, fundada, de que en materia de urbanismo se ha permitido más de una construcción que se saltaba la norma de proyección del cauce y riberas.

Y la Confederación, pese a tener casi todo su territorio de gestión en Castilla La Mancha tiene sus oficinas principales en Madrid, en la avenida de Portugal, 81. En nuestra región tiene oficinas de administración en Guadalajara, Carrascosa del Campo (Cuenca) y Toledo, en la plaza de Abdón de Paz, 11. Ante este exceso de centralismo, podría el Gobierno central decidir trasladar la sede central a nuestra región a tenor de la descentralización administrativa y la ocasión de inyectar medidas de actividad en las zonas despobladas, que las hay -y muchas-, en el territorio de la confederación.

Bien pudiera la confederación abordar la conservación, además del Patrimonio Natural, del Patrimonio Cultural que se encuentra sobre los cauces y en las márgenes de los ríos de su administración: puentes, azudes, molinos y batanes esperan un plan integral de intervención preventiva, restauradora, divulgativa y de uso. Por cierto que, en la sede toledana, en el palacio de Amusco, hizo obras de adecuación para las nuevas oficinas eliminando uno de los pocos jardines urbanos de la ciudad, dejándole encementado.

El organismo, como otros muchos en este país, maquilla su imagen mediante contenidos que saben que blanquean su desastrosa gestión: un Plan de Acción de Educación Ambiental para la Sostenibilidad (PAEAS); manifestaciones de discriminación positiva hacia la mujer, exposiciones (de la Sierra del Guadarrama y Valsaín) o reproducción de artículos nada críticos con su gestión. Y, sin embargo, no incluye en las zonas 'vulnerables' al área de Toledo-Montes de Toledo (lo está la Alcarria-Guadalajara, la zona de la Mesa de Ocaña o la llamada zona de Madrid-Talavera-Tiétar).

Por ello no resulta extraño que nos alarmemos por el ridículo caudal de estiaje que hemos visto estos días pasados y las evidentes muestras de elementos contaminantes que los efectos de una DANA nos habían permitido soñar, cual un espejismo, en un paisaje idílico de playas y aguas cuasi practicables. Dice Miguel Ángel Sánchez, presidente de la Red del Tajo, que han sido intereses privados los que han provocado la reducción drástica del caudal. Nada nuevo bajo el sol.