La ley que tantas veces se ha tratado de consensuar con los diferentes paridos políticos representados en las Cortes de Castilla y León ha vuelto a ser paralizada por enésima vez a causa de las más de 100 enmiendas del PP a un documento que no contiene más de 70 páginas; a lo que hay que sumar la Presidencia en las Cortes de Castilla y León de un partido claramente contrario a la igualdad entre personas, ya que siempre se amparan en el articulo 14 de la Constitución a sabiendas de que su aplicación no es efectiva del todo. El panorama para las personas LGTBI+ en Castilla y León no parece que vaya a tener mejores visos en el año 2026, ya que la convocatoria de elecciones para el mes de marzo hará que todo el trabajo realizado se quede en agua de borrajas. Y no vale las promesas electorales que el partido de la Junta de Castilla y León volverá a mostrar en este tema, porque a muchas entidades LGTBI+ de esta región nos parece que su palabra vale menos que la paja del discurso en que se envuelve.
Sigue siendo desalentador comprobar que en los centros escolares el protocolo ante acoso por cuestiones de orientación afectivo-sexual apenas se pone en marcha, que el desconocimiento que existe en el profesorado ante estos temas es muy alto, que lo referente a los menores trans sigue dando reparo y rechazo y el silencio sigue siendo la norma prioritaria. Y siguiendo con el tema de las personas trans, la atención recibida en las escasas unidades hospitalarias de la comunidad autónoma dejan de lado una parte significativa de las cirugías, las cuales han de ser desarrolladas en otras comunidades autónomas y sin que hasta la fecha se sepa si se mantiene en vigor ese convenio ni su financiación. Pero siguiendo con la atención médica a las personas LGTBI+, aún se detectan casos de discriminación hacia aquellas personas con VIH, ya sean seronegativas o seropositivas, dedicándoles discursos moralizantes acerca de sus prácticas sexuales. Y si la salud ha de ser integral, en el caso de las residencias de personas mayores, existe un desconocimiento de la realidad vivida por las personas LGTBI+, las cuales desafortunadamente deben volver “al armario” ya que su dignidad no es reconocida.
Se dice que mens sana in corpore sano, pero aún tenemos demasiados ejemplos de rechazo en el mundo del deporte hacia las personas LGTBI+, principalmente en el deporte masculino, donde las burlas orales, los chistes y comentarios soeces hacen que la práctica del deporte en esos ambientes sea difícil. Y no deja de ser llamativo que Segovia, la Ciudad Europea del Deporte 2025 no haya dedicado una jornada a este tema, ya que no vale con hablar de “diversidad” (mujeres, discapacidad, racismo) pero luego no tratar el fenómeno de la lgtbifobia en particular. El mundo laboral es otro terreno abonado a la lgtbifobia, ya que las empresas se muestran reticentes a aplicar los protocolos en este terreno y ni siquiera las administraciones públicas se salvan de ello, ya que en las convocatorias de varias Diputaciones a diferentes puestos se ha comprobado que el temario LGTBI+ brilla por su ausencia o está recogido de una manera que obliga quienes opositan a reclamar estas situaciones, con el consiguiente perjuicio en el desarrollo de las mismas.
Me hubiera gustado haber realizado un resumen del año que finaliza más optimista, porque ya empezó en su momento con la negación por parte de un párroco a varios hombres gays de la comunión, y si así empezó espiritualmente, el fallecimiento del papa Francisco, y la llegada del nuevo pontífice tampoco han supuesto un cambio en la doctrina de la Iglesia Católica, la cual mantiene firmemente el obispo actual de Segovia, así como el resto de la Conferencia Episcopal Española. Lo cual me recuerda la oposición tan fuerte que hace 20 años atrás mostraron ante el Matrimonio Igualitario y cómo ese movimiento puede que sea el responsable de que en Castilla y León apenas se produzcan matrimonios entre personas del mismo sexo.
Quisiera que el nuevo año sea más igualitario y que las personas LGTBI+ tengamos por fin la cobertura legal correspondiente a la comunidad autónoma en las competencias delegadas y que no seamos marcadas, señaladas ni tampoco empleadas como justificación para agitar el miedo y buscar “chivos expiatorios” ante situaciones que no tienen una solución simple.