Las escuelas e institutos catalanes contarán a partir del próximo 12 de septiembre, fecha oficial del inicio del curso 2013-1014, con 20.674 alumnos más de los que acogían el pasado año. Para hacer frente al aumento, sin embargo, habrá los mismos maestros que el año anterior. La diferencia se incrementa si se fija la vista más atrás en el tiempo: con respecto al curso 2011-2012, las aulas catalanas ya cuentan con 50.000 alumnos más y 3.000 docentes menos. Actualmente la población escolar en Cataluña -juntando todas las etapas y formaciones- es de 1.550.871 personas.
En la presentación del nuevo curso, la consellera Irene Rigau ha defendido que el mantenimiento de la plantilla de maestros significa un “punto de inflexión” en su política de recortes, que según la responsable de Enseñanza comenzarán a revertirse pronto. Este año no sólo se ha conservado el número de docentes -con el cubrimiento de las jubilaciones-, sino que hasta 2.245 maestros sustitutos han pasado a ser interinos, por lo que dejan de trabajar el 86% de la jornada -con la correspondiente retribución- para hacerlo a jornada completa.
Esta medida, sin embargo, supone un gasto extrae en unos presupuestos prorrogados que no admiten un céntimo de más, como sucede con el incremento de 1,8 millones de la partida para becas comedor o con la mejora de las condiciones de los citados sustitutos. Para compensarlo, esta vez el departamento ha ahorrado dinero dejando de construir escuelas -este curso habrá 11 módulos prefabricados más que el anterior- y llegando a un acuerdo con las diputaciones para que le traspasen fondos.
Pero la medida recorte de gasto más eficaz, según la consejera, ha sido el cierre de líneas: 73 unidades de educación infantil en la escuela pública y 57, de momento, en la concertada. Esta medida generó mucho rechazo entre las comunidades educativas de las escuelas afectadas, algunas de las cuales quedarán desmanteladas progresivamente o inluso de golpe, como el caso de la Can Montllor, de Terrassa, que este septiembre ya no abrirá. “Hemos tenido que levantar la alfombra y mirar de dónde podíamos sacar recursos”, ha justificado la consejera, para añadir que en detrimento de la situación particular de cada centro docente, se ha conseguido “un mejor reparto”.
Preguntada sobre las tendencias cruzadas entre el número de alumnos, que ha crecido, y el de maestros, que disminuyó el año pasado y que ahora se estanca, la consejera ha respondido que este curso apenas se notará la diferencia. El departamento defiende que alrededor del 80% de las aulas siguen teniendo 25 alumnos o menos -la ratio máxima antes del decreto de Wert-, y que buena parte del aumento de alumnos -unos 8.000, según la consejera- recae sobre las modalidades de educación a distancia.
Sólo 23 alumnos piden clase en castellano
En una extensa rueda de prensa que ha servido para repasar todas las novedades del curso en cuanto a política educativa, la Rigau también ha anunciado que, a lo largo del 2013, sólo 23 familias han solicitado a la Generalitat el castellano como lengua vehicular en la educación de sus hijos. La cifra -que en 2012 fue de 26 y en 2011 de 263- “reafirma”, en palabras de Rigau, que “no existe” el conflicto por el idioma en las aulas.
O, dicho de otra manera, que el conflicto no es con el castellano sino con el inglés. Los resultados de la última prueba de evaluación externa en sexto de primaria reflejaban que 1 de cada 5 alumnos no alcanza el nivel mínimo de la lengua extranjera. Para combatirlo, la Generalitat ya anunció a finales de junio un plan de plurilingüismo que debe servir para que, a la larga, entre un 12 y un 18% del currículo -en función de la etapa- se imparta con el inglés como lengua vehicular. Ahora ya se conoce ahora es el número de centros que se acogerán al programa, de momento en forma de plan piloto: serán 52, 27 públicos y 25 concertados.
Medidas “estrella”: el refuerzo a primero de la ESO y la auditoría pedagógica
En la enumeración de todas las novedades para el próximo curso, muchas de las cuales ya se conocían pero no con tanto detalle, la consejera no ha pasado por alto la implementación de la Formación Profesional Dual, una de sus fijaciones y que ha multiplicado las plazas para el próximo año, o los cambios en la formación de los maestros -el nuevo grado universitario que agrupa educación infantil y primaria. Pero sí ha incidido extensamente en otras cuestiones hasta ahora menos conocidas: el refuerzo de los alumnos en primero de la ESO y la auditoría pedagógica para detectar las necesidades de los centros con más fracaso escolar.
El llamado 'Plan intensivo de mejora al primer curso de ESO', la novedad “estrella” del curso, según Rigau, consistirá en añadir cuatro horas lectivas de lengua y matemáticas a cambio de otras de menor peso para los alumnos con más dificultades. En grupos flexibles, se prevé que estos 4.100 alumnos rezagados -el 9 % del total- dedique una hora más al castellano y catalán y dos a matemáticas. Cuando se anunciaron las líneas generales de la medida, muchos docentes y expertos lamentaron que esta forma de segregación en función del nivel podía ser contraproducente.
También relacionado con el fracaso escolar, se pondrá en marcha una “auditoría pedagógica”, en palabras de la consejera, para detectar las necesidades de los centros con más problemas. No se ha especificado cuáles serán los criterios de evaluación, ni mucho menos cuáles serán las medidas que se tomarán posteriormente para revertir las situaciones difíciles. Actualmente se calcula que en 96 centros de primaria casi 1 de cada 3 niños no alcanza las competencias básicas.
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