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El barrio de Vallcarca, un reto urbanístico y de participación vecinal para Ada Colau

Muros pintados en Vallcarca

Oriol Solé Altimira

“Estos pinos, estos montes, este mar lejano, este verde y este azul, son Vallcarca. Vallcarca de Barcelona. ¡Nuestra juventud!”. La frase se la atribuyó a Pablo Picasso el histórico periodista y escritor barcelonés Rafael Moragas. En la Vallcarca del 2017 hay menos pinos y más turistas buscando el Park Güell que en los tiempos del pintor. Este barrio de Barcelona, uno de los que todavía conserva su personalidad, afronta el año con un plan urbanístico pendiente de desarrollar y con espacios de participación impulsados por el Ayuntamiento que no terminan de convencer a algunos vecinos.

El barrio, situado entre el Putxet y el Park Güell, se resiste a ser un nuevo caramelo inmobiliario para cuando los inversores se cansen del centro de la ciudad. Muestra de ello son los espacios recuperados por los vecinos, como el huerto comunitario o la antigua Fusteria, hoy centro social autogestionado.

El núcleo antiguo del barrio, un espacio con varias casas bajas –de una o dos plantas– y antiguas (varias de ellas derribadas), está afectado por el último plan urbanístico vigente, la modificación del PGM del año 2002. “Sólo tiene en cuenta los metros cuadrados y a los propietarios y olvida qué ciudad está diseñando. Es un hijo del boom inmobiliario”, describe Júlia de Orovio, arquitecta del Col·lectiu Volta, que ha colaborado con la Asamblea de Vallcarca para diseñar un plan urbanístico alternativo. 

Por su lado, el Ayuntamiento de Barcelona aprobó a finales de noviembre una modificación del PGM que prevé conservar la estructura urbana y la edificación de las fincas de las calles de la Argentera y de la Farigola, con el objetivo de preservar las casas bajas que quedan en esta parte del núcleo antiguo del barrio.

Esta modificación es la antesala del cambio definitivo en el PGM del 2002, el primer y más ambicioso objetivo municipal. El Ayuntamiento ha convocado un concurso de ideas internacional para ordenar urbanísticamente la parte del barrio vertebrada por la avenida de Vallcarca, entre los número 86 y 123, que alcanza una superficie de 15.443 metros cuadrados. En abril de este año, un jurado formado por representantes vecinales, miembros del ayuntamiento y especialistas independientes escogerá la propuesta ganadora. 

“Es la hora de Vallcarca, un barrio que ha visto como se derribaba durante los últimos años”, dijo el concejal del distrito de Gràcia, Eloi Badia, durante la presentación del concurso. Los vecinos organizados en la Asamblea de Vallcarca lamentan que el Ayuntamiento haya centrado el concurso en las parcelas públicas. “Las grúas de Núñez y Navarro, si quieren, pueden aparecer mañana”, explica Iru Moner, de la Asamblea de Vallcarca. Núñez y Navarro, un clásico del ladrillo de Barcelona, es el principal promotor privado de una zona con un gran valor potencial de negocio.

Los encuentros entre ayuntamiento y vecinos anteriores al anuncio del concurso tampoco han dejado satisfechos a la Asamblea de Vallcarca. “Las reuniones han sido poco operativas. Al final tenías la sensación de que desde el Ayuntamiento ya se venía con una idea preconcebida y sin interés para cambiarla”, asegura Moner. No es la primera vez que los vecinos no quedan contentos: ya pasó con las sesiones participativas del plan de turismo.

Desde el consistorio han anunciado que la modificación del plan se trabajará con las entidades y el vecindario. Apuntan también que las bases del concurso se han definido para mantener la coherencia con la edificación propia de Vallcarca y que se adapte a las demandas sociales. Por ejemplo, que las alturas de los nuevos edificios “tendrán que ser coherentes y respetuosas con el entorno”.

En este sentido, de Orovio pide que del concurso salga un plan urbanístico “que no hable sólo de metros cuadrados” y que se respeten las propuestas constructivas propias de un “barrio-pueblo” como Vallcarca. Además, la arquitecta considera que tendrían que quedar claros los usos de las construcciones “para saber qué tipología de barrio queda”.

Con todo, una vez se sepa el ganador del concurso, los equipos técnicos municipales tendrán que redactar los cambios para modificar el PGM de Vallcarca, que se prevé que tenga un recorrido aproximado de dos años hasta su aprobación definitiva. Y todavía queda por definir que se hará con el tramo inferior de la Avenida Vallcarca. Según el plan vigente, se tendrían que expropiar varios edificios para conformar un eje verde, aunque todavía es un melón pendiente de abrir.

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