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El Guerrero del Antifaz ha vuelto a colarse en el 'Guernica': una nueva oportunidad para redescubrir a Equipo Crónica

Fragmento de La rendición de Torrejón, una obra del Equipo Crónica de 1970

Jordi Sabaté

Barcelona —

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Las obras La rendición de Torrejón y Ha votado, propiedad de la colección de arte Suñol Soler, una de las colecciones privadas de arte del siglo XX más importantes del Estado, han servido de núcleo agregador para organizar la exposición Equipo Crónica. La historia del arte como pretexto, comisariada por la experta en arte español y del caribe Michèle Dalmace, catedrática en la Universidad Michel Montaigne de Burdeos.

La muestra, que tiene lugar en las salas de la Fundación Suñol, en Barcelona (Mejía Lequerica, 14), permanecerá abierta al público hasta el 13 de julio y reúne 29 obras que el colectivo valenciano de pop art Equipo Crónica realizó desde mediados de los años sesenta hasta principios de los ochenta del siglo pasado, cubriendo el llamado Tardofranquismo y la Transición a la democracia.

La mayor parte de las obras proceden de colecciones particulares, como la Colección Mariano Yebra, de Madrid, o la Colección Rafael Tous, de Barcelona, pero también del Instituto Valenciano de Arte Moderno (IVAM), la colección de arte contemporáneo de la Fundació La Caixa, el Museé des Beaux-Arts de Dole o el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía.

Equipo Crónica: 'pop art' con mensaje

Tal como explica Michèle Dalmàce, “Crónica no fue un colectivo ni tampoco una corriente que agrupase a diversos artistas, sino que constituyó un equipo en toda regla donde los integrantes pensaban y pintaban los cuadros, u otras obras plásticas, conjuntamente; por eso todas sus obras llevan la firma del equipo y no la de autores individuales”.

Nacido en Valencia bajo los auspicios del historiador del arte y primer director del IVAM –que también lo fue del Reina Sofía– Tomás Llorens, fue constituido en 1965 por tres pintores (Manolo Valdés, Rafael Solbes y Juan Antonio Toledo), aunque pronto Toledo se saldría del grupo para buscar otros caminos artísticos. Así, el alma y el grueso de la producción del Equipo Crónica lo constituyen Valdés y Solbes hasta la muerte de este último en 1981.

“Crónica se constituye en un momento de profundo cambio artístico”, explica la comisaria de la muestra, que agrega que “sus integrantes querían huir del informalismo, que estaba muy consolidado en España por el Grupo de Cuenca, Tàpies y otros, y en cierto modo regresar a las corrientes anteriores de vanguardia como el expresionismo, el cubismo o el surrealismo, pero siempre con una mirada moderna”.

Es por ello que Valdés y Solbes se sirven del pop art como instrumento para mezclar en sus cuadros un collage de estilos y épocas pictóricas, que combinan cubismo, expresionismo o surrealismo con Velázquez o el Greco, así como con técnicas de Warhol o Liechtenstein y con el añadido de figuras del cómic español clásico y escenarios de la actualidad que vivían, muchos de ellos inspirados en fotografías.

El objetivo es la ejecución de la crítica del momento social, si bien desdramatizada, siempre desde la ironía y el humor, “pero con un claro mensaje por encima de una intención estética, lo que les sitúa en el fondo y forma más cerca del arte conceptual que del visual”, apostilla Dalmàce.

En sus cuadros se observa claramente esta huida de la formalidad estética como objetivo último: Valdés y Solbes copian y trasladan al lienzo personajes de los cómic clásicos como el Guerrero del Antifaz, o bien fragmentos de obras de Malevich, Moholy-Nagy, Picasso, Dalí, Magritte, y los mezclan con técnicas pictóricas del pop art para otorgar peso su mensaje. En este sentido, una obra célebre que se puede ver en la exposición es El intruso, de 1969, en la que un Guerrero del Antifaz espada en ristre se ha introducido en el entramado pictórico del Guernica de Picasso.

Otro ejemplo, donde también pude verse al citado Guerrero, es La rendición de Torrejón, de 1971, también presente en la exposición, en el que Equipo Crónica transporta, merced a las técnicas pictóricas de Lichtenstein, La Rendición de Breda de Velázquez al secarral mesetario y dispone que el acto de rendición se produzca entre Estados Unidos y España.

La teoría del intruso

Michèle Dalmace hace un recorrido por las obras de la exposición para explicar el vínculo entre actualidad, crítica, ironía y referencias a la historia del arte que acrisolan los diferentes lienzos del Equipo Crónica exhibidos en La historia como pretexto. Destaca que “la crítica de actualidad no es su único objetivo, ya que ellos siempre quisieron introducir la reflexión sobre la mirada que tenemos como espectadores de la obra artística”.

Para ello, Valdés y Solbes “introducen en sus cuadros siempre un elemento fuera de lugar, un intruso que muchas veces nos mira, que nos interpela desde el cuadro”, explica la experta francesa. En La rendición de Torrejón es el Guerrero del Antifaz, pero en otros casos puede ser la cabeza del pintor René Magritte o bien un ojo en medio de un paisaje daliniano, etc.

“En otras ocasiones, como en el caso del cuadro que refiere a Felipe II, la mirada está cubierta con una veta negra que nos indica que es la mirada del poder absoluto, a cual no tenemos acceso”, añade la comisaria, que destaca especialmente de la exposición el haber conseguido reunir cuatro de los doce trípticos que conformaban la serie sobre la Transición española La trama.

Serie 'La trama' y el 'Espectador de espectadores'

Cada tríptico de la serie usa el mismo mecanismo compositivo: la pintura de un documento gráfico de la época referido a Franco; una segunda pintura de recreación de las vanguardias clásicas (Malevich, Picasso, Lichtenstein, Hopper, etc.) donde suele haber en una esquina una estampo de Franco, y otro cuadro en el que aparece un espectador de espaldas mirando el fragmento anterior y que puede hacer referencia al propio espectador o incluso al mismo Franco, ya que se trata de un anciano con el mismo sobrero tipo borsalino que usaba el dictador.

La exposición también incluye cuadros de la llamada Serie Negra, basada en imágenes de filmes policíacos, así como un ejemplar de su famosa escultura El espectador de espectadores, una serie de muñecos de papel maché que colocaron en 1972 en los asientos de un auditorio durante un encuentro de artistas en Pamplona y que, por su aspecto de agentes de la brigada político-social franquista, levantaron las iras de los asistentes.

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