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Pako Merino: “Quizás el objetivo final no sea la felicidad sino llegar a una verdad que haga posible la calma”

Diego Lorca i Pako Merino en un momento de 'Distancia, siete minutos' / La Villarroel

Oriol Puig

Barcelona —

Distancia siete minutos fue estrenada por Diego Lorca y Pako Merino durante el 2012, con el método de trabajo característico de la compañía Titzina que se basa en crear a partir de la improvisación y de la investigación de hechos en entornos reales y cotidianos. En este caso parten de las conferencias del II Congreso Internacional de la Felicidad celebrado en Madrid en febrero de 2012, de las visitas y la colaboración en el aula de teatro de la cárcel Modelo de Barcelona y de las entrevistas con el personal de los juzgados civiles y penales de Barcelona y de Cerdanyola del Vallès.

Simultáneamente, el 6 de agosto de 2012 se produjo, después de un viaje de 563 millones de kilómetros, el aterrizaje del robot espacial Curiosity a la superficie de Marte con la misión de explorar el planeta e investigar los indicios de vida. De la unión de estos temas surge la pieza dramática que presentan en La Villarroel.

El título Distancia siete minutos hace referencia a los llamados “siete minutos de terror” del accidentado aterrizaje del Curiosity en el planeta rojo. Siete minutos son también el tiempo estimado de otros elementos clave de la obra y lo que ha durado esta entrevista con Pako Merino.

¿Es más fácil explorar Marte que el interior de uno mismo?

Pienso que son ópticas diferentes, explorarse a uno mismo es difícil porque muchas veces no se tienen las herramientas, no sabemos cómo hacerlo, y aquí está la dificultad. Para enviar un robot a Marte hay una serie de especialistas que han estudiado con profundidad el tema. Es lo que plantea la obra. Como a veces podemos conseguir enviar un robot, del tamaño de un mini, y hacerlo aterrizar en Marte que se encuentra en movimiento y orbitando a un ritmo diferente de la tierra. Como es que hay científicos que lo consiguen y, en cambio, nosotros mismos somos incapaces, a lo largo de la vida, de resolver problemas de nuestro entorno con vecinos, amigos, familia, la gente más cercana. Es lo más interesante y la paradoja que plantea Distancia siete minutos.

¿De qué manera la noticia del accidentado aterrizaje del Curiosity inspiró la obra?  

El primer contacto con el Curiosity fue el año 2012 coincidiendo con el inicio de escritura. Entonces, planteábamos ideas sobre cómo crear la trama de Distancia, siete minutos. Después de ocho años dando vueltas por el espacio, el Curiosity orbitaba alrededor de Marte. Debía proporcionar la señal para iniciar el proceso de aterrizaje desplegando una serie de motores y paracaídas. La aparición de un error tecnológico puso en peligro la misión. Para nosotros fue muy interesante añadirlo a la trama que habíamos pensado sobre la vida del juez Félix y la relación con su padre. Nos parecía interesante a nivel cronológico, temporal... Hacer coincidir el Curiosity con el viaje del juez y el acercamiento a su padre. Teníamos el juez a punto de enfrentarse a la familia y el Curiosity a punto de entrar en la atmósfera. Ahora bien, el descubrimiento del error hizo peligrar la operación y la NASA tenía que tomar una decisión. ¿Paraba o tiraba adelante la misión? Este es también uno de los planteamientos de la obra, el juez y su padre deben decidir si afrontan el problema que los separa y si realmente están dispuestos a limar diferencias. El Curiosity, a miles de kilómetros de la tierra, vivió una situación parecida.

¿Hay que aprender a detectar a tiempo los errores para no caer a la infelicidad?

Quizás después de descubrir las causas, el objetivo final no sea la felicidad sino llegar a una verdad que haga posible la calma donde las termitas dejen de roer interiormente. Distancia siete minutos es mucho más que los “siete minutos de terror” del robot espacial Curiosity, es una reflexión a propósito de algunas actitudes humanas que no producen más que infelicidad en una especie paradójicamente capaz de construir sofisticados ingenios tecnológicos para explorar otros planetas, pero incapaz menudo de explorar sus propias debilidades y contradicciones.

¿Los personajes de Distancia siete minutos viven en planetas diferentes?Distancia siete minutos

Seguramente. Primero por una cuestión de edad, todos estamos expuestos al choque generacional con nuestros padres. Cuando somos pequeños pensamos que los padres son ideales y que lo hacen todo bien, la adolescencia no se revela. Cuando uno es más grande, los padres pasan a ser normales y la tragedia es que nosotros somos fruto de sus virtudes pero también defectos. Entonces, uno se revela contra ellos y con uno mismo. Después nos preguntamos si tenemos que ver algo con nuestros padres y descubrimos que tienen una mentalidad y una educación muy diferente, pero al mismo tiempo conectamos con muchas cosas. Este es realmente el drama, la parte absurda de esta historia.

¿Cuál es el secreto del método Titzina?

Esta es la cuarta obra en catorce años y como hacemos siempre hemos dedicado muchas horas al proceso creativo y luego a la gira. Si es verdad que forma parte de nuestro sello decidir la temática. Por nosotros, siempre debe ser una temática diversa, que plantee cuestiones a todos, intentamos encontrar preguntas universales. Así como dedicamos la primera obra a la locura, la segunda a la guerra, y la tercera a la muerte, ésta ha tocado a la felicidad. Dedicamos mucho tiempo a recopilar bibliografía de artistas que han tratado la temática, también nos entrevistamos con gente y visitamos espacios cotidianos donde la temática está presente. Es en este trabajo de adentrarnos en la cotidianidad de muchas personas cuando encontramos las historias, las tramas que nos resultan interesantes. A nosotros nos sirve a nivel de información, nos ayuda a ficcionar con un punto de veracidad. No nos estamos inventando nada. Esto para la gente que nunca ha estado en un juzgado o en una funeraria lo percibe y dice; estos saben de qué hablan! Conectan con puntos de realidad que hace que la escena sea creíble y como espectadores imaginan que lo que está pasando es real.

¿Diego Lorca y Pako Merino son un binomio indisoluble?

¡Por ahora si! Nosotros nos conocimos en París en 1999. Yo, de Santander, llego a Cerdanyola, no teníamos nada que ver y fuimos conectando, primero como amigos y luego como artistas. Este es el camino que emprendimos en 2001 y hasta ahora nos ha ido muy bien. La gente nos dice; ¿Por qué aguantáis tanto como pareja? Siempre hacemos la misma broma. ¡No tenemos sexo! Somos como un matrimonio pero no tenemos sexo y nos ahorramos muchos conflictos. Nos conocemos tanto que podemos hablar sin abrir la boca.   

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