El exdirector general de CatalunyaCaixa cambia de versión y alega que no votó su aumento de sueldo en plena crisis

Cinco años dan para mucho. Tanto como para cambiar de versión sobre el aumento de su propio sueldo que el exdirector general de CatalunyaCaixa, Adolf Todó, aprobó mientras la caja se hundía en 2010. En su declaración como acusado de este martes, Todó ha afirmado que no participó en el consejo de administración de enero de 2010 que validó su primer aumento retributivo, en contra de lo que dijo en fase de instrucción en 2013, cuando sí reconoció haberlo ratificado.

En la sección 8 de la Audiencia de Barcelona se celebrará hasta finales de noviembre el juicio al expresidente de CatalunyaCaixa, el exministro Narcís Serra, a Todó y a otros 39 miembros del consejo de administración de la caja por acordar en 2010 por la subida de sueldo del exdirector general y su adjunto, Jaume Masana, que no está acusado, mientras la entidad recibía el primer rescate público. La Fiscalía y la CUP, que ejerce la acusación popular, piden cuatro años de cárcel para Serra y Todó, por dos delitos de administración desleal.

La caja aprobó aumentar en enero de 2010 el salario fijo de 700.000 a 800.000 euros, y el variable máximo anual de Todó del 35 al 50% y del exconsejero delegado, Jaume Massana, del 35 al 45%. Nueve meses después, se dio luz verde a la subida salarial para el año 2011: el sueldo de Todó pasó de 800.481 a 812.501 euros y el de Massana de 598.428 a 610.201 euros. El exdirector general ha explicado este último aumento por la aplicación a su sueldo de la subida del IPC. Por contra, el fiscal anticorrupción Fernando Maldonado eleva el perjuicio económico de Todó a 1,45 millones de euros y el de Massana a 1,16 millones. En 2012, se limitó por ley el salario de los directivos de las cajas nacionalizadas a 300.000 euros.

La sorpresa de la declaración ha llegado cuando Todó ha aportado una nueva versión sobre el primer acuerdo de 2010. “En cinco años que han pasado desde que declaré en instrucción he tenido tiempo de leer las actas y hablar con el señor Serra y el señor Massana”, ha justificado, antes de explicar que salió de la reunión antes de que se aprobara su aumento de salario, en contra de lo que declaró en 2013.

“Yo no estaba allí”

Así, según su nueva versión, Serra hizo ausentarse de la reunión a los afectados por la subida de salario, Todó y Masana. Ambos volvieron a entrar en el consejo cuando el aumento “ya se había aprobado”, ha añadido Todó. “Yo no estaba allí”, ha zanjado. Por otro lado, ha precisado que los 568.000 euros que percibió de variable en 2010 no responden a los aumentos de sueldo que se juzgan, sino a los objetivos que consiguió cumplir en 2009 (167.000 euros) y la parte de objetivos trianuales (401.000 euros). Y también ha afirmado que nunca llegó a percibir el 50% de variable pues no consiguió los objetivos.

Todó ha reconocido que participó en la reunión del consejo de octubre que dio luz verde a la segunda subida de sueldo, aunque también con un matiz. En concreto, ha recordado que el consejo no celebró una votación como tal para aprobar los nuevos sueldos, sino que solo se preguntó quién estaba en contra o se abstenía. “No hubo votación pero voté a favor”, ha admitido. En cualquier caso, ha sostenido que fue perfectamente legal pese a que la entidad ya había recibido los primeros 1.250 millones en ayudas públicas.

Además de ese repentino ataque de memoria, Todó ha seguido la misma línea de defensa que el expresidente de la entidad, el exvicepresidente del Gobierno Narcís Serra, y ha defendido que el Banco de España aprobó los aumentos de remuneraciones porque sus inspectores ya estaban vigilando la caja, incluida su comisión de retribuciones. “Los inspectores que estaban allí eran conscientes de la subida de sueldo”, ha defendido, además de asegurar que si cualquier inspector del supervisor le hubiera “insinuado” que revocaran las subidas de sueldo, él lo habría hecho: “Para mi el Banco de España era la ley”.

Al igual que Serra, Todó ha disparado contra el FROB y ha asegurado que él mismo frenó la propuesta del ente público que rescató a las cajas en 2011, cuando ya controlaba la entidad, de aumentar las retribuciones de los miembros del consejo de administración. “Yo dije que de ninguna manera”, ha lanzado.

Como éste, los autoelogios a su gestión de la caja, que terminó necesitando una inyección de 12.000 millones de euros públicos y aprobó un ERE para 1.300 empleados, han sido constantes en la declaración de Todó. “Yo no era un kamikaze, en 2008 entro en la caja y lo único que tenía era mi capacidad de trabajo”, ha aseverado, para a renglón seguido corregir al fiscal y tildar de “saneamientos” los 1.300 millones de pérdidas que arrojó la caja en 2011. Asimismo, ha defendido que si la caja recibió la primera ayuda de 1.250 millones de rescate fue porque el Banco de España la consideró “solvente”.

Quejas al Gobierno y al supervisor

Los dardos más duros han venido a preguntas de su defensa. Preguntado por cómo se sintió cuando conoció por la prensa que la Fiscalía le investigaba, Todó ha dicho que se quedó “casi en estado catatónico”. “Envié correos quejándome a De Guindos, Mas-Colell y al gobernador Linde porque nos estábamos dejando la piel y trabajando como locos”, ha aseverado. Por último, ha relatado una llamada de un presidente de una entidad bancaria “muy importante”, aunque no ha revelado su identidad: “Me dijo si la investigación era causalidad o casualidad, porque el día antes Rodrigo Rato había sido imputando por la salida a bolsa de Bankia”. En otras palabras, la teoría de la conspiración contra CatalunyaCaixa.

La sesión de este martes se ha cerrado con el interrogatorio del exvicepresidente del consejo de administración, Joan Güell. Su declaración ha servido para dar aire a la tesis de Todó porque ha creído recordar que el exdirector general “no estaba” en la reunión de enero de 2010 que aprobó el primer aumento retributivo y a la vez para mostrar el mal funcionamiento de las antiguas cajas de ahorros.

Y es que Güell no ha tenido ningún problema para reconocer ante el tribunal que fue escogido como vicepresidente del consejo sin tener experiencia ni conocimientos financieros, sino por sorteo entre los depositantes de la caja. “Nunca percibí la situación en que acabó la caja y los balances no los miré porque no estoy capacitado para conocer el balance de una entidad financiera. Yo gestionaba una gasolinera”, ha afirmado.