La industria catalana respira aliviada por las últimas inversiones tras una década de estancamiento

Arturo Puente

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El temido rumor de que Nissan podía irse de Catalunya y dejar en la calle a algo más de 3.000 trabajadores se acabó confirmando en mayo del año 2020. El de la escudería nipona fue el último gran golpe a la industria catalana, que otros tiempos había sido un modelo no solo en España sino también para muchas regiones europeas, pero que desde los años ochenta no levantaba cabeza. En especial, la crisis financiera mundial acabó por hundir las expectativas catalanas, sumiendo la producción industrial en una década de estancamiento mientras los empleos menguaban. Pero, cuando el pesimismo se había apoderado del sector, una buena notica le ha hecho volver a ver luz al final del tunel: la surcoreana Iljin Materials anunció esta semana una importante inversión en Mont-roig (Tarragona).

Todos los detalles de la operación parecen esperanzadores. Para comenzar, la empresa es una compañía muy consolidada y ha prometido una inversión de 600 millones de euros, una cifra abultada que la Generalitat destaca como la más importante de los últimos 20 años. Iljin además se dedica a la fabricación de elecfoil, unas láminas de cobre demandadas como componente de las baterías, lo que contribuye a empujar la electrificación del sector automovilístico español. La empresa calcula que necesitará medio millar de trabajadores, que además caerán en una zona, el campo de Tarragona, lejos de la capital catalana y del polo tradicional de industria.

Tanto Govern como sindicatos y organizaciones empresariales han suspirado con alivio tras el desembarco surcoreano. “Es una inversión muy importante no sólo por las cifras económicas y el volumen de trabajo, sino porque es un sector estratégico de futuro”, destaca Natàlia Mas, directora general d'Indústria del Govern. Mas se refiere a que Iljin es una de las pocas empresas del mundo fabricantes de elecfoil, “un componente muy importante para las baterías eléctricas y para los semiconductores, dos sectores con alta demanda y que aparecen siempre en los planes industriales de Europa”.

En esa línea, una de las cuestiones que han destacado expertos y responsables de la Generalitat en los últimos días es la importancia de que esta inversión llegue en pleno proceso de electrificación de la industria automovilística española, coincidiendo con el reenfoque de Seat en Martorell hacia una planta de ensamblaje de coche eléctrico que tendrá en Sagunt (València) su nueva fábrica de baterías. Ahora, además uno de los componentes principales de estas, el elecfoil, se fabricará entre medio de ambas ciudades, lo que añade competitividad a todo el circuito. Además, Iljin opta a participar de los fondos europeos vinculados al Proyecto Estratégico de Seat, pues formará parte del mismo clúster.

“Es una inversión que llega en un momento muy adecuado. Primero porque nos sitúa en el mapa del coche eléctrico y de las baterías, que era algo que faltaba en Catalunya, que sigue muy enfocada en un sector automovilístico tradicional”, explica Carme Poveda, directora de análisis económico de la Cambra de Barcelona. “Pero también es una gran noticia desde el punto de vista emocional. Es hora de cambiar el chip, si han decidido instalarse aquí es porque somos competitivos, y no a sueldos bajos, porque en Europa eso ya no existe, sino desde un punto de vista de situación geográfica, formación, entorno y comunicaciones”, asegura Poveda.

Desde el Departamento de Empresa destacan, además, que Iljin no es la única inversión que ha llegado recientemente. A finales de 2021 también se cerró una inversión de 180 millones de Kronospan, una empresa dedicada a la fabricación de materiales de madera empleados en la construcción, interesada en implantar una planta en Tortosa que daría trabajo a dos centenares de personas. El Govern pone este ejemplo como muestra de que la fábrica de Mont-roig no es una carambola sino que responde a un nuevo impulso industrializador.

Una década de estancamiento

Los sindicatos se han sumado a la celebración por la llegada de Iljin a Mont-roig, pero reclaman prudencia tras muchos años de desinversión industrial. “Es pronto para decir si esto cambia la tendencia”, afirma cauto José Antonio Hernández, secretario general de Industria de CCOO en Catalunya. Pese a eso, Hernández destaca que la llegada de la fábrica de capital coreano es un paso muy positivo en la carrera por la electrificación, a la que el sector está abocado si quiere sobrevivir en la próxima década. Y también considera una buena noticia el emplazamiento. “Ahora mismo el 55% de la industria está en cuatro comarcas metropolitanas: Barcelona, Baix Llobregat y los dos Vallès. Ser capaces de trasladar inversión industrial a otros puntos, como es la zona de Tarragona, también es una buena noticia”, afirma.

El líder sindical también remarca que esta buena noticia cae en un sector industrial que ha sufrido mucho durante los últimos diez años, con el cierre de Bosch en Castellet y Lliçá d'Amunt, el de Italco, o los despidos en Prysmian, una productora de cable eléctrico, y en Te-Connectivity, de componentes automovilísticos, además del mazazo de Nissan. “Llevamos tres o cuatro años cerrando multinacionales”, resume Hernández. “Y no era porque tuvieran un problema de viabilidad, sino que había estrategias de la empresa para reubicar sus negocios, era una tendencia general. Esto [la llegada de Iljin] va en el sentido contrario, pero el Govern no debe caer en el error de hacer la gran fiesta, porque deberá seguir buscando inversión”, afirma.

Las cifras de la afiliación a la seguridad social dan cuenta de un parón industrial que ha sido especialmente duro en el empleo, sobre todo en el periodo 2011-2015, y que volvió a agravarse con la pandemia. Desde el año 2012, unos 600.000 trabajadores catalanes han mantenido sus puestos de trabajo en la industria, pero su peso en términos relativos respecto a toda la población ocupada ha ido bajando, desde el 18,6%, hace una década, al 16,8% con el que se acabó 2021. Además, la cifra ya queda muy lejos del récord histórico de 850.000 empleados industriales que se alcanzaron en el año 1978 en Catalunya (y pese a que la población ha crecido mucho desde entonces).

Pese al bajón, continuado desde hace más de cuarenta años, la comunidad continúa siendo la fábrica de España y el año pasado aportaba casi un cuarto del PIB industrial. El índice de producción industrial (IPI) refleja las variaciones del sector secundario en Catalunya, donde se observa que 2012 fue un año especialmente negro pero que la recuperación continuó siendo muy débil hasta la pandemia, cuando volvió a hundirse. La recuperación del año pasado se explica por la comparación con el bache del confinamiento.

La economista Carme Poveda, de la Cambra de Barcelona, matiza la percepción de que la pasada fuese una década negra para la industria catalana. “Los datos de PIB industrial se han mantenido constantes en torno al 20%. Es cierto que ha retrocedido la ocupación de la industria, pero la razón es que se ha tecnificado y requiere menos mano de obra, pero más técnica”, asegura. Una tendencia que a su modo de ver podría verse reforzada por la relocalización de compañías en Europa, es decir la vuelta de factorías que en su momento se marcharon a zonas como Asia en busca de salarios más bajos pero que ahora buscan profesionales más cualificados o estar más cerca de las cadenas de suministro.

También desde el Ministerio de Industria destacan que la industria catalana “muestra su competitividad en las convocatorias de concurrencia competitiva a nivel estatal”, por lo que se esperan un aumento del volumen de inversión cuando se pongan en marcha los PERTE y otras líneas de ayudas. En el Gobierno además destacan que el Ministerio ha invertido en 2021 en Catalunya más de 89 millones de euros, 53 de ellos en régimen de subvención y 36 de préstamos.

Diez meses para conseguir una inversión clave

La llegada de Iljin al Camp de Tarragona ha sido una operación cocinada cuidadosamente desde agosto de 2021, pero en la que destaca un nombre propio: el de Hee Yeon Lee, responsable en Seúl de Acció, la agencia del Govern para la internacionalización empresarial catalana. Ella ha sido la que ha mantenido un canal directo entre la empresa y el Govern, con una interacción prácticamente diaria y en la que se llegaron a celebrar más de un centenar de reuniones, una decena de ellas presenciales. Además, Iljin, que es un gigante en Corea, envió una comisión de estudio a Catalunya que estuvo revisando que sus condiciones se cumplieran.

Por las características de la actividad que realizan, la fábrica ponía varios requisitos. Uno de los más importantes era que la planta, de grandes dimensiones con más de 30.000 metros cuadrados, pudiese instalarse sobre un suelo de roca madre, para aguantar el enorme peso de su maquinaria sin moverse. Otra cuestión medioambiental muy valorada era la temperatura, que necesitan que tenga unas determinadas características para producir el elecfoil. Necesitaban también un entorno de energía barata y de suministro constante, por lo que la zona del Camp, con mucha presencia de renovables pero también energía nuclear cercana, era muy valiosa.

Los coreanos reclamaban además tener acceso a infraestructuras de transporte, algo que Mont-roig también podía ofrecer. La zona está cercana a las vías del AVE, el corredor mediterráneo y a la AP-7, también está al lado del aeropuerto de Reus y no queda lejos del puerto de Tarragona. La capacidad de llegar a mercados europeos y de toda la zona mediterránea estaba garantizada.

No menos importante que las cuestiones logísticas era el entorno económico y académico. Iljin quería que su planta estuviese cerca de productores de baterías y de coches eléctricos pero, también, en un territorio donde hubiera facultades de ingeniería y formación profesional en este campo, además de capacidad para atraer talento joven de otras partes del mundo. Unas circunstancias que los directivos coreanos consideraron que se ofrecían en Catalunya. Tarragona competía con dos destinaciones de Suecia y Hungría, según avanzó el Diari de Tarragona, y Mont-roig acabó llevándose el gato al agua.

Los sindicatos avisan: “La política industrial es a largo plazo”

“Durante mucho tiempo, en Catalunya la política industrial no ha sido ni buena ni mala, simplemente no ha existido”. Con esta contundencia se expresa Nardi Fuertes, secretario de acción sindical de la federación de Industria de UGT. Fuertes hace una valoración positiva de la noticia sobre Iljin Materials, pero afirma que los sindicatos están aún “expectantes” para acabar de comprobar cómo se implanta y si el tipo de empleo que trae a la zona de Tarragona es de calidad. “Somos prudentes. Si esto es la recuperación de la industria en Catalunya, será una noticia fantástica, pero aún es pronto para saberlo”, afirma.

Para el responsable de UGT, la prioridad es que ahora todas las instituciones, comenzando por el Departamento de Trabajo de la Generalitat, apuesten por hacer política industrial. “Esto tiene que comenzar por cosas como que el Pacte Nacional comience a velar porque las ayudas a la industria se destinan a generar empleo”, reclama.

Una opinión similar a la que expresa su homólogo en CCOO, José Antonio Hernández, quien advierte que generar las condiciones para que se implanten empresas no es un trabajo inmediato. “Hoy la política industrial es tener infraestructuras, calificación del personal, sistema energético eficaz y barato, una red de desarrollo e inversión… todo esto es a muy largo plazo y política muy transversal de todas las áreas de gobierno”, asegura el responsable sindical.