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Un migrante extutelado se suicida en Catalunya días después de salir de un centro de menores por ser considerado mayor de edad

Copyright © UNICEF/2018/Erasmo Fenoy

Pau Rodríguez

El cuerpo sin vida de Omar D. apareció el pasado 7 de noviembre, en la provincia de Barcelona. Este joven, que había llegado a España pocos meses antes desde Guinea Conackry, se suicidó días después de verse obligado a abandonar el centro de acogida en el que vivía, en Igualada, al ser considerado adulto tras someterse a las controvertidas pruebas de edad que encarga la Fiscalía.

Omar D. llegó a España en mayo de 2019, según adelantó El Periódico, después de una larga travesía desde su natal Guinea Conackry que ya le dejó importantes secuelas emocionales. Al declararse menor de edad, este joven quedó bajo tutela de la Dirección General de Infancia y Adolescencia (DGAIA), pero la Fiscalía, como suele hacer con los todos los que llegan sin papeles, pidió una test de edad. Más de medio año después, el informe resultante de la prueba ósea decretó que Omar D. era mayor de edad, por lo que la Generalitat cerró su expediente como menor y le dejó sin plaza en el centro que se había convertido en su hogar. 

Pocos días después, este joven se suicidó en Santa Margarida de Montbui, una localidad cercana a Igualada, según informan los Mossos d'Esquadra. Con todo, este joven no se había quedado en la calle, como suele ocurrir con muchos de los extutelados cuando cumplen 18 años, sino que en el proceso de desinternamiento -según la terminología que usa la Administración catalana- se encontró a un vecino de Igualada que pudo acogerlo en su casa. 

Para Albert Parés, abogado de la asociación Noves Vies de defensa de los menores migrantes, las pruebas de edad, que consisten en radiografías de la muñeca y de la mandíbula, se deberían abandonar como práctica para determinar la edad de estos jóvenes, debido a la angustia que provocan sobre los afectados. “Tienen un gran margen de error y, además, las rechazan desde la ONU”, expresa. 

Este abogado carga además contra la DGAIA por no no haberse puesto en contacto con el consulado de Guinea Conackry para averiguar la edad real del menor. Así es cómo cree que debería proceder la Administración para comprobar si un joven es o no adulto, cuando menos en paralelo a las actuales pruebas médicas. 

Desde la Generalitat, que no acostumbran a dar detalles de estos casos, sólo confirman que el fallecido estuvo bajo su tutela. Lamentan “profundamente” su muerte e informan que se harán cargo del coste del funeral. 

La muerte de Omar ha indignado colectivos como Hourria, que recuerda que el desinternamiento inmediato “es un momento muy duro para muchos chicos, que de golpe no pueden volver al que ha sido su hogar y los deja más solos que nunca pese a su vulnerabilidad”. “Omar no vino aquí para suicidarse, nadie cruza media África y toda España para suicidarse”, añaden sobre la realidad de un joven que, aseguran, no estuvo lo suficientemente acompañado “para asumir una realidad injusta, racista y deshumanizada”. 

El número de migrantes tutelados que salen de los centros de menores cuando cumplen 18 años ha aumentado en Catalunya después de que haya crecido muy significativamente la llegada de adolescentes solos desde el norte de África, los llamados Menores Extranjeros No Acompañados (MENA). Se prevé que en 2020 sean 3.500 los que cumplan la mayoría de edad, muchos de los cuales se quedarán en la calle si la Generalitat no aumenta los pisos para extutelados. 

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