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Los partidos exigen garantías al Govern para mantener el 14F como la fecha de las elecciones catalanas

Arturo Puente

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Recta final para una de las decisiones más importantes de la política catalana: ¿se celebrarán el 14 de febrero las elecciones, como estaba previsto, o deberán aplazarse por la pandemia? La mesa de partidos y, en última instancia, la Generalitat, tienen que resolver esta cuestión a lo largo de la próxima semana, conjugando el derecho de acudir a las urnas, los intereses de las diferentes formaciones políticas y la salud de la población. Todos los escenarios están abiertos, afirman fuentes de la oficina electoral del Govern, pero los partidos advierten de que quieren tener garantías de que la fecha se mantendrá si comienzan con los gastos de la campaña.

El problema se ha esgrimido en varias reuniones de la mesa de partidos y el Govern es muy consciente de ello. Más allá del interés político circunstancial por que las elecciones se aplacen o se mantengan, todas las formaciones señalan el daño económico que les ocasionaría poner en marcha los gastos de la campaña para que luego se aplacen los comicios y volver a tener que pagarla en unos meses. Sería tanto como financiar “dos campañas”, afirman fuentes de los partidos. Por eso exigen que, una vez pasado el Rubicón del 15 de enero, el Govern mantenga las elecciones si no se han aplazado ya.

El departamento que organiza los procesos electorales, el de Exteriores y Relaciones Instituciones, se ha impuesto la máxima de estar en disposición de celebrar unas elecciones en casi cualquier contexto epidemiológico. “Hay una convocatoria electoral y ante eso el departamento tiene el encargo de hacer todo lo posible por que se puedan celebrar las elecciones con la máxima seguridad y garantizando el voto”, explica el conseller Bernat Solé.

Pese a esto, en los protocolos elaborados por la conselleria se describen dos escenarios que recomendarían aplazar los comicios. Uno es el confinamiento domiciliario total, como el vivido en la primavera pasada. Otro es una zona más gris, difícil de establecer, que en el documento elaborado se define como un escenario de “restricción absoluta de actividades sociales en amplios espacios y sectores y aforos muy limitados al resto”. Se refiere, por ejemplo, al cierre total de teatros y cines, del interior de bares y restaurantes, o también la clausura de las escuelas. Unas restricciones que en este momento no se aplican en Catalunya, pero que ninguna autoridad descarta que puedan tomarse antes del 15 de febrero.

“Si algo hemos aprendido durante esta pandemia es que todo puede cambiar en cuestión de días. Ahora bien, lo que hay que garantizar es que se pueda votar con normalidad y dando a la ciudadanía seguridad en el voto y en que se podrá ejercer en todas las condiciones sanitarias. Creo que todos estamos en esa línea, incluido el Govern”, explica una voz de un partido de la oposición. Los responsables de las formaciones consultadas han preferido no aparecer identificados en este artículo.

La mesa de partidos, clave

Dada esta situación cambiante, los partidos piden seguridad, cautela y, sobre todo, garantías. Hasta el momento se han celebrado dos reuniones con las diferentes fuerzas para tratar la situación de las elecciones, el día 4 y el 21 de diciembre. En la segunda cita fue cuando se abordaron directamente los criterios para suspender los comicios. En primer lugar, la mayoría de las formaciones consideraron que no podía ocurrir “lo de Galicia y el País Vasco”, en referencia a que haya grupos de personas que no puedan votar por estar contagiados o cumpliendo una cuarentena por coronavirus. Varias formaciones, entre ellas Junts, ERC o PSC, trazaron una línea roja en este punto, defendiendo que no podía haber exclusiones de colectivos.

En esa misma reunión, desde la Generalitat pidieron a los partidos que se posicionaran sobre la fecha más idónea para decidir seguir adelante o parar. Había dos días posibles: en torno al 15 de enero o hacia el 29 de ese mismo mes. La última fecha quedaba prácticamente dentro de la campaña oficial, pero era un día en el que las autoridades sanitarias podían hacer un mejor pronóstico sobre la situación epidemiológica del domingo electoral. La opinión más extendida entre los partidos, en cambio, fue que era mejor tomar la decisión el día 15, es decir, un mes antes de que se abran los colegios.

Quien más apretó en esta dirección fueron las formaciones con menos recursos. Esto es así porque, si las elecciones se acaban aplazando, cada día que pase a partir del 15 de enero sin suspenderlas las pérdidas económicas aumentarían. “A un mes vista hay algunas cosas que ya no las salvas, pero aún puedes ahorrar parte de la cartelería, alquiler de espacios… Eso sí, los envíos electorales, que es la parte más cara, los tienes que tener a punto antes”, explica una miembro del comité de campaña de un partido soberanista.

“Estoy totalmente de acuerdo [con la reclamación de los partidos]”, afirma el conseller Solé. “Por esta razón elegimos el 15 de enero para tomar una decisión, porque por una parte es una fecha adecuada epidemiológicamente, en la medida que nos permite prever qué podría pasar el 14 de febrero, y por otra es una buena fecha de cara a la logística de los partidos, a la hora de mantener o tirar atrás las contrataciones de la campaña”, opina.

La alternativa: que la Generalitat asuma los gastos

La decisión sobre qué pasará con las elecciones acabará tomándose con toda probabilidad en la reunión de la mesa de partidos que se celebrará a finales de la semana que viene. Este lunes también se prevé un encuentro exploratorio. “Lo que esperamos es que haya una propuesta concreta del Govern. No vale con descargar la responsabilidad en los partidos, la responsabilidad de decirnos si se puede seguir adelante o no es de quién tiene el encargo de organizar las elecciones”, afirma una destacada política independentista.

La mayor parte de las fuerzas políticas consultadas son más bien optimistas respecto a que la fecha del 14F se podrá mantener y será finalmente el día en que se vote. Diferente pronóstico es el de las fuentes técnicas en el departamento que organiza las elecciones. “Creo que hay varios factores que podrían hacer aplazar las elecciones se aplacen”, asegura uno de los expertos en procesos electorales que han contribuido a la elaboración del protocolo de la Generalitat.

La razón que aduce esta fuente es el interés económico de los partidos que, según su pronóstico, presionarán para aplazarlas si no se obtienen unas garantías sobre la marcha de la pandemia que la administración no está en condiciones de ofrecer. “El Govern puede diseñar protocolos, organizar colas, asegurar las condiciones sanitarias de los espacios… lo que no puede asegurar es que no estaremos todos confinados en casa el mes que viene”, incide el técnico.

En cambio, desde varios partidos han rechazado la opción del aplazamiento “preventivo” y aducen que, en caso de que haya una pérdida económica por fuerza mayor, verían razonable que la administración la compensara. Tal y como señalan algunos representantes políticos, según la actual ley es la administración quien compensa, vía subvención tras las elecciones, la mayor parte de los gastos por 'mailing'. Así, si acaba habiendo dos envíos porque las elecciones se aplazan, sería lógico que las arcas públicas corrieran con los gastos de las dos, afirman desde las formaciones.

Cuestión diferente es si alguna de las formaciones tiene interés político en que las elecciones se aplacen. En las conversaciones informales en la mesa de partidos se ha hablado de que, si la fecha finalmente no puede ser en febrero, lo más adecuado podrá ser dejarlo para marzo o, más probablemente, para mayo. Un momento que podría dar ventaja a algunos partidos, por ejemplo, los que tienen responsabilidades sanitarias y podrían exhibir una buena campaña de vacunación.

Los partidos consultados niegan que el interés político esté sobre la mesa. “No puedo ni imaginar que alguien pueda estar haciendo este cálculo, sobre todo porque ni siquiera está tan claro a quién le conviene y a quién no”, afirma un diputado de la oposición. “Pase lo que pase, cualquier aplazamiento de las elecciones deberá tomarse por consenso de todos los partidos, o al menos de la mayoría, y dudo que nadie quiera aparecer como el candidato al que no le vienen bien las urnas”, apuntala otro dirigente de un partido independentista.