600 personas participan en una ceremonia de beatificación en la Sagrada Familia

Pese a que la Sagrada Familia está cerrada a las visitas, este sábado ha acogido la beatificación de Juan Roig Diggle, un joven católico de 19 años que fue fusilado por milicianos anarquistas a principios de la Guerra Civil, el 12 de septiembre de 1936. El arzobispo de Barcelona y presidente de la Conferencia Episcopal Española, Juan José Omella, ha presidido una ceremonia que ha coincidido con el 10 aniversario de la consagración de la basílica (el 7 de noviembre del 2010, a cargo del entonces papa Benedicto XVI).

El acto religioso ha contado con la asistencia de unas 600 personas -un tercio del aforo de la Sagrada Familia a causa de las restricciones por la pandemia de Covid-, con distancia mínima de 1,5 metros entre los feligreses y mascarilla obligatoria. La ceremonia disponía de autorización al no haber superado el aforo permitido para actos religiosos.

Los organizadores han asegurado que se ha cumplido también con la orden de cierre municipal decretado para este fin de semana y que los asistentes solo eran vecinos de Barcelona. En cambio había 15 obispos concelebrantes, que han podido desplazarse de otros puntos de Catalunya así como el nuncio apostólico, que ha sido autorizado a venir desde Madrid. En estos casos se considera que quedan excluidos de las restricciones de movilidad por motivos laborales.

La imagen de la basílica con más de medio millar de personas ha provocado una reacción en las redes sociales y en especial de personas vinculadas al ámbito de la cultura que han recordado que los teatros y cines permanecen cerrados. Ante el revuelo creado, fuentes del Departamento de Salud han recordado que el decreto del estado de alarma solo permite reducir el aforo pero no está contemplado el cierre de espacios religiosos y que la Constitución considera la libertad de culto como un derecho fundamental. De todos modos, desde la Conselleria se iniciará un expediente para investigar si en la ceremonia de este sábado se han respetado todas las medidas de protección así como las restricciones de movilidad.

El cardenal Omella ha iniciado su homilía en la Sagrada Familia recordando que hacía un año que el Papa Francisco aprobó el decreto de beatificación de Joan Roig Diggle. “Y la providencia ha querido que la celebración de esta beatificación tenga lugar durante el año litúrgico en el que el objetivo de nuestro plan pastoral diocesano es, precisamente, el trabajo con los jóvenes. Joan Roig Diggle es para todos, pero especialmente para los jóvenes, un testimonio de amor a Cristo ya los hermanos ”, ha proseguido el arzobispo de Barcelona, ​​que ha concelebrado la ceremonia con el cardenal y arzobispo emérito Lluís Martínez Sistach y el nuncio apostólico de la Santa Sede en España , monseñor Bernardito Auza.

La entrada de los feligreses se ha visto acompañada de una ruidosa protesta de trabajadores de la sección sindical SUT de la Sagrada Familia (servicio de atención al visitante). Los empleados se encuentran en huelga indefinida desde el 26 de septiembre para denunciar que la plantilla “trabaja más horas de las pactadas” por contrato y exigir que se acabe el ERTE.