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Vox se hace fuerte en las capitales del turismo masivo y la costa de Tarragona

Playa de Llevant en Salou, durante el verano

Pau Rodríguez

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La extrema derecha de Vox va consolidando poco a poco sus graneros de votos en Catalunya. Se vio en las generales de 2019 y se ha confirmado en estas autonómicas cómo penetra su discurso desde la Val d'Aran hasta los barrios más ricos de Barcelona, pasando por algunos zonas de renta muy baja en la capital o en Tarragona. A ello hay que añadir varios de los grandes destinos de sol y playa de Catalunya, hoy la ‘zona cero' de la crisis del coronavirus, con toda la actividad económica paralizada a la espera de los turistas y un número creciente de población en riesgo de pobreza.

El mayor ejemplo de ello es Salou, el primer destino turístico de la Costa Dorada, donde Vox ha conseguido con un 18,2% su segundo mejor resultado en Catalunya –si se cuentan los municipios de más de 5.000 habitantes–. En esta localidad de 27.000 vecinos, con una economía entregada al monocultivo turístico, la extrema derecha ha sido segunda fuerza tras el PSC. Y entre la veintena de municipios que más han optado por los de Ignacio Garriga están también Roses (15,6%) y Lloret de Mar (12,3%), dos de los principales destinos turísticos de Girona, e incluso Castelló d'Empúries, del que depende el núcleo urbano de Empuriabrava donde Vox saca más del 17%.

A estos, además, les acompañan un buen puñado de localidades del litoral de Tarragona, de un modelo turístico más residencial y menos dependiente, donde Vox se afianza por encima del 12%: Roda de Berà, Mont-roig del Camp, Cunit, Cambrils, Calafell… La mayoría son localidades históricamente escoradas a la derecha, donde antes del procés CiU y el PP se solían repartir el primer y segundo puesto. En todas ellas arrasó Ciudadanos en 2017. 

“Es el mismo voto, pero como Ciudadanos no lo tenía fidelizado, ahora se ha ido al que piensa que defenderá mejor sus intereses”, opina Xavier Fähndrich. Este vecino de Salou y politólogo empieza por recordar que el principal fundamento sobre el que se levanta Vox en Catalunya es el rechazo al independentismo. Y otro factor, que ha resultado ser fundamental en estos comicios, ha sido la abstención. Allí donde más ha caído la participación mejor resultado ha obtenido Vox, y en muchas de estas localidades costeras ha pasado de ir a votar el 75% en 2017 al 45% esta vez, aproximadamente. 

Fuente: Generalitat de Catalunya


Pero en los grandes destinos turísticos como Salou o Lloret preocupa que, más allá de los factores habituales, la paralización de la economía turística esté creando un mayor caldo de cultivo para la extrema derecha. Estos municipios ya eran antes de la crisis del coronavirus los que tenían una renta por habitante más baja de toda Catalunya, debido a contratos precarios y temporales, y ahora se ha agravado con la pérdida para muchos vecinos de su sustento de vida. Durante la desescalada, en un día las entidades sociales repartían alimentos a tantas familias como antes en un mes.

“En estas zonas la actividad se ha ido a pique y eso se ve claro en el alud de ayudas alimentarias que hay. Este voto puede ser una reacción del sector, que lo está pasando mal y que se siente alejado de opciones de izquierdas”, valora Ernest Cañada, antropólogo especializado en turismo, que de todos modos se muestra prudente en el análisis.

Muchos de estos municipios han recibido una fuerte llegada de inmigración más reciente que la del cinturón barcelonés. La mayoría tienen elevados porcentajes de población extranjera, por encima del 20%, pero también han visto llegar ciudadanos en los últimos años de distintos puntos de España, para el ‘boom' de la construcción de los 90 y principios de los 2000. Lloret, por ejemplo, duplicó su población entre el 2000 y el 2010, de 20.000 a 40.000 habitantes, una progresión calcada a la de destinos como Salou o Castelló d'Empúries.

Para Fähndrich, las llegadas de nueva población de otros puntos de España explican en parte este apoyo a partidos de carácter 'españolista', y no siempre responden a perfiles de trabajadores asalariados. “Hay mucha gente que ha llegado para intentar abrirse camino en la hostelería o la restauración, trabajando como fijos discontinuos, pero también hay autónomos que han venido a montar negocios vinculados al sector hotelero, o inversores que se han instalado aquí y que no tienen ninguna necesidad de relacionarse con las élites locales”, argumenta. Y resume: “Hay un voto españolista de renta alta y otro de renta baja”. Ciertamente, los análisis de los resultados de Vox en todo el territorio muestran cómo seducen a la par a las clases más adineradas y los sectores más empobrecidos.

Un discurso de apertura de los negocios turísticos

La vida en estos municipios se ha visto trastocada como en pocos lugares por culpa de la pandemia. La mayoría de estas localidades, que suelen multiplicar su población en verano, estuvieron casi tan vacías en julio y agosto como en invierno. Solo uno de cada cinco hoteles abrió sus puertas en Salou. Y el que lo hizo fue para llenar un 30% de las habitaciones. “Son nuestro Detroit”, resume Cañada, haciendo referencia la ciudad americana símbolo de la última gran crisis económica, que se sumió en la miseria tras el bache por el que pasó la omnipresente industria del automóvil. 

El cierre del grifo turístico debido a la COVID-19 ha provocado también que parte de los vecinos se hayan opuesto a las medidas restrictivas. Mohammed El Amrani, comunicador y presidente de la Xarxa de Convivència de Roses, recuerda que cuando Vox acudió a hacer campaña en su municipio lo hizo con un discurso claramente orientado a prometer la apertura total de los negocios en contraposición a la gestión de Salvador Illa en Madrid y el independentismo en el Govern. “Elogiaban las potencialidades de Roses e insistían en que se nos estaba dejando sin alternativas, que no nos daban ayudas para subsistir”, apunta. En esta ciudad Vox ha obtenido 850 votos, los mismos que en las generales de 2019 pese a que la abstención se ha disparado.

El gran feudo de Vox en Roses es el barrio Santa Margarida, donde son primera fuerza. Se trata de la urbanización más turística y deshabitada del municipio, con todas las viviendas y los comercios orientados al visitante. Aun así, también hay bolsas de pobreza. “Es un sitio sin escuela, sin transporte público, con lo que mucha gente que no puede permitirse pagar un alquiler en el centro se va a vivir allí”. Es, en palabras de Ernest Cañada, uno de los no lugares que generan estas localidades, vecindarios vacíos donde es casi imposible no ya generar un mínimo de redes asociativas, sino casi directamente conocerse entre vecinos. 

“Esto genera dinámicas urbanas desagregadas, con poca vertebración”, añade Cañadas, que asegura que también favorecen la penetración del discurso de extrema derecha debido a que suele crecer la “sensación de miedo”. En unos municipios con elevados porcentajes de población inmigrante, estos entornos pueden ser “caldo de cultivo” para el discurso de la inseguridad, añade. Y también esta es una de las principales armas de Vox.

Sin necesidad de implantarse

La ciudad donde Vox ha sacado sus mejores resultados, con un 19,3% de los sufragios, es Vila-seca, vecina de Salou. Con 22.500 habitantes, este municipio está ubicado en el interior pero con un importante núcleo de viviendas y apartamentos en la playa, La Pineda. Su economía está orientada al turismo y al parque de atracciones Port Aventura, aunque a la vez tiene varias industrias. 

“A finales de los 90 y durante los 2000 llegó mucha gente de otras partes de España para trabajar en Port Aventura y en la construcción, sin que se haya cohesionado esta población con la local, que también es muy cerrada”, explica la concejala de Decidim Pineda Vaquer, que está en la oposición. Pese a sus resultados, Vox nunca ha tenido una presencia real entre la población. “Sus apoderados el 14F habían venido de Andalucía”, añade. 

Esto no ha impedido que los mensajes ultra sobre la inseguridad y contra la inmigración hayan proliferado. “Son grupúsculos que no están organizados, que a menudo están en grupos de Facebook, con un fuerte discurso antiindependentista pero que también transmiten malestar por la situación económica y alimentan el odio hacia los inmigrantes, que vinculan a la delincuencia”, resume esta edil. 

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