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Canal del Henares: 150 años 'regando' la Campiña de Guadalajara

Obras de construcción del Canal del Henares

Raquel Gamo

La construcción hace 150 años de la primera fase del Canal del Henares –un tramo de 17 kilómetros en la localidad de Humanes- se convirtió en uno de los hitos de la ingeniería civil de la España del siglo XIX, que impulsó definitivamente el regadío intensivo para la agricultura de la Campiña guadalajareña. Desde entonces, la vida de los humanenses y del resto de habitantes de la Vega del Henares ha estado íntimamente ligada a la cultura de los ríos que discurren por su entorno: el Henares, su afluente el Sorbe y el Canal del Henares, cuya presa está emplazada en el término de Humanes, en la confluencia de esos dos pulmones de agua que abastecen de agua a todo el Corredor del Henares. En los años 60, el Canal funcionó también como punto de ocio y reunión familiar.

Francisco Lozano Gamo, cronista oficial de Humanes y gran conocedor de la historia del Canal, explica a eldiarioclm.es que “es un orgullo que hace 150 años se llevara a cabo esta magnífica obra. Fue un símbolo del progreso industrial de nuestro país en Europa y forma parte de nuestro patrimonio para siempre”. Contemporáneo de otros dos importantes proyectos de la tardía industrialización española de la segunda mitad del siglo XIX, el Canal de Castilla y el Gran Canal Imperial de Aragón, el Canal del Henares fue “la mejor infraestructura de su época por la presa, el canal y el túnel de más de 3 kilómetros, a pesar de que Humanes nunca se benefició de esta obra porque no ha sido tradicionalmente una población de regadío”, puntualiza Lozano Gamo.

Fernando López Puerta, vecino de Humanes, es otro de los testigos de excepción de la historia cotidiana del Canal. Trabajó como guarda de la infraestructura en la estación de Humanes durante 40 años y todavía recuerda con emoción su rutina de control de la presa. “Mi vida ha sido el Canal. Empecé a trabajar aquí en 1965 y mi labor era abrir y cerrar las compuertas de la presa, vigilar el río y repartir el agua para el riego según se demandaba. Ganaba 3.500 pesetas al mes. Fueron unos años duros porque también tenía ganado, pero los recuerdo con alegría”, relata a este digital el guarda más veterano de Humanes.

Entre las anécdotas que Fernando vivió en este punto del canal cuenta una que recuerda con gracia cuando en 1970 se produjo una subida enorme del río Henares que arrastró muchos troncos de árboles hasta la presa. Uno de ellos impactó fuertemente contra la estación y abrió un gran socavón. Para reparar el agujero por el que se filtraba el agua, el ingeniero encargado y él tuvieron que montar en una barca sujetada con una cuerda a la infraestructura para evitar que el cauce les empujara río abajo.

La historia acabó casi en accidente, cuando el técnico quedó cerca de precipitarse al agujero de la presa por acercarse tanto. Por suerte, el guarda pudo agarrarle a tiempo y el hombre, blanco del miedo, se apartó del peligro. Este testimonio ilustra a la perfección la memoria que el canal ha forjado en sus gentes, en el paisaje y economía agrícola de la Campiña a lo largo de más de un siglo.

Exposición y monumento

Un siglo y medio después de la entrada en funcionamiento de la primera fase de la obra, los humanenses se entregan en la celebración de tan significativa efeméride. Para ello, una comisión de expertos impulsada por el Consistorio de la localidad evocó la historia del Canal. Entre los miembros de esta comisión figuran el docente e investigador José Luis Sánchez Peral y el propio Francisco Lozano Gamo. En palabras de este último, “Humanes no podía obviar este aniversario. Es una satisfacción difundir y poner en valor el Canal. Deseamos que sobreviva el carisma del pueblo como punto de arranque de esta infraestructura única en su tiempo, 150 años después”.

Entre los actos conmemorativos con los que se pretendía repasar la cronología del Canal del Henares, caracterizada por las múltiples dificultades económicas a las que tuvo que enfrentarse durante su ejecución, sobresale la presentación del libro ‘Riego en la Campiña, estudio Histórico y Gráfico del Canal del Henares en su 150 aniversario’, escrito por Lozano Gamo y Sánchez Peral. Se trata de una publicación formada por dos secciones, una documental y otra gráfica.

La parte documental versa sobre la historia del Canal del Henares y ha sido desarrollada por Sánchez Peral, especialista en Geografía e Historia y autor también de la investigación ‘El Canal del Río Henares, un proyecto de riego histórico en la Campiña’. “Es un recorrido histórico a través de los diferentes proyectos de riego que se llevaron a cabo en la Campiña del Henares y sobre las venturas y desventuras que corrió el canal en el siglo XX”, relata Sánchez a eldiarioclm.es.

La segunda sección del catálogo es un reportaje gráfico a color sobre la historia del Canal que compendia la colección única de 13 fotografías que realizó el fotógrafo francés Jean Laurent hacia 1865 “a bordo de una plataforma del tren en las que retrató a lomos de una mula las obras del Canal”, explica Lozano. Jean Laurent fue uno de los máximos exponentes de la fotografía del siglo XIX en España y Portugal y ejerció también de fotógrafo oficial de la reina Isabel II. Durante los primeros años de la gestación de la obra fue enviado por el gobierno español a captar la evolución de los trabajo en el entorno de Humanes y su trabajo fue exhibido en la Exposición Internacional de París.

Además, el libro contiene otras imágenes curiosas del Canal, que pertenecen a la colección privada del cronista de Humanes, entre las que se puede observar al acuífero con o sin agua e incluso a un toro de Yunquera que cayó al canal durante los encierros por el campo de esta localidad.

Por otra parte, la exposición de fotografía se compone de cerca de 60 imágenes, entre las que sobresalen las citadas instantáneas de Laurent, que el Centro de la Fotografía Histórica de Guadalajara (CEFIHGU) ha cedido especialmente para esta efeméride. La muestra aborda el avance de la construcción del canal entre 1865 y 1867.

Además de pretender divulgar en imágenes la evolución de las obras, también queda reflejado el uso festivo que tradicionalmente los campiñeros han dado al acuífero con escenas de los barcos locos de Yunquera, la fiesta taurina en la que muchos toros se precipitaban al canal o “el ánimo de la exposición es enseñar, además de las imágenes de la construcción del canal, el carácter festivo de la campiña mediante los barcos locos de Yunquera, la fiesta taurina en la que van a parar los toros al Canal o ”la fauna y la denuncia del mal uso que los agricultores han hecho de los riegos“, matiza Lozano.

La jornada de celebración contó con la presencia de la consejera de Fomento, Agustina García; el delegado de la Junta en Guadalajara, Alberto Rojo; además de otros alcaldes de los pueblos aledaños, representantes de la Confederación Hidrográfica del Tajo, algunos empleados del canal y miembros de la embajada británica, por la vinculación de la obra con este país anglosajón. El acto concluyó con la conferencia ‘Proyectos de riego desde el siglo XVIII’. Según el profesor Sánchez Peral, la finalidad de la conferencia era “rememorar aquellos ingenieros, trabajadores y personas que lucharon por el progreso de la Campiña, porque consideraban que la extensión del riego multiplicaba la producción agrícola”.

Finalmente, la comitiva se trasladó hasta el paraje de la Muela, donde se emplaza la presa hidráulica para la inauguración de un monolito conmemorativo. La serigrafía de la obra que aparece grabada en el hito está inspirada en una ilustración del periódico inglés ‘London Ilustrated’ del siglo XIX.

El primer fin de semana de julio, los clubes ciclistas de Marchamalo, Fontanar y Humanes organizaron una marcha cicloturista desde el municipio de Marchamalo hasta la presa. El objetivo era reivindicar la recuperación de la vía verde que discurre paralela al canal para uso exclusivo de senderistas y ciclistas.

Historia de adversidades

El Canal del Henares está considerado como una de las grandes infraestructuras hidráulicas de la época floreciente de la Ilustración. Ideada en su origen por Pedro de Abarca, Conde de Aranda, con el objetivo de transformar el tipo de agricultura de la Vega del Henares haciéndola más productiva, el proyecto se retrasó inicialmente por la férrea oposición de la nobleza y el clero de la España del siglo XVIII a ceder sus tierras para la construcción de la obra.

De este modo, no fue hasta mediados del siglo XIX, cuando la ejecución del canal arrancó, después de que se produjera la desamortización de Mendizábal, y la burguesía adquiriera la mayoría de los terrenos en subasta.

En 1859 se concede la autorización para ejecutar las obras del Canal del Henares desde la presa del río, en Humanes, a la Sociedad Ibérica de Riegos por un periodo de seis años. Aunque finalmente la constructora inglesa no cumplió con los plazos y en 1863 se varió el trazado. Por aquel entonces, el Henares discurría por toda la vega que va paralela al río y a la calzada romana desde Humanes hasta la localidad madrileña de Meco.

El primer tramo del canal de diecisiete kilómetros fue construido entre 1865 y 1877 por esta misma compañía, de capital inglés, empleando piedra caliza del cerro de la Muela de Alarilla. Tiempo después, Cuando la compañía sufrió pérdidas económicas hasta el extremo de quebrar y provocar con ello la paralización de la obra. Con posterioridad, la construcción se adjudicó a la Compañía del Canal del Henares, constituida por los acreedores.

En 1926, la creación de las confederaciones hidrográficas significó la solución de las anomalías que arrastraba el canal desde hacía varias décadas. La Confederación Hidrográfica del Tajo (CHT) concedió la explotación del canal a los regantes por un periodo de 25 años y el coste de la infraestructura se estableció en 2 millones de las antiguas pesetas, que se abonaron tras la construcción del pantano de Pálmaces. La construcción del resto de tramos hasta Meco prosiguió hasta su fin en 1954.

Paisaje urbano

La localidad de Marchamalo, a escasa distancia de Guadalajara capital, es quizá el municipio campiñero que mejor ha sabido integrar el conducto del Canal del Henares en su paisaje urbano actual. A pesar de que su trazado discurre a las afueras del municipio, al oeste de la Vega del Henares, de norte a sur, el desarrollo urbanístico que ha experimentado la población marchamalera en los últimos 20 años ha hecho que la infraestructura se haya incorporado al callejero urbano.

El canal circula por esta localidad a lo largo de 5 kilómetros distribuidos en tres saltos de agua hasta el límite de Marchamalo con el término de Cabanillas del Campo. El ayuntamiento rehabilitó el entorno que rodea a la presa principal, la del Arroyo del Val, convirtiéndola en un bulevar arbolado para disfrute de los vecinos. En esta línea de conservar el patrimonio del canal, el consistorio recuperó también uno de los puentes de la acequia, que se encuentra en el parque de San Miguel en la zona de las urbanizaciones, a las afueras del municipio. Otro de los monumentos que conmemoran la presencia del canal en esta población es una fuente de alegoría de la obra que representa unos de los saltos en una de las glorietas de acceso a Marchamalo.

Según Juan Enrique Ablanque, cronista de Marchamalo, el Canal del Henares significó “riqueza y empleo porque floreció una agricultura más productiva que trajo mucha prosperidad al pueblo”. Marchamalo cuenta con una tradición de huerta desde la edad media. Desde aquella época, cuenta Ablanque, los hortelanos vendían sus patatas, cebollas y más tarde los famosos melones en las plazas de los mercados. Una costumbre que algunos agricultores mantienen en la actualidad.

Además, el emplazamiento que ocupa la actual presa del canal fue donde en 1926, la Confederación Hidrográfica del Tajo cedió la gestión de la obra a la Comunidad de Regantes, que se ha ocupado del mantenimiento de la infraestructura hasta la actualidad. “Es un sitio emblemático de Marchamalo donde la gente en los años 60 se reunía para fotografiarse con sus familias en las fiestas patronales y también sirvió de piscina improvisada en la que muchos marchamaleros aprendieron a nadar y por desgracia otros perecieron”, puntualiza el cronista.

Deuda de 13 millones

El Canal del Henares tiene una longitud de 40 kilómetros y presta servicio a las localidades de Humanes, Yunquera de Henares, Marchamalo, Alovera, Cabanillas del Campo, Azuqueca y Meco, lugar en el que finalizó la construcción de la obra, que no llegó finalmente hasta Alcalá de Henares, tal como contemplaba el proyecto original de la constructora inglesa Sociedad Ibérica de Riegos. En la actualidad, surte a 7.000 hectáreas de regadío.

La historia del Canal del Henares ha estado cargada de claroscuros en lo que se refiere a las dificultades en la construcción de la obra, la deficiente coordinación en la gestión o los problemas económicos que arrastra en la actualidad, que impiden a la Comunidad de Regantes del Henares, gestora de la infraestructura hidráulica, emprender la modernización definitiva de su obsoleto sistema de regadío que no se adapta a las necesidades de la agricultura extensiva de hoy.

La infraestructura, que depende de la Confederación Hidrográfica del Tajo, tiene una deuda acumulada con Hacienda de unos 13 de millones de euros y su futuro camina hacia un proceso de industrialización ligado a las nuevas formas de producción del sector. “La situación del Canal del Henares es negativa porque soportamos una elevada deuda debida a la mala gestión que se ha hecho en el pasado”, admite Fernando Abelló, vicepresidente de la Comunidad de Regantes del Henares a eldiarioclm.es

Con respecto a los retos de futuro que tiene por delante la comunidad, Abelló reconoce que “necesitamos mejorar el sistema de regadío para implantar la aspersión y optimizar así el gasto de agua en los cultivos, pero son obras muy costosas que no podemos acometer a día de hoy”.

Daniel García es agricultor en Marchamalo desde hace 20 años y miembro de la Comunidad de Regantes. Actualmente, trabaja 100 hectáreas de terreno en régimen de arrendamiento y es el único agricultor marchamalero de maíz con una cosecha anual de unos 14.000 kilogramos. “Las circunstancias son malas porque el canal sigue empleando el mismo sistema de riego arcaico con el que desperdiciamos mucha agua y no podemos sacar más producción. Es necesario modernizar el regadío”.

La constante oscilación de los precios de los productos agrícolas en el mercado, la limitación en la producción por la falta de renovación del canal y el canon de más de 300 euros que los agricultores deben pagar a la Comunidad de Regantes con el fin de cubrir la deuda hacen que hoy la rica agricultura de La Vega del Henares sea cada vez una actividad menos rentable.

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