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Ginette Neveu, la violinista que murió con su Stradivarius

10 de enero de 2025 19:53 h

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El 28 de octubre de 1949, un avión Lockheed Constellation de Air France se estrelló en la isla de São Miguel, en el archipiélago portugués de las Azores. Había despegado en París y se dirigía a Nueva York. El piloto pretendía repostar, pero había una densa niebla que dificultaba la visibilidad. El aparato se incendió y murieron la tripulación y los 48 pasajeros. Entre ellos estaba la violinista francesa Ginette Neveu, de 30 años de edad, que tenía prevista su segunda gira norteamericana. También su hermano Jean, que habitualmente la acompañaba al piano en los recitales, y el boxeador francés Marcel Cerdan, entonces pareja de la cantante Édith Piaf. Ginette viajaba con un violín Omobono Stradivari, datado en 1730, que no fue encontrado. Tampoco fue hallado su otro violín, un Guadagini. Sin embargo, sí apareció el estuche, construido por la lutería Vatelot, forrado en piel de cocodrilo, casi intacto, y dos arcos, uno de ellos roto. Eso alimentó la leyenda de que el violín había sido robado. Incluso empleados de Air France aseguraron que habían visto en la isla a un músico callejero tocando por la calle un violín que decía haber encontrado.

Supe de Ginette Neveu por primera vez en los setenta gracias a mi profesor de violín, José Vicente Cervera. Unos años después me hice con unos cuantos discos compactos con sus grabaciones. Me la ha recordado de nuevo el libro de Norman Lebrecht ¿Por qué Beethoven? Es una obra que recorre la producción del compositor alemán a través de un centenar de obras, para las que recomienda grabaciones. En el caso del único concierto para violín y orquesta que escribió Beethoven, Lebrecht cuenta que, ante la gran cantidad de registros de esa obra por primeras figuras del instrumento, preguntó al violinista Gidon Kremer por su versión favorita. Este, tras una larga explicación, acaba señalando la de Ginette Neveu, una grabación en directo registrada en Baden-Baden con la Orquesta de la Radio del Suroeste de Alemania (SWR) dirigida por Hans Rosbaud. Es del 25 de septiembre de 1949, un mes antes del accidente de las Azores.

Lebrecht no escatima elogios para la que considera “la mejor interpretación, la más cálida, la más humana, la más personal y la más dedicada a la música”. Y añade que por encima de ninguna otra “rebosa emoción (pero no emotividad), claridad y un enfoque individual”. He vuelto después de muchos años, a escuchar esa grabación de Ginette Neveu y verdaderamente es extraordinaria. El brillante dominio técnico está acompañado de una exquisita sensibilidad en la expresión. Además, existe una remasterización de 2016, en el sello Naxos, publicada en Alemania, que mejora con mucho el sonido de la que había escuchado hasta ahora editada por Tahra.

El accidente en el que murió Ginette Neveu truncó la que ya entonces era una carrera estelar. Nacida en París, fue una niña prodigio que hizo su debut en la Salle Gaveau de la capital francesa cuando solo contaba siete años de edad. Interpretó entonces el Concierto para violín y orquesta de Max Bruch. Estudió con George Enescu y Carl Flesch, y en 1935, con 15 años de edad, ganó en Varsovia el primer premio en la primera edición del Concurso Internacional Henryk Wieniawski. En segundo lugar quedó el ruso David Oistrakh, 11 años mayor que ella y que se convirtió en una de las grandes leyendas del violín.

El director de orquesta Herbert von Karajan se interesó por Ginette Neveu y convenció a la casa discográfica EMI para que registrara interpretaciones suyas. Las grabaciones que hizo para este sello incluyen los conciertos de Sibelius y Brahms, la Tzigane de Ravel y el Poème de Chausson, así como la Primera danza de La vida breve de Falla y obras de Strauss, Debussy, Suk, Kreisler, entre otros. Están reunidas en un volumen editado por Warner, actual propietaria del catálogo de EMI, y están disponibles en varias plataformas.

El Stradivarius de Ginette Neveu no era obra de Antonio Stradivari, sino de su hijo Omobono. El hecho que no se encontrase el violín en el estuche, que sí fue recuperado, ha hecho pensar que probablemente la violinista lo tenía con ella y ardió en el incendio. Los cuerpos de los pasajeros quedaron tan irreconocibles que el de Ginette Neveu fue confundido con el de otra mujer. Fue necesaria la exhumación de los cuerpos de ambas para que un análisis forense revelara la confusión. La violinista que murió con su violín está enterrada en el cementerio parisino de Père Lachaise, cerca de la tumba de Chopin.