Los cuentos de Salinger y la banalidad del mal se adentran en 'Una vez, una casa'

Rambleta arranca este fin de semana su temporada con el estreno absoluto de la obra Una vez, una casa, una coproducción del centro cultural y Wichita Co., escrita y dirigida por Víctor Sánchez. La historia, protagonizada por Silvia Valero, Rebeca Valls y Paula Puchalt, narra el siniestro reencuentro de dos amigas que llevan más de veinte años sin verse.

Una vez, una casa fue semifinalista en el Torneo de Dramaturgia que organiza el Teatro Español, en Madrid. Tras esa primera versión, Víctor Sánchez alargó el texto con un resultado que se podrá ver del 24 al 26 de septiembre en València. “Este reencuentro en la casa de una de ellas, que aparentemente es para ponerse al día, está surcado por diferentes líneas que tensan la situación y que dan lugar a unos sucesos... Paulatinamente se desvela la realidad de esta casa en medio de la nada y se revela qué ha pasado con la historia de su país en los últimos años”, explica el autor de la obra.

En esa reunión “plácida” entre amigas se desvela “un presente inquietante y turbulento” que el dramaturgo relaciona con la actualidad en España. La obra se nutre de referencias literarias de escritores como J. D. Salinger (El guardián entre el centeno), Roberto Bolaño (Nocturno chileno), Ewa Hoffman (Lost in Translation) o Antón Chéjov (El jardín de los cerezos) y, a su vez, bebe de una anécdota real protagonizada por la chilena Mariana Callejas.

“Ella era una escritora mediocre, pero gracias a su connivencia con el régimen de Pinochet se le permitía publicar y organizar encuentros literarios en plena dictadura, incluso con el toque de queda en Santiago... Allí, en su casa, hablaban de literatura, pero la casa no era lo que parecía”, cuenta el autor de títulos como Cuzco o Nosotros no nos mataremos con pistolas, premio Max a Mejor autoría Revelación y nominada como mejor espectáculo.

La historia de Mariana Callejas llegó a los oídos de Víctor Sánchez en 2013, durante su primera visita a Santiago, una anécdota que “todo el mundo conoce en Chile” y que provoca entre “incredulidad y fascinación” y que conduce a una serie de preguntas sin respuesta: ¿Cómo pudo pasar? ¿Podría volver a repetirse? ¿De qué lado debería situarse la cultura?

“En España estamos viviendo el auge de la extrema derecha y de los populismos que tienen en la diana a los colectivos LGTBI o a las mujeres. Ante esta situación los creadores nos situamos en la protesta, en denunciar cada día desde la cultura y el arte lo que está pasando para no volver a épocas grises que ya vivimos en este país”, reflexiona el dramaturgo de esta obra en la que se cruzan terror y literatura, y que pretende ser parte de “la luz” frente al simplismo de los discursos del odio.