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Siete trucos para evitar marearse en los viajes

Foto: Free gaza Movement

Cristian Vázquez

Marearse en los viajes es un problema muy frecuente. Y no es para nada nuevo, ni tampoco un resultado de los medios de transporte modernos. De hecho, uno de sus principales síntomas es la náusea, una palabra derivada del griego 'naus', que quiere decir barco (y en la raíz de 'mareo' se halla, por cierto, el vocablo mar). En términos médicos, este inconveniente se denomina cinetosis o mal de movimiento.

¿Por qué se produce el mareo?

La explicación más aceptada es que el cerebro sufre una especie de confusión al recibir información contradictoria en relación con el movimiento. Este último es percibido a través de tres vías:

  • por un lado, la vista.
  • por otro, el sistema vestibular, formado por partes del oído interno y del cerebro que procesan la información relacionada con el movimiento ocular y el equilibrio.
  • y finalmente la propiocepción, es decir, la capacidad inconsciente de percibir en todo momento la posición de las partes del propio cuerpo.

Cuando alguien viaja en un medio de transporte (coche, tren, barco, avión, etc.) y la visión hacia el exterior del vehículo está limitada, “el sistema vestibular informa de la existencia de movimiento al sistema nervioso central, pero la información del sistema visual indica que el individuo no se mueve”.

Según explica un artículo Sobre el manejo de la cinetosis elaborado por especialistas británicos y publicado en la revista especializada 'The BMJ', ese desajuste es el responsable del mareo. En ocasiones, el malestar también se produce en el caso opuesto: cuando el sistema vestibular registra que el cuerpo está quieto, pero los estímulos que recibe la vista son los de alguien que está en movimiento. Por ejemplo, al ver ciertas películas en el cine o al jugar a videojuegos.

¿Cuáles son sus síntomas y quiénes se marean más?

Los síntomas del mareo son graduales. En primer lugar la persona sufre una especie de malestar indefinido y la sensación de que necesita respirar aire fresco. Suelen aparecer también los bostezos y una mayor sensibilidad a los olores. Después el malestar se agudiza y llega la náusea, acompañada de sudores, sensación de mucho frío o mucho calor, pesadez o dolor de cabeza, palidez, excesiva salivación o, por el contrario, sequedad bucal, eructos, etc.

Si el mareo no se puede contener, lo que sigue son los vómitos, somnolencia, una palidez notoria e incluso angustia. En el caso de que el cuadro se prolongue durante horas lo que el paciente experimenta es vértigo, con sudores fríos y náuseas profundas.

Los especialistas destacan que la cinetosis es más frecuente en los niños de entre 2 y 15 años. Después de los 15 el problema incide menos “tal vez por habituación, es decir, reducción de la intensidad de los síntomas después de la exposición repetida”, apunta el citado estudio.

Por su parte, los bebés menores de dos años son resistentes a la cinetosis debido a que “casi no utilizan la información visual durante el procesamiento del equilibrio espacial dinámico”, especifica un documento reciente sobre este problema realizado por expertos de la Federación Argentina de Sociedades de Otorrinolaringología.

Otro grupo de población proclive a sufrir la cinetosis es el de las personas mayores. Y también se afirma que las mujeres lo sufren más que los hombres, aunque el artículo de 'The BMJ' puntualiza que “un número de posibles variables de error relacionadas con los roles sociales puede explicar esta observación”.

Siete medidas para evitar el mareo

Estos son los principales consejos ofrecidos por los especialistas para que las personas propensas a sufrir el mal de movimiento procuren prevenirlo:

1. Elegir el sitio apropiado. En coche, lo mejor es el asiento del copiloto, para ver el horizonte. Esto no es posible, desde luego, en el caso de los niños, que deben viajar en el asiento trasero: se debe procurar que miren por la ventanilla. En avión, lo más conveniente es ubicarse lo más cerca posible de las alas, que es la zona más estable del vehículo. En tren, lo indicado es sentarse junto a una ventanilla y con la vista en el sentido de marcha, y no “hacia atrás”. Viajar en barco hoy es menos frecuente, pero en caso de hacerlo, también se recomienda colocarse lo más en el centro que sea posible.

2. Cuidado con la comida. Si se ha de realizar un viaje corto, lo mejor para quienes son propensos a la cinetosis es no comer nada antes de ponerse en marcha. Si el viaje es largo, comer y beber de forma ligera.

3. No leer. Lo más idóneo es evitar cualquier actividad que requiera fijar la vista en un punto fijo, como leer y usar pantallas, tanto de teléfonos móviles y tabletas como de ordenadores y televisión. La Asociación Española de Pediatría (AEP), al referirse a esta cuestión (que, como se ha señalado, afecta mucho a los niños), apunta que “lo ideal es que los niños miren hacia adelante objetos lejanos”. Por eso, para entretener a los pequeños durante los viajes, mucho mejor que los videojuegos son los divertimentos tradicionales, como los relacionados con los colores y las matrículas de los demás coches de la carretera.

4. Tomar aire. Así como uno de los primeros síntomas consiste en la necesidad de respirar aire fresco, hacerlo es un método efectivo para prevenir el mareo. Por ello, conviene abrir las ventanillas siempre que sea posible. Si no, tratar de estar cerca de un conducto de ventilación o de aire acondicionado. Lo mejor de todo, por supuesto, es hacer una parada y salir del vehículo para descansar y, como se suele decir, “cambiar el aire”. Por lo demás, también es aconsejable evitar la presencia de olores fuertes, así como el exceso de calor.

5. Dormir. Parece obvio, pero de todos modos conviene mencionarlo: durante el sueño la cinetosis no se produce. Por ello, la AEP recomienda animar al niño a que se duerma, un consejo que también vale para las personas adultas.

6. Estrategias de afrontamiento. Existen técnicas simples que con frecuencia ayudan a controlar el mal de movimiento. Su eficacia no está comprobada de manera científica, pero a algunas personas les sirven. Una de las más recomendadas consiste en controlar la respiración: mantenerla en un ritmo calmado, constante y natural. Es decir, ni hiperventilar, ni tampoco inhalar o exhalar más hondo de lo normal. Otra posibilidad es oír música como medida de distracción. En cualquier caso, habituarse a los viajes –exponerse a los estímulos de un modo regular durante un período prolongado de tiempo– es una técnica efectiva para superar la cinetosis.

7. Tomar medicación. Hay una opción más, desde luego, más allá de todos los consejos anteriores: fármacos que combaten el mal de movimiento. El primer principio activo utilizado en este sentido fue un tipo de antihistamínico llamado dimenhidrinato. Ya durante la Segunda Guerra Mundial el ejército de Estados Unidos lo administraba para evitar el mareo en sus soldados. Ahora se utilizan también otros, como la mezclizina. En cualquier caso, debe ser el médico quien analice junto con el paciente cada caso en particular y valore la conveniencia de indicar esta medicación.

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