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Reparaciones en el hogar, cómo evitar que nos sangren injustamente

Foto:  Wonderlane

Jordi Sabaté

Anxo, socio y lector de eldiario.es nos escribe el siguiente mail: “Hace cosa de dos semanas se me estropeó el aire que uso para calentar mi casa de A Corunha, pues en Galiza hay mucha humedad, y como no tengo conocidos en el ramo busqué por internet. Total que me vino un 'supuesto técnico' que estuvo diez minutos, me dijo que había que cambiar el condensador y me cobró '70 euros por el diagnóstico'. El tío se fue y no le he vuelto a ver. Total que después probé suerte preguntando en los comercios del barrio y me pusieron en contacto con un chaval que vino y lo arregló en dos días; no me salió barato, pero al menos me lo arregló. Lo que quería pediros es a ver si podéis exponer unas cuantas normas para evitar caer en manos de estos piratas”.

En efecto, tal como relata Anxo, todos aquellos que alguna vez hemos sufrido una avería en casa y no hemos tenido la suerte de tener un primo profesional del sector afectado, nos hemos visto en los últimos tiempos abocados a buscar en internet. El problema es que lejos de ser un servicio ejemplar, los resultados de Google o incluso de la web de Páginas Amarillas están plagados de pícaros aprovechados que copan los primeros puestos con sus servicios aparentemente locales y personalizados.

Sin embargo, cuando buscamos un número de teléfono para llamar, en muchos casos nos aparece el mismo en muchas de las opciones, es decir que una sola empresa de reparaciones presenta, por llamarlo de algún modo, distintos testaferros muy bien posicionados en buscadores, de modo que eliminan la competencia. Para colmo, aunque hemos buscado cerca de nosotros, resulta que nos aparecen empresas que tienen su central incluso a 40 o más kilómetros de distancia. Y, claro, nos dicen que vendrán pero no que se cobrarán el transporte.

Al final, demasiadas veces ocurre lo que explica Anxo: viene un supuesto profesional, echa un vistazo más o menos intenso a la avería y nos dice que es esto o lo otro. Solo por eso ya nos cobra una hora de mano de obra y el desplazamiento, que dependerá de dónde venga, pudiendo ser superior a la mano de obra. Después incluso puede pasar que nos repare el asunto y nos cobre una bestialidad, porque no nos hizo presupuesto previo. Y para remate, incluso es posible que lo haya reparado mal.

Resumen: disgusto por parte doble. O triple. Y pánico a tener cualquier otra avería, no por el problema en sí, sino por los 'solucionadores de turno'. ¿Se puede luchar contra esta plaga de aprovechados que copa los primeros puestos de los buscadores? A continuación te damos ocho claves para evitarlos, y si no puedes, al menos para meterlos en cintura.

1. Busca siempre profesionales de confianza o con referencias directas

Conserva siempre los teléfonos de aquellos profesionales que un día te hicieron un buen trabajo, son tu mayor tesoro cuando de surja un problema, ya que te conocen y los conoces y sabes cómo trabajan. La relación de confianza hará que aclaréis sin tensiones los aspectos contractuales previos a la faena, como coste de mano de obra, coste o no de diagnóstico, realización de presupuesto, materiales, etc.

2. Pregunta en tu entorno

Si no tienes a mano un profesional de tu agrado y conocimiento, antes de acudir a la jungla de internet pregunta entre tus conocidos si tienen a alguien que puedan recomendar, ya que es muy posible que así sea y aunque el vínculo no sea directo, al menos el segundo grado hace que haya cierto compromiso.

Asegúrate de que te dan el contacto por buenas referencias, no por otro interés; es decir que te garantice tu conocido que él o ella ha trabajado con el profesional y hubo satisfacción. Si no te convence lo que te pasan o no encuentras, pregunta en los negocios de materiales de briciolage de tu barrio, en fontanería, ferretería, tienda de muebles, etc. Allí suelen trabajar con profesionales serios.

3. Si no te queda más remedio que Google, mira los comentarios

Google ofrece la posibilidad de comentar el nivel de satisfacción con el trabajo de los profesionales que se ofrecen en el buscador. Las opiniones suelen ser muy malas en los casos de los primeros resultados, que son los de los profesionales menos serios, pero también podemos encontrar otros bien valorados.

No nos fiemos de los que tienen una valoración muy alta con pocas reseñas, ya que es posible que se la hayan colocado ellos mismos. También tenemos que ir con cuidado con aquellos que tienen un elenco muy polarizado -muchas buenas y otras muchas malas- pues probablemente se trate de una guerra entre profesionales para desacreditarse. Busquemos, en definitiva, al que tiene numerosas reseñas y la mayoría son buenas o muy buenas.

4. Pregunta todo antes de aceptar que vengan

Tienes derecho a información previa por teléfono de todos los aspectos contractuales que vas a firmar al aceptar una reparación: coste por mano de obra, si hay desplazamiento lejano y si se cobra y a cuando -exige facturas de peajes, gasolinas, etc., si crees que te engañan-, presupuesto a aproximado por avería tipo, plazo de ejecución, etc.

Rechaza el 'cuento de el diagnóstico', no te pueden cobrar por él, aunque sí por desplazamientos y mano de obra, pero siempre según unas tarifas que deben ser explícitas, figurar en un papel, etc. Si les ves turbios y poco predispuestos a informar debidamente, cuelga y busca otro profesional. Si crees que cada vez que llamas te pasan a la misma centralita, pregunta si es así y en tal caso piénsatelo dos veces.

5. Pide presupuestos cerrados

Una vez tengas claras las tarifas, si aceptas que acuda el profesional, te da un diagnóstico y se ofrece a reparar la avería, pide un presupuesto cerrado. Si te dice que dependerá de los materiales, pídele que se informe de su valor. Si la objeción es respecto al tiempo, exígele un presupuesto de referencia aproximado, de modo que después, si se va de madre el asunto, deba dar explicaciones de los sobrecostes.

6. Si no te convence el presupuesto, pide otro a otro profesional

No estás obligado a aceptar presupuestos, así que si no te termina de gustar o simplemente quieres pedir otros para comparar -algo muy sensato-, estás en tu derecho. Es falso que por que el técnico venga tienes que aceptar la reparación. Págale el desplazamiento y la mano de obra, si te los exige, y que se vaya.

7. No firmes si no estás conforme

Si crees que al final te la intenta clavar y no estás de acuerdo con el precio desorbitado que te exige, no firmes nada y no pagues. Conserva una copia de la factura para reclamar y dile que vas a poner el tema en manos de los organismos de arbitraje. Si se pone violento, llama a la policía.

8. No firmes órdenes en blanco

Algunos piratas se aprovechan del desconocimiento de los consumidores para, cuando firmamos una orden de reparación en blanco, sin un presupuesto telefónico previo, anotar después un precio abusivo. Ante la duda, no firmes órdenes sin presupuesto, aunque sea aproximativo, y si lo haces, denuncia si te estafan. Ten en cuenta que ningún juez ni organismo de arbitraje aceptará una factura de 1.000 euros por, por ejemplo, cambiar el chip de una bomba de calor.

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