Los seres humanos hacemos la historia en condiciones independientes de nuestra voluntad.
Plataforma federal
En el sistema político español no hay sitio para tres opciones políticas ni en el espacio de la derecha ni en el de la izquierda. De los cuatro niveles en que se articula nuestra fórmula de gobierno: europeo, estatal, autonómico y municipal, podría haber sitio para tres en tres de ellos: europeo, autonómico y municipal, pero no lo hay en el estatal, que es el decisivo para que una opción política sea relevante. Un partido que no alcanza una presencia significativa en el Congreso de los Diputados, acaba siendo un partido subalterno, con el consiguiente reflejo de dicho carácter en los otros tres niveles. La presencia en el Congreso de los Diputados es el canon de relevancia en el sistema político español.
Y en un Congreso de Diputados con 350 escaños, la provincia como circunscripción electoral, un mínimo de dos diputados por provincia y una fórmula de media mayor, como es la fórmula d' Hondt para la asignación de escaños entre los votos válidamente emitidos, no hay sitio para tres. Únicamente en Madrid y Barcelona habría número suficiente de escaños para que pudieran competir tres opciones de derecha y de izquierda. En las demás el número de escaños no lo permitiría.
La elecciones del pasado 4 de mayo en Madrid han empezado a resolver el problema en el espacio de la derecha con la desaparición de Ciudadanos. Ha complicado, por el contrario, la situación en el espacio de la izquierda, en el que no solamente se ha producido el sorpaso del PSOE por Más Madrid, sino que se ha producido un súper-sorpaso, si a los votos de Más Madrid sumamos los de Unidas Podemos. Del 40% que han sumado las tres opciones de izquierda el PSOE solo representa al 16%.
Madrid ha puesto de manifiesto los límites del PSOE. La mitad del voto de izquierda no puede ser canalizado por ese partido. O se encuentra una forma eficaz de canalizarlo en las próximas elecciones generales o puede quedar inutilizado.
No hay tarea más urgente que construir una plataforma de coordinación de las diversas izquierdas repartidas por las distintas nacionalidades y regiones.
Ello exige un acuerdo entre Más Madrid y Unidas Podemos como primer paso, sin el cual la construcción de dicha plataforma no es posible. La plataforma tiene que tener un punto central de referencia con suficiente entidad para tener credibilidad en el conjunto del Estado. Y ese punto de referencia únicamente lo puede proporcionar un acuerdo entre ambas opciones.
La izquierda no socialista tiene que concurrir a las próximas elecciones generales como una suerte de Confederación de Izquierdas Autónomas, en la que pudieran insertarse con comodidad toda la izquierda que, por la razón que sea, no se ve representada por el PSOE. Una Izquierda Federal, que prefigure en su propia composición la opción por una determinada Forma de Estado.
El Federalismo es una de las asignaturas constitucionales que todavía tiene pendiente de aprobar la sociedad española. El Estado de las Autonomías no es que no sea una fórmula federal, sino que es una fórmula que se inventó para hacer imposible que España pudiera convertirse en un Estado Federal.
En esto se diferencia la Constitución de 1931 de la de 1978. La Constitución de 1931 no era federal, pero no era anti-federal. Podía haber evolucionado en ese sentido. De hecho, sin la Guerra Civil, el Estado español se habría convertido muy posiblemente en un Estado Federal en la onda del constitucionalismo democrático europeo posterior a la Segunda Guerra Mundial. Con la Constitución de 1978, no es posible. La Constitución de 1978 es anti-federal.
Como soy de la opinión de que España no estará constituida genuinamente de manera democrática hasta que no se constituya como Estado Federal, creo que estamos en un momento muy oportuno para hacer de necesidad virtud y empezar a movernos en la dirección que lo haga posible. La articulación federal de la izquierda no representada por el partido socialista tiene que ser el primer paso.
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