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Capitana Marvel o cómo el feminismo sacudió Marvel Comics

Capitana Marvel o cómo el feminismo sacudió Marvel Comics

EFE

Madrid —

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“Capitana Marvel”, réplica al bombazo feminista de DC con “Wonder Woman” que llega este fin de semana a los cines, no siempre fue “la vengadora más poderosa” del universo poblado por Thor y Hulk, pero su historia, tras 50 años de existencia en tebeos, es un buen relato de cómo el feminismo sacudió Marvel Comics.

Carol Danvers, el “alter ego” civil de la heroína, nació en 1968 de la mano del escritor Roy Thomas y el dibujante Gene Colan, durante la llamada Edad de Plata del género y 27 años después de que “la Distinguida Competencia” alumbrara a su amazona por excelencia.

En los 60, las primeras superheroínas de Marvel adolecían de los numerosos clichés machistas de la sociedad: ejercían de meras contrapartidas sentimentales del héroe, mostraban actitudes inestables o frívolas y poseían habilidades anecdóticas en comparación con las de sus compañeros.

Basta recordar que La Avispa, única mujer fundadora de Los Vengadores junto a pesos pesados como Thor, Iron Man y Hulk, contaba como principal valor con su capacidad para reducir su tamaño y que su sucesora en el grupo, la Bruja Escarlata, era tutelada en todas sus decisiones por su hermano gemelo, Mercurio.

La actitud paternalista se imponía incluso en los sobrenombres. Mientras los personajes masculinos se presentaban como “hombres” (incluso Spider-man, este en realidad un adolescente) o portaban títulos rimbombantes (Capitán América), ellas recurrían en sus nombres de batalla al menos imponente “chica” (Chica Invisible, Wonder Girl...).

Esos aspectos siguen impresos en el surgimiento de Carol Danvers como superhumana, pues recrea el mito de Adán y Eva. Así, sus poderes son consecuencia de una explosión accidental en la que se ve envuelta al tratar de acercarse al Capitán Marvel original, un alienígena hombre, y de que su ADN quede combinado con el de él.

Muy revelador resulta el alias que asumirá como superheroína a partir de ese momento y con el que protagonizó su propia cabecera en 1977... Ms. Marvel (Señorita Marvel, literalmente).

Rediseñada como una Barbarella de frondosa melena rubia y botas altas de tacón, uno de los aspectos más escabrosos de su biografía llegó en los años 80. Miembro ya de Los Vengadores, es secuestrada por un villano que, tras lavarle el cerebro, la deja embarazada de un bebé que se convertirá en él mismo en el futuro. Sus aliados, lejos de rescatarla, convienen que ella se ha enamorado realmente.

Ese momento marca la caída en desgracia del personaje durante numerosos años en los que pasa de mano en mano de diversos autores que, sin coherencia argumental, la dejarán sin poderes, la sumirán en el alcoholismo y, con otras habilidades, la presentarán bajo nuevas identidades: la cósmica Binaria y, de vuelta con Los Vengadores, Pájaro de Guerra.

En ese largo lapso de décadas, Marvel se había hecho más permeable al feminismo. Uno de sus mayores hitos fue la conversión a finales de los 70 de la débil Jean Grey en Fénix, el mutante más poderoso de la galaxia. Aunque los guionistas mataron al personaje, los guionistas empezaron a remodelar otros iconos femeninos a su imagen y semejanza.

Por ejemplo, Susan Storm-Richards no solo conservó su apellido de soltera y pasó a ser la Mujer Invisible, sino que se reveló como el miembro más poderoso de Los 4 Fantásticos, proceso similar al que vivió Wanda Maximoff, hija de Magneto y dueña en origen de un poder impredecible de alterar probabilidades que devino en capacidad para modificar la realidad misma.

Los 80 fueron especialmente importantes en la asunción de roles de responsabilidad. Tormenta se calzó un look “punk” para, sin poderes, liderar a la Patrulla X, encargo que también asumió La Avispa en Los Vengadores. Además, Hulka (que obtuvo su fuerza de una transfusión sanguínea de su famoso primo verde) protagonizó una recordada cabecera propia repartiendo mamporros y ejerciendo como eficiente abogada.

Aunque los logros llegaban, Marvel aún había de despojarse de ciertos dejes. El nacimiento en 2005 de los Illuminati, un grupo secreto conformado por los “factótum” de sus principales series, no incluía por ejemplo a ninguna mujer entre sus filas.

El gran momento de Carol Danvers llegaría 7 años más tarde gracias a la guionista Kelly Sue Deconnick, que reinterpretó el personaje en una nueva serie y la convirtió en el personaje femenino más importante de la factoría.

Las bases estaban ahí: sus orígenes como militar ya en los años 60, un estoicismo que la había hecho recuperarse de todos los dramas a los que la habían sometido en la ficción, incluida una violación, y sus extraordinarias capacidades, que incluían fuerza sobrehumana.

Deconnick le entregó el manto de Capitán Marvel para el que estaba predestinada de manera natural (pero que portaron otros cinco personajes antes que ella), le cortó la melena y remodeló su uniforme con bastante más tela.

A la vez que otra mujer se convertía por primera vez en Thor, Danvers ganó peso en las tramas de la compañía y sustituyó al Capitán América como antagonista de Iron Man durante la saga “Civil War II” que enfrentó a los superhéroes.

Ante su llegada a los cines en loor de multitudes, Panini Comics acaba de editar en España dos interesantes volúmenes con firma de dibujante español: “La poderosa Capitana Marvel”, con Ramón Rosanas, y “La vida de la Capitana Marvel”, con Carlos Pacheco, que redefine sus orígenes para llevarla, como reza la película, “más alto, más lejos, más rápido” y que sea, sobre todo, más libre.

Por Javier Herrero.

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