Martín Casariego: el lector debe escoger el camino para bucear en cada libro

El escritor Martín Casariego considera que el lector, al igual que el espectador de una exposición, debe escoger el camino para bucear en las historias que propone en sus libros, como hace en su nueva novela, en la que construye una historia de amor a través de puzles.

“Como los pájaros aman el aire”, editada por Siruela, es la nueva novela de Martín Casariego, autor madrileño que obtuvo el Premio Café Gijón en 2014, en la que aborda la necesidad de conservar la memoria y la resurrección de una persona a través del amor.

Se trata de una novela corta protagonizada por Fernando, un hombre que lleva una existencia solitaria en un pequeño piso del barrio madrileño de Lavapiés tras haberse divorciado de su mujer y haber perdido recientemente a su padre.

Fernando recorre el barrio con un cámara haciendo fotos a las personas que quieren posar con unas gafas que pertenecieron a su padre y con las que pretende completar un puzle de imágenes que le permitan retenerle en su memoria. Así conoce a Irina, una joven lituana con un fondo oscuro y misterioso.

“Hacer un puzle de una mujer viva y otro puzle de un hombre muerto” será el objetivo de este hombre, que se enfrenta constantemente a cuestiones como el amor, la muerte, el abandono o el miedo a olvidar.

Interrogantes presentes a lo largo de toda la narración porque, explica Casariego en una entrevista con Efe, “en la vida existen más preguntas que respuestas y todo está para ser cuestionado”.

“Siempre hay más incertidumbres que certezas y éstas además van cambiando a lo largo de la vida”, indica el autor que señala que, además, su protagonista es una persona que se encuentra en un “punto muerto y es normal que se cuestione todo”.

“Siempre tenemos dudas sobre nosotros mismos y sobre lo que nos rodea. Al fin y al cabo la vida es intentar ir conociéndose a uno mismo y descubrir que guardamos muchos secretos”, asegura Martín Casariego.

Secretos como el de la joven lituana, con la que el autor insinúa un mundo oscuro pero en el que no profundiza porque no quería una novela policiaca: “No me interesan los mundos sórdidos sino las personas”.

Un hombre que siente cómo se muere “a plazos” con la pérdida de las personas a las que ha querido a lo largo de su vida pero que también renace a través del amor, con una “historia clásica de amor con obstáculo”, destaca Martín Casariego.