Has elegido la edición de . Verás las noticias de esta portada en el módulo de ediciones locales de la home de elDiario.es.

“Como me idealices, te rajo”, las frases que SEPA pegó en las calles y saltaron a las redes

En las paredes de las calles de Madrid y de otras ciudades latinoamericanas aparecen unas misteriosas hojas blancas, cuya origen se conoce ahora en un libro

Ángeles Oliva

10

Frases como destellos pegadas en las paredes, escritas a mano en papel blanco o marrón, sin firma. Entre la filosofía y el absurdo, a veces divertidas, a veces, inquietantes, y siempre dejando una estela de perplejidad detrás de ellas y una duda: quién las escribe. Su autor es SEPA, uno de los nombres de Sergio de Pablo, un artista, músico, videocreador y performer que salta entre disciplinas y seudónimos, y que ahora publica todas aquellas frases en un libro El nuevo refranero (Cántico), una recopilación de unas 300 frases, todas las que pegó durante casi siete años de expresión urbana.

“Cuando empecé a pegar las frases fue una época en la que hacía libros de cómic pero se fue afinando el concepto, cada vez incluía menos dibujos, y al final ya no quedaban, solo eran frases. No sabía cómo publicarlo y encontré esa salida, escribir las frases en grande y pegarlas en las calles”, cuenta el artista. “Empecé a salir con un colega a pegarlas, pensé que sería una única vez, pero la cosa fue creciendo, a la gente le gustaba, creo que les animaba a pensar en otras direcciones, y seguimos, me di cuenta de que había encontrado mi propia galería donde exponer, y sobre todo me encontré con un lenguaje que fue una sorpresa para mí mismo'', añade. La sorpresa se extendió y SEPA estuvo casi siete años pegando sus frases en las paredes de ciudades españolas y latinoamericanas.

Los carteles son de una simplicidad formal extrema, palabras escritas a mano y nada más. El artista buscaba desorientar a la gente que las leyera, quería proponerles recorrer territorios imaginarios desde donde poder pensarse y entenderse desde fuera. Y empezó a haber personas que buscaban los carteles como quien busca la columna de opinión de la semana. “Era efímero, eso era lo valioso, encontrarlo era el tesoro, eso era lo más bonito. Al principio no me daba cuenta, y cuando se fue corriendo la voz, me fui enterando del efecto que generaba”, recuerda SEPA.

“Supongo que parte de lo sorprendente de la propuesta era que los mensajes de ese tamaño en la calle suelen querer venderte algo, son publicidad. En este caso no se vendía nada y eso provocaba una reacción rara en la gente, se preguntaban qué era eso”, recuerda SEPA.

El misterio de la autoría y las frases virales

Al principio el nombre del autor era secreto, y empezaron las interpretaciones sobre quién escribía aquellas frases anónimas. “Lo curioso es que a mí mismo me llegaban leyendas sobre si las autoras eran un colectivo de chicas de Extremadura, o un grupo de artistas de un lugar remoto”, recuerda SEPA.

El ritual de pegar los carteles propició encuentros, diálogos y discusiones y ha creado una comunidad alrededor del autor, a veces las pegadas juntaban a un grupo de gente cómplice cargada con brochas y cola. Hubo frases que tuvieron más tirón que otras, y una se convirtió en el hit absoluto: “Ojalá el futuro mole”, una frase sin dobleces, apta para todos los públicos. En cambio hubo otra mucho más punkie que se convirtió en un éxito inesperado: “Como me idealices, te rajo”. Alguien hizo una foto del cartel y la frase se viralizó. Hasta el punto que un día SEPA estaba intimando con alguien en Tinder y se encontró con que esa persona tenía la frase en su descripción personal.

Alucinar en la selva para entender la vida

En las frases nunca hubo un hilo conductor, fueron evolucionando según las vivencias y los estados emocionales por los que transitaba SEPA. Después de unos años pegándolas en Madrid se fue a América Latina por un tiempo largo, allí hizo pegadas y exposiciones en México. Después se fue de viaje a la selva de Perú. Allí estuvo unos meses tomando ayahuasca, y entró en un estado psicodélico y hasta maníaco, y llegó una segunda tanda de frases. “Estaba metido en un proceso psiconaútico y las frases fueron evolucionando para intentar entender temas como la moral, el infinito y el sentido de la vida. Estaba en un estado alucinado y profundo, las frases más chispeantes y absurdas de antes se hicieron más graves y pesadas, se convirtieron en casi revelaciones”. De entonces rescata una: “Todo es humo eléctrico, calambres, chispitas”.

En Perú empezó, además, un nuevo proyecto: el tarot SEPA. “En el pasado había leído mucho el tarot, y se me ocurrió escribir un tarot de palabras, no de dibujos, con su propia cosmogonía. Hacía encuentros-performances y le echaba a la gente el tarot. Había una primera tirada con una baraja de palabras, tipo el cielo, la poesía, o el ángel, más parecida a un tarot arcano, y una segunda tirada con frases de los carteles”, explica. El artista ha creado treinta y tres elementos que intentan estructurar la experiencia humana, y que él echa al público e interpreta en una especie de performance ritual.

Ojo Último, música que también es performance

Sergio de Pablo se transforma en Ojo Último cuando hace música. Él es compositor, multiinstrumentista y creador de un proyecto que va más allá de lo musical y coquetea con lo escénico. En sus conciertos trabaja con artistas que utilizan el vestuario y la escenografía para contar historias. “No son bailarines, ni tampoco músicos, son performers que están en el escenario, a veces estáticos, y otras interactúan, comen, brindan o salen a boxear, por ejemplo”, cuenta Ojo Último, que llama a sus espectáculos dramatizaciones cósmicas, o rituales que utilizan por igual emoticonos o la historia del pensamiento para crear una especie de mitología digital. Se inspira en David Lynch, Lars von Trier o Tarantino para crear un universo en el que propone una epopeya mítica del siglo XXI.

Con ese lenguaje estrenó un musical en los Teatros del Canal de Madrid donde presentó su disco Veneno sexy, producido con César Verdú, de León Benavente, y que ahora espera girar cuando se normalicen los circuitos de conciertos y festivales.

Las letras de Ojo Último son más literarias que las frases de SEPA. Hablan de filosofía, psicología, química, espiritismo, política, ciencia, mitología y galaxias. “Tienen un trasfondo filosófico, acogen más la parte psiconaútica y visionaria”, explica el artista, que distingue bien a sus dos identidades: “Los identifico, son distintos estados, Ojo Último es la parte más grave y profunda, más intensa. SEPA es más ligero y chispeante, es una parte minimalista, reducida. Ojo Último en cambio es denso, supone muchas capas de sonido, temas muy largos, y está muy recargado con la parte performativa”, cuenta.

Con cientos de frases pegadas a su historia, a SEPA le cuesta elegir una, pero después de unos minutos, lo tiene claro: “Ricky Martin se va a dormir, se acuesta en su cama y piensa: soy Ricky Martín”.

Etiquetas
stats