Entrevista

Oliver Laxe apunta a los Oscar: “Me froto las manos pensando en la próxima película. Me veo peligroso. La voy a liar”

Javier Zurro

16 de diciembre de 2025 21:39 h

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Oliver Laxe lleva ocho meses sin parar. Desde que presentó Sirat en Cannes su nombre se ha convertido en uno de los focos culturales más explosivos del año. Sirat ganó el Premio del Jurado en Cannes, pero lo más importante es que se convirtió en una película evento. El público le daba la razón cuando decía que había concebido su película sobre el universo de las raves como una experiencia que devolviera a la gente a los cines.

Si hace diez años, a los que hemos visto crecer al cineasta desde las secciones paralelas del certamen francés, nos hubieran dicho que una película suya se convertiría en un taquillazo que apuntaba a los Oscar, no lo hubiéramos creído. Pero su cine revienta las expectativas y rompe los prejuicios. Sirat ha sido nominada al Globo de Oro a la Mejor película de habla no inglesa y a la inmersiva banda sonora de Kangding Ray. Ahora también aspira a los Oscar hasta en cinco categorías.

Por si fuera poco, Laxe acaba de estrenar una instalación en el Museo Reina Sofía que bajo el nombre de HU/هُوَ. Bailad como si nadie os viera, expande el universo de Sirat, con imágenes de la rave rodada para el filme y que se podrá ver hasta el próximo 20 de abril de 2026, cuando probablemente ya pueda ser definido como ‘el nominado al Oscar, Oliver Laxe’.

Esta instalación tiene mucho que ver con Sirat, ¿de dónde sale esta propuesta?

Uno de los procesos creativos más interesantes de Sirat ha sido la filmación de la rave. Se celebró una rave de verdad. Yo sabía que de ahí saldría material que la película no podría coger por las necesidades narrativas que tiene el cine. Cuando hago películas no busco desahogarme como artista, busco hacer una peli que sirva y que conecte con el espectador. Por eso hago cine y no hago arte contemporáneo, porque el cine tiene esa dimensión popular que me gusta, esa conjunción de alta cultura y cultura popular que me parece muy sana y benéfica. Entonces me reuní con Manuel Segade —director del Museo Reina Sofía—, y antes de la pandemia ya me había reunido con el anterior director para hacer algo.  

Con la pandemia eso se pasó, pero ahora comí un día con él y le planteé hacer algo con las imágenes de la rave. Luego también he trabajado con otras imágenes. El cine tiene sus límites, todo lenguaje artístico tiene sus pros y sus contras. Pero no es que esté frustrado de hacer películas y tenga necesidad de hacer esto, al contrario, pero sí que tengo un tipo de sensibilidad que tiene mucho que ver con el espacio. La arquitectura es un lenguaje que me gusta mucho y mi manera de trabajar es muy sensorial y sinestésica.

El cine tiene su tiempo para construir un viaje para el espectador. Aquí uno no cuenta con todo ese tiempo, el viaje debe ser más inmediato, ¿cómo piensa en eso para una instalación?

Ahora mismo una de las cosas que le reprocho al arte es que nace muerto, porque ya tiene una carga conceptual muy fuerte. Como que ya se piensa mucho la obra, y de tanto pensar lo que quiere decir, no dice nada. Hasta que no la tengamos lista, yo no sé qué tipo de sensaciones va a evocar. Desde luego, si seguimos con la comparativa, el viaje va a ser otro tipo de viaje. Hay algo que no me gusta del museo, y es que el espectador tiene una libertad en la sala que le hace a veces desconectar o consumir las obras a una velocidad que no es la requerida en el cine. En el cine tienes que quedarte. Te puedes ir, pero es distinto. Es la capacidad de inmersión.

¿Cómo ha vivido esta coincidencia de terminar la instalación y estar viviendo toda la locura de los premios a Sirat en EEUU?

Yo lo siento con mucha gratitud. Me parece un lujo tremendo poder exponer en el museo más importante de España y tener el apoyo de una institución y de sus curadores. Asumo que estoy en un momento expansivo. De mostrar, de demostrar y de comunicar. Luego me tocará tener otros momentos de estar más recluido. No estoy tan cansado de mí por el momento.

Como sociedad estamos cansados de ver las mismas pelis y nos refresca que haya miradas diferentes y valientes en un momento donde todo se calcula tanto y donde hay tanto miedo

Ahora cuando presenten una cosa suya podrá poner, ‘Del nominado al Globo de Oro…’, ¿se siente cómodo con todo lo que está pasando? ¿Cómo está siendo la experiencia? Siempre contaba que no se había proyectado nunca en Los Ángeles.

Nunca me había proyectado y por eso lo disfruto tanto. Me parece un regalo. Está cambiando mucho la Academia. Estoy trabajando con los distribuidores que más participan en una tradición del cine con alma. Y se nota. Son cinéfilos y estoy contento. La gente que nos encontramos, cineastas, gente de la cultura allí… está siendo muy bonito. Yo creo que mi lugar es ser hegemónico. Estoy cómodo con ello. Obviamente, quiero que mi trabajo se vea y compartirlo lo que más pueda, y es lo que implica estar en esos escenarios. Se ha visto muchísimo la peli y me gusta. No tengo ningún problema con hacer alfombra roja.

Parece que a un tipo de cineasta, más autoral, se os exige ser muy pulcros, no poder estar en esos lugares. 

Yo es que no tenía mitificado a EEUU. Es que vas y estás como en una película, en un decorado. Me lo tomo como lo que es, y está bien. Yo llevo 15 años yendo a Cannes, y hay un equilibrio entre el mercado y el arte. Pues intentémoslo dentro de ese contexto y con esas reglas de juego. Hay una suerte de hackeo en el sistema, en los tiempos del logaritmo. Eso me parece potente.

Más este año con la posible compra de Netflix a Warner…

Pero es que si estas películas como Sirat están ahí es porque precisamente como sociedad estamos cansados de ver las mismas pelis y nos refresca que haya miradas diferentes y valientes en un momento donde todo se calcula tanto y donde hay tanto miedo. Ojo, yo no digo que no haya tenido miedo haciendo Sirat. Yo he tenido mis miedos y he tenido mis preocupaciones, simplemente que he convivido con ellas y no me han limitado. Claro que tengo miedo al fracaso. O pienso, “a lo mejor esta no me la pillan en Cannes…”, pero convivo con ese miedo, lo trasciendo. No me limita y no me hace ser conservador. Al contrario, es como si estoy enfrentado al abismo y, yo que tengo vértigo, me acabo tirando.

¿No está ahora mismo un poco disociado entre estar aquí, con una instalación, la promoción, las shortlist de los Oscar...? ¿Desconecta en algún momento?

Es curioso. Siento como una continuidad de cosas. Siento como una alegría. Y un agradecimiento por la suerte que tengo de poder expresarme. Ten en cuenta que yo lo he tenido difícil. Me ha llevado más pelis de lo normal el tener ciertas ayudas, ciertos apoyos. Yo estoy en grupos de chats, de cineastas, de amigos, y veo lo difícil que es para muchos llevar adelante sus pelis. Entonces mi sentimiento es de, “guau, qué suerte tienes, tío”.

¿Pero no tiene miedo a colapsar, a no poder con todo?

No, no, porque no tengo estrés. Para mí todo tiene sentido. La vida me está diciendo que todo esto tiene sentido porque veo los resultados. Es jodido cuando estás filmando, y sufres de más y tienes más estrés y más angustia de pensar si estás haciendo la película que debes hacer. Esto es un paseo comparado con la guerra de filmar, de financiar una peli, de escribirla, de filmarla. Esto es un lujo.

¿La siguiente no le va a dar más vértigo después de todo esto?

¡No, yo me froto las manos!

Yo estaría acojonado.

Para nada. Me río precisamente porque me veo muy peligroso. Es que la voy a liar pero muchísimo con la siguiente. Tengo algunas imágenes. Yo he entendido el mensaje: la gente lo que quiere es valentía, lo que quiere es que no calculemos. Es lo que nos ha transmitido la cinefilia mundial. Estoy muy estimulado. Además, estamos cogiendo muchísima información del espectador, de cómo nos comportamos ante una obra, de cómo las imágenes conviven contigo, la relación entre terapia y arte. Ahora tengo una oportunidad de poder ir lejos. Tengo crédito para intentar explorar territorios que nunca he explorado y hacerlo de manera valiente.

Si he hecho 'Sirat' es porque tenía esperanza en el espectador. He diseñado la película para que sucediera esto. Siempre lo he intentado, pero por falta de medios o de oficio no lo había logrado

¿Le ha dado esperanza ver que la gente reaccionaba tan bien ante Sirat?

Si yo he hecho esta peli es porque tenía esperanza en el espectador. Sí que he querido diseñar la película de una manera que sucediera eso, y lo he intentado desde Mimosas, simplemente que por falta de medios o falta de oficio y de experiencia no lo había logrado. Pero O que arde para mí ya fue muy bien. En O que arde confiaba bastante en el espectador y el espectador respondió. Yo a mis productores les decía, “quiero hacer una peli popular y quiero atraer al público joven”. Lo decía un poco con la boca pequeña, porque sabía que es difícil. Pero la he hecho con esa intención, y estoy contento porque la gente ha respondido.

Decía cuando fue elegido para representar a España en los Oscar que no se proyectaba en Los Ángeles. ¿Empieza a hacerlo?

Sí, sí, ahora me proyecto.

¿Y qué tal es esa proyección?

Pues la anulo rápido. Lo intento. Yo soy un idealista. Por eso hago películas, para no conectar con el presente. Soy cineasta para escapar del presente. Tengo una tendencia natural a idealizar la realidad. A proyectarme. Pero cuando sucede eso me bajo, lo controlo. Creo que esto equivale a más legitimidad, más libertad y más apoyo. Ahora me vienen muchos productores, me han venido agentes para representarme. Ya he elegido un agente allí. Voy a trabajar con el agente de Sofia Coppola, de Spike Lee, de Jarmusch… un tipo que mola. Nos han hecho retrospectivas en Nueva York y Los Ángeles, ahora en Toronto. Eso me da confianza. Me están nominando mucho en la categoría de mejor director. Tengo una responsabilidad también. Y tengo cosas que aportar.

Nunca pensé que fuera a hacerle esta pregunta… y quizás eso forma parte de prejuicios, pero, ¿se ve rodando en EEUU?

Pues sí. ¿Por qué no? Pero no ahora. No lo sé. La verdad, va a depender de los proyectos. Estoy en un momento en que no estoy pensando en ningún proyecto. Tengo alguna imagen, tengo algunas cosas, pero vivo más en el presente. Sigo sin tener prisa.

Eso no ha cambiado. No se va a meter prisa.

No, no, no, no. Hasta el año que viene no voy a empezar a escribir nada.