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El cine y las series provocaron a la sociedad reflexiones polémicas sobre ETA

El cine y las series provocaron a la sociedad reflexiones polémicas sobre ETA

EFE

Madrid —

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Los años de actividad de la banda terrorista ETA están también en las películas, series y documentales que rodaron unos pocos directores; siempre rodeados por la polémica, nombres como Imanol Uribe, Mario Camus o Borja Cobeaga han quedado unidos a la huella etarra del cine y la televisión españolas.

Ya fuera cine o televisión las historias de la eufemísticamente llamada “cuestión vasca” fueron contadas prácticamente desde el principio por los realizadores españoles; en los llamados “años de plomo”, cuando el miedo se imponía a ningún otro sentimiento, Imanol Uribe dio el pistoletazo de salida con “El proceso de Burgos” (1979) sobre el primer asesinato planificado por la banda, el del comisario Melitón Manzanas.

Aunque un poco antes, el italiano Gillo Pontecorvo había adaptado un libro escrito por miembros de ETA sobre el atentado que mató al almirante Luis Carrero Blanco, “Operación Ogro”, pero la película llegó a España en 1980.

Después, Uribe convirtió en ficción la evasión real de la cárcel de 24 etarras en 1976 con “La fuga de Segovia” (1981), y poco después, en 1984, prendió la mecha con “La muerte de Mikel”, la primera donde se hablaba de torturas y protagonizaba Imanol Arias.

Diez años más tarde el vasco logró la Concha de Oro del Festival de San Sebastián y ocho premios Goya con “Días contados” (1994), un retrato desgarrador de la sociedad vasca a través de una historia de amor entre un etarra y una yonqui; Uribe cerró con otra cinta más, “Lejos del mar” (2015), su “trilogía” vasca.

Las drogas, el mundo etarra y la ambigüedad sexual dieron origen a sórdidas cintas como “El pico” (1983), de Eloy de la Iglesia, o, más tarde, “Ander eta Yul” (1989), de Ana Díez.

Pero ninguno como Julio Medem avivó la polémica con su documental “La pelota vasca. La piel contra la piedra” (2003). Acusado de “tibieza” ante la postura etarra, el hecho de que incluyera una entrevista con Arnaldo Otegi provocó las protestas de la Asociación de Víctimas del Terrorismo en plena gala de los Goya.

Ya fueran documentales como “Asesinato en febrero” (2001), de Eterio Ortega Santillana, sobre el asesinato de Fernando Buesa, o de signo contrario, como “La hija del mar” (2009), de Josu Martínez, sobre la muerte de Txapela (Mikel Goikoetxea) por los GAL, las películas que hablaban del mundo etarra nunca pasaban inadvertidas.

Ocurrió con “El caso Almería” (1983), por el que su director Pedro Costa recibió amenazas de muerte mientras los grupos de extrema derecha reventaban las salas donde se exhibía, o con “Asier eta biok” (2013), de Aitor Merino, que fue duramente criticada en el diario Egin.

También con “Lasa y Zabala” (2014), de Pablo Malo, donde el gobierno socialista quedaba señalado por las muertes de los dos refugiados en Francia; la cinta molestó profundamente en su estreno en el Festival de San Sebastián de aquel año.

Otras propuestas, como “El tiro en la cabeza” (2008) de Jaime Rosales, muda, fueron poco comprendidas; lo mismo le pasó a Mario Camus, que en 1993 había rodado “Sombras en una batalla” (1993), cuando trató de cambiar el punto de vista con “La playa de los galgos” (2002): “El olvido es la única venganza y el único perdón”, decía su protagonista al final de la cinta.

Poco antes se había visto “Yoyes” (2000), la versión de Helena Taberna sobre el asesinato de la dirigente etarra Dolores González Cataráin por sus propios compañeros.

Hubo muchas basadas en hechos reales, como “GAL” (2006), de Miguel Courtois, sobre los Grupos Antiterroristas de Liberación, o “El Lobo” (2004) de Miguel Courtois, sobre el asesinato del agente secreto español Mikel Lejarza.

Borja Cobeaga se atrevió con “Negociador” (2014), una irónica lectura de las conversaciones de ETA con el gobierno durante la tregua de 2005 y, definitivamente, sepultó entre risas al último comando activo en “Fe de etarras”.

En este caso, el revuelo se debió a la campaña promocional de Netflix, que también afectó al documental “El fin de ETA” (2016) sobre las negociaciones entre el socialista Jesús Eguiguren y el líder de Batasuna, Arnaldo Otegi.

La televisión se ha acercado más al terrorismo etarra desde la óptica del documental y apenas desde la ficción, aunque el proyecto más ambicioso al respecto está por llegar y lo firmará la plataforma digital HBO, que ha escogido el bestseller de Fernando Aramburu “Patria” para su primera producción española.

En otra novela, esta vez del secretario de Estado de Seguridad entre 1984 y 1994, Rafael Vera, se basaron Telecinco y Boomeran TV para la miniserie “El padre de Caín” (2016), sobre un teniente de la Guardia Civil que pide como primer destino el cuartel de Intxaurrondo -en cuyos exteriores se permitió rodar por primera vez- en los llamados “años de plomo”.

RTVE produjo la miniserie de dos episodios “El asesinato de Carrero Blanco” (2011), dirigida por Miguel Bardem, sobre los preparativos del comando que asesinó al recién nombrado presidente del Gobierno.

El ente público también participó, junto a la ETB, en la producción de “El precio de la libertad” (2011), miniserie de dos episodios basada en la vida del político vasco y miembro de ETA Mario Onaindia, quien en el proceso de Burgos fue condenado a muerte y después se apartó de la violencia para emprender la vía política.

Antena 3 dedicó en 2008 una “tv movie” a los dos últimos días de vida de Miguel Ángel Blanco, el concejal del PP asesinado el 12 de julio de 1997 con “48 horas”, dirigida por Manuel Estudillo, que también reflejó la reacción de todo un país como no se había visto hasta entonces contra la barbarie de ETA.

Producida por Globomedia y emitida en Antena 3 en 2009, la miniserie “Una bala para el Rey” narró el intento de magnicidio por parte de un francotirador etarra en el verano de 1995 en Palma de Mallorca, frustrado por las policías española y francesa.

De forma puntual, el terrorismo etarra ha formado parte de la trama de series como “Cuéntame cómo pasó” que, por ejemplo, despidió su hasta ahora última temporada con un capítulo dedicado al atentado perpetrado en el Hipercor de Barcelona en 1987, en el que murieron 21 personas y resultaron heridas otras 45.

Aragón Televisión dedicó su primer largometraje de ficción, “Una mañana de invierno” (2017), al atentado terrorista de ETA contra la Casa Cuartel de Zaragoza, el mayor registrado en la región, que causó 11 muertos y 88 heridos en 1987.

La segunda cadena de la televisión pública vasca, ETB 2, se atrevió a abordarlo desde la óptica del humor con Borja Cobeaga y “Vaya semanita”, programa que estuvo en antena entre 2003 y 2016 y que a través de “scketches” se burlaba de algunos aspectos de la vida cotidiana en el País Vasco, desde las relaciones de pareja hasta el terrorismo.

También lo hizo la ETB, de nuevo con Cobeaga, con la película para televisión “Aupa Josu” (2014), en la que un ambicioso y patético consejero vasco busca pasar a la historia alcanzando la paz definitiva con ETA.

Aunque la cadena autonómica vasca también ha recibido críticas por la emisión de documentales como “Los niños de la mochila”, con testimonios de hijos de los presos de ETA, o “Ventanas al interior”, en el que cinco etarras hablan de su paso en prisión sin que quedara constancia de que estaban encarcelados por sus crímenes.

Alicia G.Arribas y Pilar Salas.

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