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El “sueño” de los pioneros de las relaciones entre España y China

El "sueño" de los pioneros de las relaciones entre España y China
Shanghái —

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Shanghái (China), 21 oct (EFE).- Sinibaldo de Mas, Antonio Ramos o Juan Mencarini son nombres olvidados por la mayoría de españoles, pero en la segunda mitad del siglo XIX y la primera del XX fueron los pioneros de uno de los lazos diplomáticos de más relevancia en la actualidad para el país ibérico, los que lo unen con China.

'El sueño español de China' es el título de una exposición recientemente inaugurada en la Biblioteca Miguel de Cervantes de Shanghái que revisa la poco recordada importancia de España durante la presencia colonial en el país asiático, una época denominada por los nacionalistas chinos como el “siglo de la humillación”.

Los coordinadores de la muestra son los profesores David Martínez-Robles y Xavier Ortells, a cargo del Archivo China-España de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), en el que se puede acceder de forma digital y gratuita a más de un millar de documentos que atestiguan las relaciones entre ambos países desde 1800 a 1950.

En declaraciones a Efe, los expertos explican que la época estuvo marcada por la nostalgia de los españoles tras el derrumbe de su imperialismo, algo sobre lo que veían un “espejo” en China, “otro viejo imperio sometido” por nuevas potencias coloniales más interesadas en lo comercial.

DIPLOMACIA Y AMISTAD CON EL IMPERIO

Aquella época, en la que la más importante presencia colonial venía de mano de británicos, franceses o alemanes, fue también la primera en la que hubo un “número amplio” de españoles que residían en China, y algunos de ellos “ejercieron una cierta influencia” en las concesiones internacionales de las prósperas zonas costeras de China.

Aunque los vínculos no oficiales entre China y España se remontan al siglo XVI con el Galeón de Manila y misioneros como Diego de Pantoja, es a partir de la segunda mitad del siglo XIX cuando se establecen las “primeras relaciones diplomáticas y políticas directas”, con la apertura de más de una decena de asentamientos diplomáticos, el primero de ellos en Macao (1853).

Una figura clave en este proceso fue el barcelonés Sinibaldo de Mas (1808-1868), que negoció y firmó el primer tratado con el imperio Qing en 1864, un año antes de fundar la legación española en la capital, Pekín, cuando solo existían allí las sedes diplomáticas de Gran Bretaña, Francia y Rusia.

Mas se ganó el aprecio de las autoridades locales -el emperador Tongzhi lo consideraba un hombre “sabio” y “virtuoso”- hasta el punto de que, tras abandonar el cuerpo diplomático español, recibió de ellas la misión de negociar con Portugal la retrocesión de la colonia lusa de Macao a soberanía china, pero murió antes de poder viajar a Lisboa.

EL ÉXITO DEL CINE Y LA PELOTA VASCA

Las relaciones comerciales con China a partir de finales del siglo XIX pasaban, por ejemplo, por la exportación de “vinos y licores, principalmente de baja calidad”, apuntan Martínez-Robles y Ortells, que destacan que los emprendedores españoles trataron de sumarse al ímpetu comercial de las potencias europeas pese a carecer de una “estructura estatal que apoyase sus iniciativas”.

“A diferencia de las principales potencias europeas, no hay ninguna administración colonial que los ampare ni, especialmente, una política pública que canalice sus esfuerzos”, explican. Esto se unió a la falta de preparación, el desconocimiento del mercado chino o a la “poca seriedad y ambición” de parte de los españoles que llegaban al país.

A pesar de ello, de la presencia española surgieron historias de éxito como la de Antonio Ramos (1875-1944), que en 1908 abrió en Shanghái la que se considera la primera sala de cine de China y que, junto a otro español, Ramón Ramos, dominó hasta los años 20 del siglo pasado el mercado de exhibición y distribución cinematográfica en el país, amén de otros negocios del espectáculo.

También destaca el éxito de los frontones de pelota vasca en Shanghái o Tianjin, “en cuyas apuestas se movía mucho dinero”, y la presencia de cocineros, empresarios de sectores como la sombrerería o los revestimientos cerámicos, así como de marcas que hoy en día siguen siendo conocidas en España como el brandy Domecq.

LEGADO OLVIDADO... CON LECCIONES VIGENTES

Los investigadores subrayan que, a pesar del “mito” de la distancia cultural con China, en la época que cubre la exposición existía en España “mucho más entendimiento del que se pueda imaginar” sobre el país, con una “visión diversa” a través de periódicos, conferencias o libros.

Sin embargo, Martínez-Robles y Ortells reconocen que no se puede hablar de un “legado” de los españoles del siglo XIX y XX en la China actual pese a que algunos de ellos fueron personajes que “desempeñaron un papel destacado en algunos procesos significativos” de la historia reciente del gigante asiático.

El ejemplo de este olvido es que “hasta hace poco se han seguido repitiendo con demasiada frecuencia” algunas actitudes de los comerciantes españoles que denunciaba hace más de un siglo Juan Mencarini, oficial de las Aduanas imperiales chinas que posteriormente ejerció como agregado comercial del consulado español en Shanghái.

Y es que en 1912, Mencarini ya recomendaba “estudiar las necesidades y las exigencias del mercado, y no creer en ese refrán tan español, 'engañarle como a un chino'. (El comerciante chino) hoy en día aquilata los precios y entiende de clases y productos y, como tiene de dónde escoger, va al que le da más ventaja. Ya no se les engaña, señores”.

Víctor Escribano

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