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La fase 1 de la desescalada en los pueblos de Castilla y León: “Aquí va a dar exactamente igual”

Mayorga en Valladolid.

Alba Camazón / Ángel Villascusa

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“Aquí va a dar exactamente igual”. La desescalada en las 26 Zonas Básicas de Salud que ha aprobado el Gobierno sobre la propuesta de 39 áreas presentada por la Consejería de Sanidad afectará a municipios muy pequeños, todos de menos de 5.000 habitantes. En estos pueblos no existen las franjas horarias, y muchos de sus ciudadanos dependen de la agricultura, ganadería, la farmacia o la construcción, actividades económicas que están permitidas en la fase 0 e incluso durante la cuarentena.

En su mayoría, estos municipios están aislados geográficamente, lo que ha facilitado que apenas haya incidencia de la COVID-19. Se trata de pueblos con muy pocos casos -la mayoría ni siquiera confirmados, porque no se les ha hecho las pruebas- y, a partir de este lunes, pasarán a la fase 1 de la desescalada.

“Tampoco va a cambiar mucho. Las terrazas en los pueblos no son como en las ciudades”, explica la alcaldesa del municipio burgalés de Valle de Mena (3.693 tarjetas sanitarias), Lorena Terreros. “Cuando se habla de terrazas pensamos en las grandes ciudades. Pero aquí a lo mejor hay cuatro mesas. El 50% del aforo son dos mesas y el camarero entrando y saliendo, cuando normalmente no hay servicio en las terrazas...”, señala el regidor de Mayorga de Campos (2.621 tarjetas sanitarias en 13 municipios), Alberto Magdaleno.

Además, las fronteras entre provincias o autonomías también supondrá un reto para algunos municipios. El alcalde de Mayorga en Valladolid defiende que la desescalada se haga por zonas básicas de salud y no por provincias porque, por ejemplo, la Zona Básica de Salud de Mayorga integra un municipio leonés (Izagre), cuya desescalada resultaría más compleja si se optara por las provincias como zonas geográficas.

“Prácticamente ningún bar, me atrevo incluso a decir que ninguno, abrirá por lo menos hasta la fase 2, cuando puedan atender en el interior de los bares”, agrega Magdaleno. El regidor de este municipio vallisoletano comprende que la situación es “muy compleja” y explica que la desescalada no se adapta igual en los pueblos que en las ciudades.

“Aquí en la Montaña Oriental, diez personas juntas no se encuentran tan fácilmente”, asegura el alcalde de Burón, uno de los siete pueblos que integran la Zona Básica de Salud de Riaño (León). Este municipio tiene siete pedanías: en dos hay menos de diez habitantes, tres con entre 10 y 20 habitantes y otras dos pedanías con más de 20 habitantes. “Si pasar de fase sirve para ver que algunos no estamos tan mal, me parece bien”, comenta Porfirio Diez, el regidor.

En la comarca zamorana de Aliste (donde la Junta de Castilla y León estrenó el nuevo sistema sanitario rural a principios de año), la zona básica de Alcañices (4.604 tarjetas sanitarias) también pasa este lunes a la fase 1 con escepticismo. El alcalde de Trabazos, Javier Faúndez, como otros regidores de la zona, asume que la situación va a cambiar poco. “Hasta ahora en la fase 0 la gente ya se movía entre los pueblos, porque hay muchos sin supermercado, oficina bancaria o farmacias”, cuenta.

Según Faúndez, el cambio va a ser menor que el que se produjo la semana anterior. “Desde esta semana en la que se permitió la posibilidad de ir a los huertos se notó más que ahora”, relata. Como pasa en las ciudades y en otros municipios castellanos y leoneses, la hostelería no se va a atrever a abrir. “Va a haber una serie de negocios de hostelería o restauración que no van a volver a la normalidad, porque no les compensa”.

Sin embargo, convertirse en la avanzadilla sí les ponen en el camino de pasar más rápido de fase. “Eso es lo único. Es posible que a finales de mayo algún hostelero pueda plantearse ir abriendo”, señala. Faúndez pone el foco en la movilidad interprovincial, que permitirá que ciudadanos de otras regiones y comarcas puedan visitar sus pueblos. Se siente ambivalente al respecto. Por un lado, porque el turismo mejorará la ya tocada situación económica, por otro, porque tienen asumido “que habrá nuevos contagios”.

Por eso, la llamada a la cautela continúa ahí en las zonas que avanzan en la desescalada, a pesar del cambio de fase. “Esto no se ha acabado y queda mucho por recorrer”, recuerda Lorena Terreros desde Burgos. Magdaleno, por su parte, espera que al final no quede “un mapa muy heterogéneo” con municipios limítrofes en fase 2 y 0. “Espero que no pase, porque podría haber algún problema... intentaremos cumplir las condiciones”, explica.

Del mismo modo que sucedió en la Zona Básica de Salud de San Pedro Manrique, en Soria, donde los alcaldes se mostraron reticentes a pasar de fase, las delegaciones territoriales de la Junta de Castilla y León se pusieron en contacto la semana pasada con los alcaldes de todos los municipios afectados para preguntarles su opinión al respecto. El regidor zamorano Javier Faúndez, les dijo que no estaba en condiciones para responder. “De la misma manera que no nos preguntaron para confinarnos, deberían tomar la decisión de desescalar con criterios puramente sanitarios. No tiene mucho sentido hacerlo de otro modo”.

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