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“Cuando un niño viene a Hortaleza en situación de emergencia, le damos un colchón en el suelo”

Concentración en Madrid en apoyo a los trabajadores en el centro de menores de Hortaleza.

Gabriela Sánchez

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Cerca de 40 trabajadores de centros de menores de Madrid y personal del sindicato UGT se han concentrado este miércoles frente a la Consejería de Políticas Sociales y Familia para condenar “el clima de violencia surgido alrededor del centro de acogida Hortaleza” y “su utilización política”. Los educadores presentes en la convocatoria responsabilizan de los últimos ataques a la “situación continuada” de “hacinamiento” y “falta de recursos” para atender a los niños atendidos, por lo que exigen la apertura de más centros al Gobierno regional.

Ana Pérez, educadora en el Centro de Primera Acogida de Hortaleza, está aquí para pedir “los medios que nos permita hacer el trabajo que queremos que hacer”. Tras once años trabajando en estas instalaciones, identifica con claridad cuál es el problema que está empujando situaciones conflictivas. “Cuando un niño viene en situación de emergencia, la atención que se le está dando es un colchón en el suelo”, se queja. “No podemos desarrollar la labor de acogida, contención, formación, valoración y derivación de estos chavales porque todos los elementos están en nuestra contra”.

UGT impulsó la convocatoria para “apoyar a la plantilla del centro de Hortaleza” y solicitar a la Comunidad de Madrid más plazas de acogida para acabar la situación de saturación de la red de acogida, que causa que los menores se queden bloqueados durante meses en un centro de urgencia que debería ser temporal. “Llevan muchos años con grandes dificultades. Desde 2016 estamos denunciando que vive una sobreocupación, en unos casos tan importante como del 400% de su capacidad. Y se está utilizando como arma arrojadiza en facciones de ultraderecha, pero también del signo contrario”, denuncia Juan Calle, miembro de la sección de menores del sindicato. “Aunque se han creado plazas, no son suficientes. Hace falta mucho más”.

Ana Pérez recuerda la época en la que las condiciones del centro eran las adecuadas para aplicar un proyecto educativo en los chavales acogidos en el Centro de Primera Acogida de Hortaleza, creado para atender a los niños de forma temporal, durante alrededor de un mes y medio. Los problemas empezaron, detalla, cuando una infraestructura pensada para recibir a 35 menores aumentase su número de plazas hasta las 90 actuales. “La diferencia de Hortaleza con otros centros es que este tiene plazas para los niños que lleguen, da igual el número. Hay 90 camas, pero hemos tenido cerca de 200 niños dentro. Ayer había 94, cuatro han dormido en un colchón”.

“En 2004, el centro obtuvo el premio a la excelencia educativa. No siempre fue así”, ha insistido la educadora de Hortaleza, la única trabajadora del centro presente en la protesta, aunque la acompañaban cerca de una decena de empleados de otros espacios de acogida de menores y representantes sindicales. La convocatoria coincidía con una reunión importante programada en el centro.

Otra de sus peticiones apunta al cumplimiento del plazo máximo que los adolescentes deberían estar en un centro de primera acogida, tres meses. Transcurrido este periodo, la normativa marca que deben ser trasladados a espacios de acogida especializados, en función de sus necesidades. Algunos menores llegan a estar seis, nueve meses o incluso un año, en Hortaleza. “El resto de la red está saturada. Nuestra labor es que los chavales salgan a otros centros y tengan un futuro, pero está taponado. Todo esto provoca que no tengan el trato que deberían de tener y alguno tenga comportamientos bastante indeseables”, señala Pérez, poco antes de que el presidente de la comunidad de un edificio próximo al centro.

“Estamos hartos”, le dice. “Yo también”, le responde la educadora. El vecino de Hortaleza, que acudía a la protesta como fotógrafo, ha lamentado determinadas situaciones de conflictividad surgidas en las proximidades del centro, o las escenas de menores esnifando pegamento y sus efectos, así como la permanencia constante de vehículos policiales en la zona.

“Estos menores se acaban encontrando el rechazo por parte de algunos vecinos porque algunos de los ellos, que son un 10% tienen unos comportamientos muy indeseables”, contesta Pérez. “Pero esos chavales, que son minoría, no tendrían que estar en este centro, tendrían que estar en recursos específicos: de reforma, o en centro para toxicómanos o para personas con salud mental. Los más afectados son el resto de chicos que viven en Hortaleza”, sostiene la educadora, quien cuestiona la faltas de plazas y la dificultad de acceso a los espacios especializados.

Proyecto piloto de acogimiento familiar

Por su parte, el consejero de Políticas Sociales, Familias, Igualdad y Natalidad de la Comunidad, Alberto Reyero, ha anunciado la puesta en marcha a principios del año que viene de un proyecto piloto para que familias madrileñas acojan a 12 menores extranjeros no acompañados (menas) y la creación de una tarjeta identificativa para ayudar a todas las familias acogedoras. Sin embargo, el plan aún está por concretar.

“Hay un trabajo previo muy concienzudo hecho y a lo largo de enero tenemos que ser capaces de anunciar este proyecto piloto. Si el tema funciona, se escalará para un mayor número de beneficiados”, ha afirmado. Siempre estará limitado a unos determinados perfiles“, ha añadido.

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