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Ambrós ilumina “la cara oculta de China” tras una década de corresponsalía

Ambrós ilumina "la cara oculta de China" tras una década de corresponsalía
Barcelona —

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Barcelona, 28 mar (EFE).- Iluminar “la cara oculta de China”, un país del que “no sabemos nada, solo lo que quieren que veamos”, es el objetivo del nuevo libro de Isidre Ambrós, corresponsal de La Vanguardia en Pekín entre 2008 y 2018, que anima a adentrarse en poco más de 300 páginas en “el corazón del gigante asiático”.

“La cara oculta de China”, editado por Diëresis, es una sucesión de crónicas que busca dar una idea de cómo es vivir en China, cómo son y qué piensan los habitantes de ese país o cuáles son su carácter y sus inquietudes, más que ahondar en cuestiones de geopolítica y orden internacional.

Tras un primer apartado dedicado a la crisis de la COVID-19, Ambrós dedica otros tres a sumergirse en la reservada sociedad china -mediante su relación con la política el primero, su moralidad el segundo y dando a conocer “protagonistas secundarios” el tercero- y los últimos cuatro los centra en Pekín, Shangai, Hong Kong y otras ciudades como Macao o Pingyao.

Hay capítulos que sacan sonrisas, como aquel en el que Ambrós explica que un tobillo maltrecho le llevó a visitar un hospital público chino en el que también se encontraba el conocido activista ciego Chen Guangcheng, para sorpresa del periodista, que se enteró de la película con unas horas de retraso -“¡no jodas!”, recuerda hoy divertido-.

Otros que nos acercan a una realidad para nosotros sorprendente, como cuando relata cómo jóvenes chinos “alquilan” un novio o una novia cuando deben pasar unos días con la familia, o se explora el empeño del presidente, Xi Jinping, por lograr que su país sea algún día el campeón del mundo de fútbol.

Y unos cuantos más sumen al lector en el desconcierto: aquellos que dan cuenta de la pasión por el lujo de los más ricos del lugar, de la existencia de cánones de belleza inasumibles para las mujeres o de ese profesor universitario que enseña a sus alumnos a ligar.

El libro es resultado de una década de corresponsalía en Pekín, un trabajo que “no es fácil”, según explica Ambrós en una entrevista concedida a Efe, porque “para ellos la información es propaganda: te ven como el enemigo, una persona que solamente busca los errores del régimen y dar información negativa”.

El día a día de Ambrós dependía de un ayudante local en el que debía confiar para poder hablar con el chino de a pie -reacio muchas veces a tratar con extranjeros, según cuenta-, al tiempo que contrastar las informaciones es misión casi imposible y el régimen examina con lupa los movimientos de los periodistas -como ese día en el que vio cómo el puntero del ratón se movía solo en la pantalla de su ordenador-.

La receta para informar con acierto al lector, ante tanta dificultad, es aplicar “el sentido común” y dedicar “media crónica” a poner en contexto lo que se cuenta, puesto que el lector español suele saber poco de qué se cuece en el gigante asiático.

Ambrós cree que la pandemia de la COVID-19 ha reforzado el papel de China en el campo de juego internacional, más por “errores” de Estados Unidos y Europa que por aciertos propios.

También subraya el “orgullo nacionalista importante” que sienten la mayoría de chinos, resultado de una historia reciente más que convulsa -“lo que ha pasado en los últimos 150 años no es poca broma”, dice- y de un crecimiento económico extraordinario, lo que hace que el que fuera corresponsal en Pekín no atisbe el fin del férreo dominio del Partido Comunista Chino.

“Tienen muchos años de recorrido para seguir con el desarrollo”, apunta Ambrós, quien defiende que eso dificulta que las ambiciones democráticas se extiendan y señala también que los dirigentes del país tienen muy presente el colapso de la Unión Soviética, un final que no tienen intención de emular.

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