El Banco de España constata “la moderada reducción de la desigualdad” durante los años de la recuperación
La recuperación económica iniciada en 2013 ha tenido un efecto limitado en la reducción de la desigualdad creada durante la crisis, según el informe del Banco de España, que se ha hecho público este lunes [consultar aquí, en PDF].
Tanto en la renta per cápita, con “una moderada reducción”, como en salarios, donde el informe habla de una “estabilidad” en la diferencias salariales, la desigualdad se mantiene prácticamente igual salvo para los sectores de población con renta más bajas. “A pesar de la moderada reducción de la desigualdad de la renta per cápita durante la recuperación, es destacable que la desigualdad de la renta total del hogar fue más reducida en 2016 (y 2014) que en 2008, especialmente para la parte más baja de la distribución”, señala el informe.
“Las medidas de desigualdad de los ingresos salariales mensuales para los trabajadores a tiempo completo, que aproximaría el comportamiento del salario por hora, mantuvieron una importante estabilidad”, según señala el documento, de manera “que solo se ha incrementado en una décima” por encima de los niveles de desigualdad que había en 2008. Esta estabilidad de la desigualdad “se extiende a todos los niveles de ingresos de la distribución”.
El informe del regulador admite que al añadir “el colectivo de trabajadores a tiempo parcial, la reducción de la desigualdad en los primeros años de recuperación fue más significativa”, en línea con el fuerte incremento del empleo temporal que sufre nuestro país, aunque posteriormente revela que solo ha crecido tres décimas.
Respecto a la renta bruta per cápita del hogar, en el período 2014‑2016 la desigualdad “se redujo de 6,3 a 6,1, recuperando en este caso una parte reducida del incremento acumulado a lo largo de la crisis”.
Aunque en el informe se apunta que la caída de la desigualdad “fue más relevante para la parte baja de la distribución de salarios” y que “fue mayor en el caso de los hogares situados en la parte inferior de la distribución de la renta bruta per cápita”, también se subraya que “la mayor precariedad de los puestos de trabajo en la parte baja de la distribución favorece una menor caída de los indicadores de desigualdad en las estadísticas de renta per cápita que en las salariales”.
De hecho, cuando el organismo supervisor hace una comparativa con el resto de los países de la OCDE, con datos de 2014, apunta que “en términos de renta bruta per cápita, España se sitúa entre los países del área del euro con mayor desigualdad” que “se puede explicar por la mayor incidencia del paro en nuestro país”.
El informe también deja patente la escasa capacidad del sistema fiscal español como vía para reducir la desigualdad. Teniendo en cuenta cuenta el efecto de la imposición directa sobre las familias, España mantiene su posición en la comparativa internacional mientras “que Alemania y Austria, que disponen de sistemas fiscales con una mayor progresividad relativa, reducen su nivel de desigualdad relativa cuando se considera la renta per cápita neta”.
Otro aspecto en el que España va a la cabeza frente al resto de países es en desigualdad en consumo per cápita.
A pesar de la elevada desigualdad en términos de renta, la desigualdad de la riqueza en España es reducida en comparativa internacional, solo por encima de países como Eslovaquia, Malta, Eslovenia y Polonia, dentro de los países analizados. Esto se debe a que “los países con un porcentaje mayor de propiedad de bienes inmobiliarios tienden a presentar una desigualdad de riqueza menor”. De esta manera, la desigualdad de riqueza es reducida en países como España, Grecia, Portugal, Bélgica e Italia, “que muestran una tasa de propiedad de la vivienda elevada”, mientras que la desigualdad es más elevada en países como Francia, Países Bajos, Austria o Alemania, que cuentan con tasas de propiedad menores.