El endeudamiento de España caerá por debajo del de Francia en 2024 por primera vez desde 2012

Daniel Yebra

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El endeudamiento de España será inferior al de Francia en 2024 por primera vez desde 2012, según las últimas previsiones del Fondo Monetario Internacional (FMI). Las perspectivas de la institución internacional apuntan a que la deuda pública de nuestro país se irá reduciendo hasta quedarse por debajo del 110% del PIB (Producto Interior Bruto) en 2025, mientras que la del país vecino aumentará hasta rozar el 115% al cierre de ese mismo ejercicio.

En 2023, la ratio de deuda de España se quedará en el 112,1%, y la de Francia en el 112%, según estas expectativas del FMI. En 2024, serán del 110% y del 113%, respectivamente, mientras que la de Italia se acerca al 145%. El endeudamiento de España llegó al 120% en 2020, por el impacto de la pandemia, y al otro lado de los Pirineos se quedó en el 115%.

El dato de España para 2022, del 112,8%, está por debajo del incluido en el cuadro macroeconómico en el que se basan los actuales Presupuestos Generales del Gobierno, que ya ha adelantado que este objetivo para el año pasado, que se iba al 115,2%, ha sido mejorado por el crecimiento del PIB más intenso de lo esperado. Concretamente del 5,5%, según el avance del INE, tras otro 5,5% en 2021.

El propio FMI confía en que nuestro país seguirá liderando el crecimiento económico en la eurozona durante los próximos años. Y esta es la principal razón por la que España logrará situar su endeudamiento por debajo del de Francia, una de las ratios más importantes para valorar la sostenibilidad de la deuda.

Esta es una cuestión clave en plena subida de los tipos de interés oficiales del Banco Central Europeo (BCE) y, por tanto, en pleno encarecimiento de la financiación en general (de hipotecas, de los préstamos de las empresas y de las letras del Tesoro), y que coincide también con el debate sobre las nuevas reglas fiscales de la Unión Europea (UE).

Este lunes, Nadia Calviño, vicepresidenta primera y ministra de Asuntos Económicos, defendió que se está logrando “una reducción rápida de la deuda pública y del déficit [el diferencial entre los ingresos y los gastos del Estado]”, pero de forma que está siendo “compatible con el crecimiento económico y con la creación de empleo”.  

Calviño hace la comparación implícita con el periodo de la austeridad que siguió la crisis de deuda desde 2010, y con los recortes en en el gasto y en los servicios públicos de hace una década, que implicaron una dolorosa crisis para las familias. Con heridas que todavía no se han cerrado, por ejemplo en la sanidad pública o en el poder adquisitivo, que en la actual crisis de inflación ha sufrido otro golpe histórico.

La semana pasada, el segundo de la vicepresidenta, el secretario de Estado de Economía, Gonzalo García Andrés, apuntó en el mismo sentido con otras palabras: “Vamos a mejorar nuestros objetivos tanto de déficit como de deuda pública por la ampliación de la base de ingresos, no por incrementos de los impuestos”.

“Han subido tres puntos los ingresos respecto al PIB, porque ha aumentado la base que soporta la carga fiscal: hay más empleo, menos economía sumergida...”, continuó. “Aún así hay que seguir avanzando, para tener niveles de ingresos públicos compatibles con la media de la eurozona, y también para financiar el estado del bienestar”, concluyó.

Al margen del endeudamiento, otra ratio clave para medir la sostenibilidad de la deuda es la factura anual de los ingresos respecto al PIB. Es decir, no solo la cantidad de deuda que tiene cada país, sino cuánto se paga por ella.

Esta carga o gasto en la deuda pública será del 5,5% en España y del 3,5% en Francia, según datos recopilados por la agencia de 'rating' Moody's de los presupuestos de cada estado. Esta mayor factura supone mayor necesidad de reducir el déficit y el endeudamiento en nuestro país.

Nuevas reglas fiscales

Este lunes, Nadia Calviño aseguró que Portugal y España pueden dar un impulso muy importante para encontrar el equilibrio necesario cuando en la segunda parte del año se intente cerrar el acuerdo sobre las nuevas reglas fiscales de la Unión Europea.

“No podemos demorarnos. No podemos dejar esto de lado. No podemos volver automáticamente a las antiguas normas que aplicábamos antes de la pandemia, porque realmente no las aplicábamos de forma que cumplieran lo que teóricamente pretendían”, dijo la vicepresidenta en un encuentro organizado por el Real Instituto Elcano con el ministro de Finanzas de Portugal, Fernando Medina.

Según Calviño, hay un acuerdo unánime sobre el hecho de que los países de la UE no se encuentran en la misma situación o en el mismo contexto que antes de la pandemia, ya que las ratios de deuda sobre PIB aumentaron en todos los Estados debido al impacto de la COVID-19. “Por lo tanto, hay un enfoque diferente a la hora de establecer objetivos y automatismos desde este punto de vista”, recalcó.

La responsable económica del Gobierno señaló que también es unánime la opinión de que se deben establecer nuevas reglas fiscales que sean adecuadas, en el sentido de que garanticen que los países siguen reduciendo sus déficit en relación con el PIB de una manera que sea compatible con el crecimiento, la creación de empleo y la inversión pública.

Asimismo, según Calviño, también hay un acuerdo unánime para no volver a las “viejas trincheras que dividían y creaban brechas” y divisiones entre “norte y sur, grandes y pequeños, nuevos y viejos estados miembros, este y oeste”.

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