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Declaró un profesor de la UEx en juicio contra una presunta red de dopaje

La ría de Urdaibai en el País Vasco

Marcos Maynar, profesor de fisiología en la Universidad de Extremadura (UEX), declaró anteayer en el juicio que se ha iniciado en Bilbao contra la presunta red de dopaje organizada por el club de remo vizcaíno Urdaibai, y negó que enviara paquetes con sustancias dopantes al club y que recibiera por ello varias transferencias bancarias.

En su declaración, Maynar ha asegurado que fue a Bermeo en viaje familiar, que sólo asesoró al entrenador sobre la posibilidad de que sus remeros estuvieran recibiendo un entrenamiento demasiado duro y que prestó al club una máquina para hacer análisis específicos.

Ha asegurado que en realidad él había prescrito esas sustancias para otros fines como un medicamento para la alergia de su hija, otro para la atrofia de testículos que él mismo consumía porque su mujer quería tener un hijo, y otro más para un caballo que había comprado.

Esta mañana han declarado los diez acusados, entre los que además de Maynar, se encuentran el presidente, el entrenador, el médico y la enfermera de Urdaibai cuando ocurrieron los hechos, y también ha comparecido como testigo protegido un remero de esa embarcación en 2010, cuando supuestamente el club administraba sustancias prohibidas a sus deportistas.

Éste ha afirmado que se les inyectaban diariamente más de ocho sustancias, gracias a lo cual remontaron su malos resultados y ganaron la Liga ACT, además de la Bandera de La Concha.

“Nos pinchaban en la vena, en el hombro, en la tripa, en el culo...”, y preparaban “más de ocho jeringuillas, mucho más” para cada remero que se administraban después de los entrenamientos, así como también antes y después de cada prueba, ha indicado el testigo.

Era el propio entrenador, José Manuel Francisco, y la enfermera del club, Arantza Ormaza, quienes solían administrarles ese cóctel de sustancias asegurando a los deportistas que eran vitaminas y hierro, aunque los miembros del equipo sospechaban que no era así.

Ha relatado que un día, después de recibir esas inyecciones, comenzó a sentirse “muy mal, con vómitos, mareos y temblores” y comunicó al club su decisión de no volver a aceptar que se le administrara nada más, tras lo cual el deportista fue apartado del grupo y fue presionado por el entrenador.

Esas prácticas comenzaron cuando ese año llegó la nueva directiva con un nuevo entrenador que les obligaba a pasar por la enfermería a “comer para poder crecer”, según les decía metafóricamente mientras les aseguraba que eran “métodos novedosos” dentro de la medicina deportiva y que tenían suerte de estar en un club que lo podía pagar, ha denunciado el deportista.

Tras varias semanas sin inyectarse, en agosto de ese año visitó el club un médico “que se presentó como profesor de la Universidad de Extremadura”, Marcos Maynar, quién dijo que “estaba ahí para ayudar a Urdaibai a ganar la Bandera de La Concha y que no cobraría nada si no lo conseguía”.

El mismo Maynar, según el testigo protegido, procedió a pinchar a todos los deportistas ayudado por el entrenador, y él mismo accedió a “poner el brazo otra vez”, porque confió en la profesionalidad del médico.

Sin embargo, se repitieron sus mareos y vómitos, y decidió no volver a acceder a que le inyectaran porque “se sintió como una víctima” y que se estaban “aprovechando” de él.

Ha señalado que hasta la llegada de Maynar el club tuvo resultados “malos” en la primera parte de la temporada de regatas pero que, cuando comenzaron a multiplicarse los pinchazos, Urdaibai remontó hasta conquistar la liga y que ganaron “sobrados” la Bandera de La Concha.

En la prueba de San Sebastián, como en otras competiciones, el club llevaba dos furgonetas, una de ellas con cristales blindados, donde se les inyectaba antes y después de remar.

El médico del club esa temporada, Borja Garay, ha reconocido que inyectó algunas sustancias como efedrina y carnicor, que había dejado pautadas un anterior facultativo de Urdaibai sin hacer ningún tipo de comprobación de las analíticas de los deportistas y que las compró en la farmacia de su cuñada sin receta médica.

Otra de las acusadas, la esposa de un agente del Cuerpo Nacional de Policía que anteriormente había sido ciclista, ha reconocido que aquel mes de agostó envió tres paquetes con EPO (Eritropoyetina) y Darbepoetina a una entidad bancaria de Bermeo en la que trabajaba el presidente de Urdaibai, Josu Zabalondo, y que por ello recibió 2.400 euros del club.

Ha contado que Maynar había supervisado las sustancias que había consumido su marido cuando competía deportivamente.

La enfermera del Urdaibai ha dicho haber inyectado lo que cada día estaba pautado en una hoja con el nombre de los remeros y el presidente del club ha negado conocer ese tipo de actuaciones.

Los diez acusados se enfrentan a una petición de pena de la Fiscalía de dos años y seis meses de prisión por la comisión de un delito continuado contra la salud pública, y se pide un año más para el que fuera médico del club en ese momento, por falsificación de documento.

La Fiscalía sostiene que administraron a los remeros eritropoyetina(EPO), dexametasona, nandrolona, hormona luteinizante y tetracosactina, entre otras sustancias estimulantes y hormonas, algunas de las cuales pueden ocasionar graves trastornos de salud e incluso pueden llegar a provocar la muerte.

Además, “algunas de esas sustancias eran suministradas por perfusión intravenosa, método no autorizado en el ámbito deportivo por las autoridades sanitarias deportivas”.

La Fiscalía inició una investigación de oficio sobre el supuesto dopaje en Urdaibai tras unas acusaciones del preparador de la sociedad de remo Kaiku de Sestao, José Luis Korta, al término de la celebración hace cinco años de la Bandera de la Concha de San Sebastián, y el propio Korta se ha personado en este juicio como acusación popular, con una petición de penas superior a la del ministerio público.

Declaran los deportistas

La mayor parte de la tripulación de la trainera del club Urdaibai en 2010 ha asegurado este martes que no sabían qué sustancias les inyectaban aunque no les importaba porque confiaban en el médico del club, y han negado que les administraran sustancias en una furgoneta antes de las regatas.

En la segunda sesión de la vista oral que se sigue en el Juzgado de lo Penal número 1 de Bilbao sobre este caso de supuesto dopaje deportivo han comparecido como testigos doce miembros de la tripulación que remó en la temporada 2009-2010, cuando presuntamente se administró a los remeros sustancias dopantes y prohibidas con el objetivo de mejorar el rendimiento deportivo.

Patrones y remeros han coincidido en que “nunca” les administraron sustancias por vía intravenosa, método no autorizado en el ámbito deportivo por las autoridades sanitarias y que, según sostiene la fiscal y un testigo protegido que declaró ayer, se utilizó aquella temporada en el club de Bermeo.

La mayor parte de la tripulación ha reconocido que durante la temporada de regatas, el médico y la enfermera les inyectaban varias veces a la semana, después de entrenamientos y competiciones, sustancias para ayudar a su recuperación, y que se les administró solo por profusión intramuscular.

Sin embargo, el médico del club Borja Garay, que es el acusado para quién la fiscalía pide una pena mayor, reconoció que en alguna ocasión había puesto una vía intravenosa, después de competir, con suero y bicarbonato.

Los diez acusados, entre los que además de Garay está el presidente de Urdaibai, Josu Zabalondo; el entrenador, José Manuel Francisco; y la ATS Arantza Ormaza, están siendo juzgados por actuar conjuntamente para adquirir y suministrar a los remeros sustancias prohibidas “destinadas a aumentar sus capacidades físicas, poniendo en grave riesgo la salud de los mismos”.

Los remeros han coincidido en que tuvieron buenos resultados desde el inicio de esa temporada y han rechazado así, que los éxitos comenzaran después de que visitara Bermeo el médico Marcos Maynar, profesor de la Universidad de Extremadura, también acusado y a quien se responsabiliza de gestionar qué sustancias dopantes había que administrar a los remeros y facilitar la adquisición de algunas de ellas.

Uno a uno han declarado que no preguntaban qué tipo de sustancias concretas les administraban, lo que ha desesperado a la fiscal, quién ha llegado a cuestionar a uno de los remeros “si todo le da igual”.

Un deportista que esa temporada remó en pocas competiciones ha indicado que “en alguna ocasión” después de la regata le administraron sustancias en una furgoneta con cristales tintados propiedad del club, pero el resto ha negado que eso ocurriera.

De hecho, han recordado que dieron negativo en todos los controles antidopaje que les realizaron las diferentes federaciones de remo aquel año.

Quienes han remado en otros clubes han explicado que esa rutina médica de inyecciones es practica habitual en todos los equipos de la Liga ACT, pero uno de ellos ha afirmado que cuando formaba parte de La Marinera de Castro, con José Luis Korta como entrenador, “le pinchaban los tratamientos por intravenosa”.

Asimismo, varios remeros han afirmado haber cobrado del club aunque no han podido explicar si cotizaban a la Seguridad Social o si lo declararon a Hacienda.

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