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En colaboración Euskadi Basque Country

El Camino Ignaciano: espiritualidad en bicicleta

La sierra de Toloño, cubierta de niebla, al fondo

Álvaro Díaz Rodríguez

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Dice la historia que Ignacio de Loyola tardó casi dos meses (desde finales de enero de 1522 al 21 de marzo del mismo año) en recorrer lo que ahora denominamos el Camino Ignaciano, un trayecto que en su concepción inicial busca tener una relación de cierta complementariedad con el Camino de Santiago. El concepto de este moderno Camino Ignaciano nació en 2012 por iniciativa de un pequeño grupo de laicos y jesuitas que fragmentaron los 650 kilómetros de dicho trayecto en veintisiete etapas que recorren los paisajes de Euskadi, Navarra, Aragón y Catalunya, pudiendo realizarse en unos treinta días.

Aprovechando que 2022 se conmemora el 500 aniversario del peregrinaje de Ignacio de Loyola, vamos a recorrer el tramo vasco de su itinerario, transitando por las comarcas de Urola Garaia, Urola Erdia, Debagoiena, Llanada Alavesa, Montaña Alavesa y Rioja Alavesa. Como la ruta del Camino Ignaciano que se realiza en bicicleta y el trayecto pensado para los senderistas no siempre es coincidente habrá que andar con cierto cuidado para no equivocarse, prestando atención a las señales indicativas.

Comenzamos la ruta

La primera etapa de nuestro periplo nos llevará desde Loiola hasta Arantzazu en un recorrido de 43,2 kilómetros, con un desnivel de 1280 metros y un tiempo estimado de pedaleo de unas cuatro horas y media. Partimos tras haber visitado el Santuario de la localidad azpeitiarra y la imponente casa-torre de los Loyola, también conocida como Casa Santa, pues en ella nació Ignacio. Bajo la sombra imponente de este edificio del S.XIV iniciamos nuestro viaje. Sus primeros veintiún kilómetros transcurren por una vía verde que calca el trazado del antiguo ferrocarril del Urola, dejando a la derecha el río que dio nombre a dicha vía férrea. Y así llegamos a Azkoitia. Acabamos de comenzar a dar pedales (llevamos apenas 3,5 kilómetros de recorrido), pero el afán de conocimiento obliga y quien lo desee hará bien en detenerse a visitar el casco antiguo de este pequeño pueblo, cuna de la pelota vasca, que ofrece al viajero la posibilidad de visitar la imponente torre de Idiakez, el barroco palacio de Insausti y la iglesia renacentista de Santa María la Real. Seguimos camino por la vía verde, cruzando viaductos y túneles. Trece kilómetros más tarde llegamos a Zumárraga, villa desde 1660. Nos gusta dar pedales, pero es casi delito no visitar la ermita de Santa María, La Antigua (S. XIV), construida (según dicta la leyenda) con las piedras arrojadas por los 'jentilak', gigantes de la mitología vasca que expresaban así su desdén por el avance del cristianismo.

Salimos de Zumárraga y nos topamos con la que antaño fuese la famosa acería Orbegozo y el Polígono Industrial Mugitegi. Pedaleamos bordeando las vías del tren y hacia el kilómetro 21 de nuestra ruta se acaba el carril bici. Nos hallamos muy cerca de Legazpi, cuyo casco urbano podemos atravesar admirando la robusta presencia de la iglesia de Nuestra Sra. de la Asunción, de existencia ya certificada en 1407. Tras pasar por una zona de pabellones industriales seguimos bordeando el río Urola por un paseo de aspecto más amable que nos llevará hasta la ferrería de Mirandaola, resistente indestructible de las siete que existían por estos lares en el siglo XV. A partir de aquí cambia el paisaje de nuestro recorrido. Abandonamos la denominada Ruta de los tres templos (pues permite conectar el Santuario de Loiola en Azpeitia, la ermita de la Antigua en Zumárraga y el santuario de Arantzazu en Oñati) y entramos en un tramo de carretera que nos llevará a ascender el puerto de Udana por la GI-2630, lo que supone una suave subida de 4,7 kilómetros al 2,8%. Después toca negociar un descenso de 6,9 kilómetros al 3,8% al que hay que prestar atención, pues ofrece algunas curvas cerradas que podrían darnos un susto si bajamos demasiado rápidos. Alcanzada la localidad de Oñati pasamos dos rotondas y continuamos siguiendo las señales que nos guían hacía Arantzazu. El final de etapa nos pone a prueba pues desde Oñati todo es cuesta arriba: 9 kilómetros al 5,56% que, tras el pertinente reposo, no deben impedir nuestra visita al Santuario de Arantzazu, aún incólume y atractivo pese a los tres grandes incendios, los de 1533, 1622 y 1834, que jalonan su centenaria historia.

La jornada más larga

La segunda de nuestras etapas viaja desde Arantzazu a Araia, en Álava, cubriendo un recorrido de 67 kilómetros, con un desnivel de 682 metros sensiblemente inferior al de la jornada anterior, estimándose en unas cinco horas el tiempo que podemos dedicar a hacer este trayecto de una forma un tanto relajada.

Nuestra ruta se inicia bajando hacia Oñati por la misma carretera que ascendimos en la etapa anterior. Buscamos la salida de su casco urbano en dirección Arrasate/Mondragón por un carril bici que casi bordea la carretera provincial GI 2630. Huimos, por así decirlo, de las dificultades que presenta la sierra caliza de Aizkorri-Aratz, ubicada entre las provincias de Álava y Gipuzkoa. Damos pues un rodeo y tras llegar a Arrasate/Mondragón (kilómetro 21), seguimos por las avenidas Gipuzkoa, Garibai y Araba buscando el camino vecinal que desemboca en el carril bici que nos lleva a Aretxabaleta. Pista fácil para encontrarlo es preguntar por la ubicación de la Iglesia Evangélica Bautista, pues se encuentra aledaño. Tras alcanzar Aretxabaleta (km 25) nos vemos rodeados por un entorno rural de gran verdor, belleza natural que puede complementarse visitando diversos monumentos históricos tales que la iglesia de la Asunción (S.XVII), los palacios de Arratabe (1726) y Otalora (1746) y la maciza casa-torre Galarza (S. XIV), por ejemplo.

Seguimos luego sobre el asfalto rojo que nos marca el camino hacia Eskoriatza (km 25) adonde llegaremos tras atravesar los 160 metros del ciclable y bien acondicionado túnel de Olazar. Bordeamos Eskoriatza siguiendo la estela del “bidegorri” que nos guía. Nueva tentación: bajarse de la bici y acercarse a visitar los numerosos edificios históricos de su casco urbano (la Casa Palacio de Zalbidegoitia, la iglesia de San Pedro, el Hospital del Santísimo Rosario, etc.) o quizás ser todavía más audaces buscando los túmulos de Asuntzeta, el menhir de Mugarriluze o las ruinas del medieval castillo de Atxorrotx..

Retomado nuestro pedaleo por el carril bici llegamos a un paso de cebra junto a una gran rotonda. Aquí nos despedimos del 'bidegorri' para tomar la segunda salida en dirección Vitoria-Gasteiz por la provincial GI-627. Toca extremar precauciones para pedalear por esta carretera abierta al tráfico motorizado, ascendiendo la dificultad más reseñable de la jornada, el puerto de Arlaban, de 7 kilómetros al 4% y sin rampas destacables. Coronado en el kilómetro 37 de nuestra etapa, podemos disfrutar luego de la tranquilidad que nos brinda la Vía Verde del Vasconavarro, que tomaremos a la izquierda del casi centenario restaurante que corona el alto. Siguiéndola entramos en tierras alavesas hasta llegar a la localidad de Landa (km 39,4). Abandonamos allí la Vía Verde y seguimos primero por la A-3002 y posteriormente por la A-3014 dirección Marieta/Ozaeta. Pedaleamos en las inmediaciones del pantano de Ullíbarri Gamboa, alcanzando la localidad de Marieta, llegando a un cruce en el que seguiremos por la izquierda para llegar a Ozaeta (km 49,3).

Tras atravesar su centro urbano seguimos por la carretera local A-3012. Grandes extensiones de parcelas agrícolas flanquean nuestro camino mientras vamos pasando por pueblitos pequeños con mucho encanto, tales que Hermua, Larrea, Axpuru, Narbaiza, Gordoa y Galarreta. Alcanzado Zalduondo (km 62,3), abandonamos la A-3012. Nos hallamos en un cruce de caminos ineludible del Camino de Santiago y aquí podemos dedicar parte de nuestro tiempo a visitar los varios palacios y casas señoriales (siglos XV a XVII) que dan lustre a la localidad. Buscamos la iglesia dedicada a San Saturnino de Tolosa (S. XVII), la rebasamos y tomamos un camino vecinal que surge a su izquierda. Nos dirigimos al norte y tras alcanzar el cementerio de la localidad, pasamos cerca de la ermita de San Julián y Santa Basilisa de Aistra (una de las más antiguas de la provincia, no en vano está datada entre los siglos IX y XII) destacable por los enterramientos perinatales habidos en su entorno. 

Siguiendo el camino pasamos un desvío y llegamos a un cruce, girando a la derecha en dirección a Araia, fin de nuestra jornada. 

A los pies de la sierra de Aizkorri-Aratz

De allí parte la tercera etapa de nuestro recorrido, 40 kilómetros con un desnivel de 572 metros y tiempo estimado de viaje de unas tres horas.

Partimos de Araia pedaleando por carretera, tomamos dirección Sur ignorando las marcas de Gran Recorrido (identificadas con colores blanco y rojo) que nos llevan camino de la sierra por un recorrido impracticable en bici. Siguiendo por la A-3020 cruzaremos sobre la N-1 para llegar a una rotonda en la que debemos buscar el polígono industrial Okiturri. En la siguiente rotonda continuamos por la A-3018 hacia Salvatierra de forma paralela a la N-1 hasta desembocar en la A-2128 que conduce a Opakua (km 11). Aquí nos enfrentamos al puerto del mismo nombre. Tiempo de sudar pues son 5 kilómetros al 5,9% con algunas malas rampas del 11 y hasta el 13%.

Culminado el ascenso toca bajar hacia la histórica villa de Kontrasta (1226), ya en el Valle de Arana (km 22,8). La misma carretera por la que viajamos, la A-2128 nos llevará a la localidad de Uribarri Harana en donde retomaremos la señalización del GR 120 (la ya mentada Ruta de los tres templos), y por una parcelaria alcanzamos Alda. Siguiendo las marcas blanquirojas del GR 120 llegaremos a San Vicente de Arana (km 30). Buscamos la iglesia del mismo nombre (tan bonita que es un crimen no visitarla) y tomamos por la calle Uriondo. Cuidado que aquí se bifurcan las dos opciones del GR 120 y aparecen otros itinerarios de pequeño recorrido y la senda de pastoreo GR 282. Nosotros continuamos por el denominado Camino de los Alaveses y tras marchar durante unos tres kilómetros llegamos a un cruce de caminos. Tomamos el de la izquierda y así llegamos a Orbiso (km 37,6), villa que atravesaremos para seguir pedaleando por la A-4161, desviándonos al poco por camino asfaltado que sale a nuestra derecha conduciéndonos a la carretera A-2128, encontrándonos luego con el trazado principal del Camino Ignaciano procedente de Antoñana que nos lleva al final de esta etapa tras cruzar la A-132 extremando las precauciones, dada la gran intensidad de tráfico existente en dicha zona.

La última etapa

Queda señalado que esta es la postrera jornada de nuestro Camino Ignaciano por tierras alavesas, quedando para quien lo desee continuar camino por La Rioja y llegar, quizás, a Manresa. La etapa de hoy, con salida en Santa Cruz de Campezo y meta en Navarrete, tiene un recorrido de 50 kilómetros con 689 metros de desnivel, pudiendo realizarse en poco más de cuatro horas.

Partimos por un camino de tierra conocido como senda de la Torca que discurre a los pies de la sierra de Kodes. Entramos en tierras navarras siguiendo la señalización del GR 1 que en este tramo coincide con el Camino Ignaciano. Llegados a la villa de Genevilla (km 5,4) dejamos la señalización del GR 1 y continuamos por la NA-743. Tras subir al puerto de Lapoblación llegamos más tarde al pueblo del mismo nombre (km 14), al pie mismo de la Sierra de Cantabria. Seguimos por carretera hacia Meano. Aquí nos encontramos con el Camino Ignaciano utilizado por los senderistas, camino medianamente ciclable, si bien es preferible seguir por la NA-7300 hasta Kripan (km 20,3), bonita villa rural de aparente origen romano. Continuamos rodando por carretera en dirección Elvillar – Laguardia, saliéndonos primero al encuentro la señalización del dolmen de Los Llanos y luego la del sendero blanquirojo del GR que, rodeado de viñedos, nos conduce a Laguardia (km 31,4). Inevitable hacer otro alto para visitar este municipio que conserva casi intacto su trazado medieval, custodio de las iglesias de San Juan y Santa María de los Reyes, con el imponente pórtico gótico policromado de la última de ellas.

Seguimos ruta por el mismo Camino Ignaciano que utilizan los peregrinos a pie y siguiendo la pista que conduce al este, alcanzamos un cruce en el que abandonaremos la variante GR 120.2 que se dirige a Elvillar. Cruzamos la carretera y tras pasar por las inmediaciones de las lagunas de Carralogroño y Carrabalseca (especialmente agradables de visitar en primavera y otoño por la mayor abundancia de aves) distante unos siete kilómetros de Lapuebla de Labarca (km 40,9). Atravesamos la villa por la Calle Real y cruzamos el puente sobre el Ebro. A partir de aquí el camino Ignaciano no está homologado como sendero de Gran Recorrido, por lo que habrá que estar atento a las flechas que nos indican el camino a seguir. Continuamos por la LR-251, pasando luego un puente del ferrocarril. Tomamos un camino a la izquierda y así nos unimos al GR 99, el Camino Natural del Ebro, sendero de gran recorrido que nace en Fontibre (Cantabria) y muere en Deltebre (Tarragona), permitiéndonos llegar a las inmediaciones de Fuenmayor (km 45,3).

Quedan apenas cinco mil metros para terminar nuestra etapa. Lo hacemos tomando la carretera Logroño- Vitoria, buscando un camino de tierra que parte a la derecha junto a un canal de agua. Cuando el camino llega a la carretera continuamos por el arcén, pasamos bajo la A-68 y seguimos hasta rebasar el acceso al peaje de la autopista. Tomamos un camino de tierra que parte a la izquierda y al poco de pasar junto al peaje, tomamos una parcelaria a la derecha que nos conducirá a Navarrete entre viñedos. Termina aquí nuestro viaje, pero no obligatoriamente, pues la experiencia del Camino Ignaciano puede seguir viva en su camino de 450 kilómetros con meta en Manresa. El reto está ahí para quien quiera aceptarlo.

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