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La ruta del jamón ibérico, en bicicleta: por Huelva y la sierra de Tentudía

Las vistas, desde un punto de la ruta

Alejandro Villalobos

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En las estribaciones de Sierra Morena, en la Sierra de Aracena, camino de paso en la histórica Ruta de la Plata, Santa Olalla de Cala nos invita a regodearnos por una ruta que atraviesa valles y carreteras con tráfico testimonial. Allí, inmersos en el paisaje autóctono que conforma la dehesa, trepamos al techo de la Sierra de Tentudía, disfrutando de magníficas vistas de toda la comarca y sierras del sur de Badajoz y norte de Huelva.

El toque de clarines inicia el pasillo de los ciclistas junto al coso taurino en la calle Zorrilla de Santa Olalla del Cala. La plaza, levantada en 1911, fue la última en construirse de las denominada históricas dentro de la Sierra de Aracena. Este original coso, rodeado en su perímetro por sillares de granito, nos abre la puerta de toriles a nuestro peregrinaje serrano. Tras pasar el hostal restaurante Carmelo, hacemos el paseíllo en suave ascenso por la Avenida de Andalucía, en la histórica N-630, antigua Ruta de la Plata, para dejar en curva diestra la Plaza de la Constitución y ganar de inmediato la salida de la población. Rodamos por un falso plano en la N-630 y en un suspiro giramos a la izquierda para sumergirnos en la A-434, dirección a Cala-Fregenal (kilómetro 4).

A lo largo de un perfil suave y envueltos en el entorno típico de dehesa, con numerosas encinas, vamos calentando el GPS y la escala de valores altimétrica, alcanzando rápidamente el área recreativa Dehesa Tres Encinas, un lugar donde tomarse un relax y reponer líquidos. Continuamos nuestro pedaleo y entramos por un falso llano en Cala (km 13), villa que tiene como principal actividad productiva la cría y engorde del cerdo ibérico en sus dehesas. Y si paramos en época estival, recomendamos repostar líquido antes de rendir obligada pleitesía a la parroquia de Santa María Magdalena. El origen del templo se sitúa en el siglo XVl y el edificio ha conservado, pese a las muchas reformas, su primitiva impronta gótico-mudéjar. El retablo mayor es considerado la gran joya de la pintura mural del siglo XVI en la Sierra de Huelva. Obra tardogótica, el conjunto pintado al temple desarrolla un programa iconográfico dedicado a Santa María Magdalena.

Tras 'calar' bielas afrontamos una pequeña cota tras pasar el restaurante Casa Navalandrino. Enseguida el terreno invita a usar el plato de 53 dientes y casi sin darnos cuenta pasamos junto a la Fuente la Virgen, una zona de senderismo donde poder calzarnos las botas y dejar de pedalear en medio de un entorno natural. Ganamos unos metros (apenas 60) en los siguientes tres kilómetros que nos dejan en Arroyomolinos de León (km 25,1).

Inmersos en el paisaje autóctono que conforma la dehesa, trepamos al techo de la Sierra de Tentudía, disfrutando de magníficas vistas de toda la comarca y sierras del sur de Badajoz y norte de Huelva

Rodamos por la Avenida de Andalucía y de inmediato nos damos de bruces con la Iglesia Parroquial de Santiago el Mayor. Cuenta con una espadaña y una gran fachada que recuerda a los conventos coloniales de México. La portada de los pies es mudéjar y se encuentra enmarcada por un alfiz. Entramos en la población y es recibo narrar en estas líneas la imprescindible visita a sus molinos. Hoy día existen 32 restos de molinos en las riberas de los Arroyos Abismo-Morena y Valdelamadera, aunque algunos de ellos se encuentran en muy mal estado de conservación, con restos que a veces simplemente conservan una parte del cubo. La peregrinación a pedales va cogiendo aire serrano y lo que es peor, las rampas, algunas de dos dígitos, reclaman un punto extra de energía par poder superarlas. Dejando a libre elección desviarnos para trepar por el sendero del Monte Bonales, máxima elevación de Huelva a 1.055 metros, estamos en plena erupción física con rampas muy exigentes, aunque cortas. Nuestra siguiente parada, a ocho kilómetros largos, nos impone un buen calentón físico, endurecido para más inri por el viento frontal.

Nada más salir de Arroyomolinos tenemos cinco kilómetros de subida hasta llegar al precioso Mirador del Robledo o Puerto de la Media Legua (912 m). Aquí, quien lo desee, puede ir a pie o en Btt por el sendero a nuestra derecha que se dirige al Monte Bonales, o seguir las indicaciones que te dirigen al monasterio de Tentudía, que visitaremos posteriormente. 

Entre una profusa vegetación de alcornoque, monte bajo, castaños, pinos piñoneros y algunos robles, descendemos camino de Cabeza la Vaca (km 33,7), situada en un pequeño valle en la cota altimétrica 760 m. Entramos por la calle del Cura en fuerte descenso (15%) y nos dirigimos a contemplar la popular Cruz del Rollo y la Iglesia de Nuestra Sra. de los Ángeles.

Rodamos por la Avenida de la Constitución y nos paramos ante el coso taurino que data del siglo XVIII, envueltos por la fisionomía arquitectónica de la villa, a caballo entre Extremadura y Andalucía, con fachadas encaladas y tejados marrones de tejas árabe. Tomamos la EX-103 que nos acompaña durante los siguientes diez kilómetros en tenue descenso camino de Calera de León (km 43,6), ecuador de la ruta. Entramos a visitar la iglesia de Santiago Apóstol. Es una obra gótica tardía, de finales del XV, de una sola nave, amplia, cuatro capillas hornacinas en el lateral de la Epístola, sacristía y la capilla bautismal, hoy de Sagrario.

Con las piernas calentitas, comenzamos el ascenso al techo del viaje, el monasterio de Tentudía, que se bautizará como final de etapa de la próxima Vuelta ciclista a España. Tras dejar a un lado la ermita de la Virgen de los Dolores, en un cruce perfectamente indicado comenzamos el ascenso que nos dejará en apenas 9 kilómetros en la cima del santuario. El inicio impone y subyuga, con desniveles del 9 y 10% en una carretera rugosa. Para nuestro regocijo, tamaño calvario dura poco más de un kilómetro y disfrutamos de un respiro, con una bajada para coronar otras dos rampas duras, perder metros y encarar el escollo final de 4,2 km con 316 metros de desnivel envueltos entre robles y castaños. Para concluir, una curva al 8-9%  nos deja en la cima, a 1.098 metros sobre el nivel del mar, en un remanso de paz con vistas idílicas de Sierra Morena.

Las tropas cristianas veían cómo se acercaba la noche y no conseguían su objetivo. El maestre, desesperado, imploró a la Virgen: '¡Santa María, detén tu día!' Y se dice que el sol se detuvo en el horizonte el tiempo suficiente para lograr la victoria

El monasterio es una una iglesia-fortaleza construida en el siglo XIII y considerada como una de las mejores muestras del mudéjar español. La leyenda sobre el monasterio data del siglo XIII, durante la Reconquista, cuando Fernando III El Santo encargó a Pelay Pérez Correa, tomar a los sarracenos las sierras de la comarca de Tentudía. Durante la batalla decisiva, las tropas cristianas veían cómo se acercaba la noche y no conseguían su objetivo. El maestre, desesperado, imploró a la Virgen gritando: ¡Santa María, detén tu día! Y la tradición dice que el sol se detuvo en el horizonte el tiempo suficiente para lograr la victoria.

Volviendo un par de kilómetros sobre nuestros pasos, llegamos a un cruce donde la carretera se bifurca dirección Calera y Monesterio, nuestro próximo destino, al que llegamos tras bañarnos fugazmente en la presa de Tentudía y por un asfalto inmaculado y algún tobogán, entrar en la villa jamonera.

Estamos a 760 metros, en la Sierra de Tentudía, dominando el puerto de las Marismas que establece la frontera entre Extremadura y Andalucía y paso natural de la Vía de la Plata. Monesterio es, sin duda, la capital del oro rojo, el Jamón Ibérico. La localidad cuenta con un Museo dedicado a dar a conocer este producto tan suculento y emblemático de la localidad y de Extremadura. Allí, y tras degustar una ración de dicho manjar, visitamos la iglesia parroquial de San Pedro Apóstol, obra gótico-renacentista del XVI. Concluida la visita, soltamos piernas camino del destino final.

Toca meter todo el desarrollo que tengamos y seamos capaces de mover durante un descenso más pronunciado al inicio (5-8%) y en falso llano después hasta llegar al Complejo Leo, donde podemos parar a repostar víveres para buscar por la histórica N-630 los últimos 15 kilómetros. Rodamos sobre buen piso y con tráfico casi testimonial. Recorremos así los últimos compases de la ruta, echando el telón a los pies del castillo de Santa Olalla de Cala, de planta sensiblemente rectangular, alargada y donde brilla el buen estado de conservación de su Muralla. Toca bajarse de la bici, pues nos hemos ganado el degustar algunas de las chacinas y carnes de la zona, con especial brillo de su afamado oro rojo...

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Estas son algunas de las claves para hacer la ruta:

  • Ruta entretenida con cierta exigencia física.
  • La primavera es la mejor época para realizarla.
  • Ir sin prisas, embelesarse de los paisajes y degustar la gastronomía de la zona.
  • Visitar el Museo del Jamón en Monesterio.
  • Subir al castillo de Santa Olalla.

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