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Los límites de la disciplina de partido: el caso de San Bartolomé
El polémico centro comercial que el alcalde Eneko Goia quiere levantar en la ladera protegida -como parte de un bien cultural- de San Bartolomé ha conseguido una licencia de obras que, en mi opinión, es ilegal por estar vinculada a una modificación del Plan General de Ordenación Urbana de 2015 que incumple la dotación mínima de espacios libres y zonas verdes. Veamos la razón.
La nueva ordenación del barrio de Amara Viejo-San Bartolomé, objeto de regeneración urbanística que inicié como alcalde en 2009, no cumple las determinaciones que establece el artículo 6 del decreto 123/2012 del Gobierno vasco sobre cómo se debe realizar el cómputo de las dotaciones sobre espacios destinados a parques, jardines, plazas y zonas peatonales.
El citado decreto, que regula los estándares de dotaciones públicas, no permite computar como espacios libres aquellos en cuyo subsuelo se establezcan aprovechamientos lucrativos de titularidad privada y, por lo tanto, se hayan convertido en bienes no demaniales. Este es el caso de buena parte de los suelos que, aún no siendo computables, se recogen como dotacionales en la reforma del Plan General aprobado en 2015 por Goia y otros grupos de concejales para el barrio de Amara Viejo. Grave error.
Lo cierto es que bajo esos suelos se han construido aparcamientos privados. De ahí, por ejemplo, que la nueva calle Alto de San Bartolomé, computada como espacio peatonal, no tenga arbolado. Por otra parte, lo que llaman parque sin árboles (?) a situar en la ladera de San Bartolomé, tampoco puede ser dotacional porque el simulacro de mancha verde está sujetada a las paredes verticales o inclinadas del edificio comercial que es un aprovechamiento patrimonial privado de un fondo de inversiones.
El Plan Especial aprobado ocho años después, en enero de 2023, ha sido recurrido por diferentes entidades ciudadanas ante la sala de lo contencioso-administrativo del Tribunal Superior de Justicia del País Vasco. Por lo tanto, el Ayuntamiento se mueve en este expediente con una gran inseguridad jurídica.
Quienes intentan quitar importancia a las denuncias que está provocando el centro comercial olvidan que estamos, además, ante un proyecto insostenible fruto de un urbanismo especulativo que no aporta nada a la ciudad y perjudica al pequeño comercio local. No debería extrañar a nadie que, siendo miembro del PSE-PSOE, use mi libertad personal y la condición de ciudadano donostiarra para denunciar una operación urbanística que cuenta con el apoyo de los concejales de ese partido.
Ya expresé con mucha antelación, internamente y sin obtener respuesta, mi discrepancia absoluta. Con mayor motivo en los tiempos que corren, un partido no puede ser una secta ni debe funcionar sobre un eje disciplinario. Me llama la atención que ante las tres peticiones formales que he planteado a la Alcaldía para acceder a documentación del expediente, se me haya negado ese derecho recogido en la Ley de Transparencia y reconocido en las tres resoluciones favorables que he obtenido del Ararteko.
Mientras, se siguen cerrando comercios locales en pleno Ensanche de San Sebastián y se multiplican las franquicias impersonales y los supermercados. No pensemos que “las cosas pequeñas” de la vida municipal no afectan a la credibilidad de la democracia y no hacen necesario activar el valor de la participación ciudadana. Por eso confío en que al final todo se sabrá, aunque vivamos en un tiempo en el que la desinformación y la mentira se imponen.